Enrique Gómez Martínez Columna Semana

Opinión

Agridulce y trampa china

Porque el cuento de que la elección era fría y no era comparable es un cuento chino.

Enrique Gómez
27 de octubre de 2025

Con el uso descarado, y nunca antes visto en su magnitud, de recursos públicos, incluyendo el ostentoso cierre de campaña del pasado 24 de octubre, financiado y pagado con nuestros impuestos, el Pacto Histórico cierra una atrevida consulta en frío con resultados agridulces para la alianza de gobierno y para el país.

Sobornando políticos tradicionales, chantajeando alcaldes en todo el país con la retención de fondos de cofinanciación, presionando funcionarios y contratistas y metiendo oscuros refuerzos de las grandes familias del clientelismo, el Pacto Histórico estuvo lejos, con dos millones setecientos mil votos, del referente de los cinco millones y medio de votos del anterior ejercicio en 2022.

Como diría Echandía: ¿y entonces el poder para qué? Porque el cuento de que la elección era fría y no era comparable es un cuento chino. Como pensaba Echandía: el poder para irse con toda encima de la oposición y usar hasta el último denario o hectárea de baldíos para barrer en las elecciones.

Petro, sus aliados corruptos, coordinados por expertos como Benedetti, y sus aliados violentos, liberados en el territorio por el ministro Pedro Sánchez y empoderados por Montealegre y la senadora Zuleta, pedalearon fuerte el resultado.

La lista abierta al Congreso denota tanto el trajín de la maquinaria como la ampliada capacidad de convertibilidad de los likes en votos en el universo de los influenciadores mediáticos.

Pero a pesar de incorporar nuevas capacidades clientelistas y de compra votos de la política tradicional y del despliegue de sus redes de influenciadores, el Pacto Histórico se quedó corto. El resultado muestra la impopularidad real, amplia y profunda de la izquierda gobernante. Su base de adeptos se ve mermada y las ‘contrataciones’ de jugadores de la política tradicional resultará ser un arma de doble filo, sobre todo en el contexto de listas cerradas al Congreso. Los manzanillos no ponen, sino que se pueden contar y la locomotora Petro ya no jalará como antes, sepultada en su locura y desprestigio creciente. Esa es la trampa china de la política clientelista de siempre: hay que financiarlos con la corrupción y dejarlos que se cuenten.

Así que el riesgo que representa la agenda radical y comunista sigue vigente en el futuro del país. Ha quedado demostrado que son derrotables, los refuerzos de la politiquería a los que han debido acudir no son tan confiables y su desprestigio es real y profundo.

No pueden ganar en primera vuelta ni pasar seguramente a la segunda vuelta. Su presencia en el Congreso, sin las curules regaladas de las FARC, puede diluirse a menos de 10 senadores.

Pero no deben quedar con el poder de arbitrar la política que es lo que pretenden. Al petrosantismo no le dará asco aliarse con ellos. El lánguido ocaso de Fajardo y la necesidad de umbral de los partidos de centro-izquierda como Dignidad y Nuevo Liberalismo, les hará matizar aún más su discurso para arrimar a la izquierda radical, como ya lo evidenció el desesperado Profe en su vergonzante defensa del sátrapa narcótico de Petro. No demora Fajardo en ensalzar los logros del gobierno del cambio.

Para Roy la captura del voto petrista parece más fácil. Su laxitud moral y el hecho de ser el símbolo de la corrupción y el compromiso ético es la mejor carta de presentación. Los neo marxistas clientelistas confían en él para repartir equitativamente la torta, los grupos económicos le creen que les mantendrá sus privilegios y gabelas y que podrá domar al circo petrista, y la opinión socialista de las grandes capitales se tapará la nariz e ignorará la pestilencia del personaje para mantener su coherencia y adhesión a la causa. Narcos y terroristas verán en Roy un continuador confiable de la Paz Total. Alguien con el cual es posible seguir “negociando” hasta que devoren por completo el país.

La serpiente, el monstruo comunista está vivo. El riesgo de una simbiosis entre el establecimiento y la izquierda petrista se mantiene más que vigente. La enorme mayoría del país toma conciencia de que Petro y sus huestes son derrotables, de que no convocan y de que las herramientas del poder son limitadas.

Y la ciudadanía se mantiene furiosa e inconforme con ese establecimiento que nunca pierde y nunca arregla nada. Los “yoyas”, yo ya fui, yo ya estuve, yo ya hice, que ya tuvieron todos los puestos, todo el poder y no arreglaron nada y propiciaron impávidos el ascenso al poder Petro, mientras se ocupaban de proteger sus intereses y los de sus valedores empresariales.

Por ello, hay que mantener el curso con la única opción independiente, dispuesta a romper con el pasado de mediocridad, compromiso y debilidad con los violentos y el establecimiento, con el único candidato dispuesto a revertir la manipulación de nuestra historia, la inversión y destrucción de nuestros valores y la entrega creciente de nuestros impuestos a una clase dirigente insaciable, corrupta e indiferente.

Abelardo De La Espriella encarna la independencia y la renovación, el compromiso con la defensa inquebrantable de la ciudadanía frente a los criminales y los terroristas, el restablecimiento de los valores y una ética de eficiencia y eficacia en la acción del Estado para reducir su tamaño y ponerlo verdaderamente al servicio de los ciudadanos para llevar al país a una nueva instancia de crecimiento y desarrollo que permita que Colombia sea el hogar de todos los sueños y se logre el destierro definitivo de la dictadura marxista que añora Petro.

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