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Claudia Varela, columnista

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Ángel

Mi amiga Rossy lleva algunos años en Ciudad de México y siente que está allí por que debe estar.

Claudia Varela
25 de noviembre de 2023

Estaba sentada en la Roma, en una calle mexicana llena de encanto. Un café que más bien era leche dorada acompañaba una charla especial con una amiga especial. Hablábamos del destino, de la vida, del trabajo de la misión que se supone tenemos en este mundo. Al menos la que estamos descubriendo.

Mi amiga Rossy lleva algunos años en Ciudad de México y siente que está allí por que debe estar. Sin embargo, ella no vive en automático, trabaja mucho, pero se da el lujo de saber qué quiere y de buscar donde quiere.

Nos dedicamos un buen rato a mencionar el cuidado de la triada que siempre tengo presente, de perseverar por cuidar el alma, el cuerpo y la mente. Mientras comíamos unos ricos manjares mexicanos, y entendíamos con la comida por qué es tan difícil hacer una buena dieta allí (todo estaba delicioso) nos llegó la idea de entender los mensajes que nos da el Universo, de profundizar sobre la inteligencia espiritual.

Hablar de inteligencia tiene mucha historia, lo primero se da en 1900 cuando Ben Dover desarrolló el concepto de cociente intelectual, aquí la inteligencia se remite a una capacidad lógica-matemática y verbal, una racionalidad instrumental, una capacidad para el control técnico del mundo. Razón pura.

Posteriormente Howard Gardner y un grupo de pensadores de Harvard en 1967 vieron una visión más plural de la inteligencia y desarrollan un modelo de las inteligencias múltiples reconociendo diversas facetas del conocimiento y estilos cognitivos de las personas. ¡Qué felicidad saber que de alguna manera se podía ser inteligente, con la primera aproximación era más complicado!!

Gardner habla de ocho inteligencias, la lógico-matemática, lingüística, musical, corporal, espacial, interpersonal, intrapersonal y naturalista.

Esto luego lleva a Daniel Goleman a desarrollar la famosa inteligencia emocional, definida como la capacidad de mantener la calma y dominar la impulsividad, la auto motivación y la perseverancia, de superar la frustración mejor dicho de regularnos para empatizar, confiar y fluir.

Yo misma hablo en mi libro DiversIQ de la inteligencia para navegar la diversidad básicamente a través de la magia del autoconocimiento. Y por supuesto está la inteligencia espiritual

El camino es largo si hablamos de inteligencia. Y con Rossy en nuestra charla en esta tarde mexicana estábamos un poco filosóficas sobre el encuentro de lo que uno verdaderamente quiere. Y recordamos que la Inteligencia Espiritual es la inteligencia primordial; es la inteligencia que nos permite afrontar y resolver problemas de significados y valores, ver nuestra vida en un contexto más amplio y significativo y al mismo tiempo determinar qué acción o camino es más valioso para nuestra propia existencia. Es la manera armónica de manejar las otras inteligencias.

Fue cuando de repente apareció un ser en la terraza, un hombre de unos 70 años de pelo largo que salía despeinado a los dos costados de un sombrero de copa. No sé de dónde apareció. Nos dijo que si creíamos en la poesía. Lo miramos y sonreímos. Le entregó a ella un dibujo y le recitó un poema hermoso de su autoría. A Rossy le encantó, sacó su billetera y me dijo que si yo quería una pieza de sus diseños.

El señor escoge un dibujo y empieza a hablarme mientras me mira. “celebra tu vida en todo lo que vale; el aire que respiras, cada una de tus moléculas, todos tus planetas interiores, los soles, las lunas que te recorren, te acompañan, te iluminan….celebra el agua viva de tu sangre, de tu espíritu, la ventana abierta a la libertad de tu mirada, a la belleza de tu corazón.”

Me sonrió mientras yo sentía que mi padre desde el cielo me estaba hablando. Le di las gracias por que me dio ánimo para entender por qué a veces hay malas noticias, que al final no son malas solo son noticias.

Se fue con una sonrisa y mientras desaparecía me di cuenta de que se llamaba Ángel. Así firmaba el dibujo que nos entregó.

Era el día de Acción de Gracias, aunque no tengo nada de gringa, respeto y amo el día de acción de gracias. Un espacio único para celebrar justamente que la vida está ahí para algo, no para verla pasar, para celebrarla. Gracias Rossy. Gracias Ángel Gregorio. Gracias México. Gracias Maren.

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