
OPINIÓN
Apertura, prisioneros de guerra, vándalos y migrantes
Cualquiera que sea el próximo gobierno, podría encontrarse con una compleja situación.
Resulta sorprendente la fotografía de algunos militares venezolanos, liberados como “prisioneros de guerra” por los grupos armados colombianos que operan en ese país. Más sorprendente aún es que, a pesar del hermetismo de las fuerzas armadas, se dice que en la acción fueron muertos también otros 16 militares.
Hace algunos años, los venezolanos jamás se hubieran imaginado que esa escena se podría dar en su propio país, la poderosa y floreciente Venezuela. Lo que es peor, que estos grupos armados llegarían a tener el control real de muchas regiones de ese bello país.
Por más que las fuerzas armadas venezolanas estén totalmente politizadas y comprometidas con el socialismo del siglo XXI, habrá muchos de sus miembros, así como de la gente “de a pie”, que seguramente se preguntarán si la virtual ocupación de regiones de su patria por grupos armados extranjeros dedicados al delito, que suplen a las autoridades civiles y militares, es compatible con el sublime nacionalismo que se les infundió.
Cuando se presentan conflictos armados en un país, tarde o temprano los estados limítrofes resultan involucrados, a menos que se tomen medidas severas para evitarlo. Ecuador estuvo en esa situación, cuando las Farc se instalaron en su desguarnecida frontera con Colombia. Pero el Gobierno, en una forma u otra reaccionó cuando se dio cuenta de que iba caminando hacia el desastre y que los ecuatorianos y sus fuerzas armadas serían en breve, víctimas de las cuadrillas a las que estaban protegiendo.
Cualquiera que sea el Gobierno que venga, lo peor que le podría pasar es que encuentre un país empobrecido y acabado por cuenta del vandalismo y de los bloqueos, con masacres cotidianas derivadas del narcotráfico pero que quedan adormecidas y atenuadas por las noticias de las lesiones de James Rodríguez.
Se va encontrar con un país que va tener que importar petróleo; de sufrir por la progresiva disminución de la demanda mundial de carbón; de afrontar los cultivos de coca, así como la minería ilegal, que está generando un dramático ecocidio. Va a ser testigo de que se secan los ríos, se acaban los bosques y se arrasa con la fauna y la flora de las que nos hemos sentimos tan orgullosos.
Tampoco el próximo Gobierno tendrá al lado, como sucedió durante muchos años, a la próspera Venezuela de otros tiempos, con la que Colombia alcanzó a llegar a una balanza comercial de 8.000 millones de dólares. Encontrará a un vecino en condición desastrosa, del que seguirán saliendo miles a los que Colombia deberá proveer de empleo, salud y educación.
Precisamente el Gobierno colombiano ha anunciado la apertura de la frontera con Venezuela y Maduro propone que se adopten medidas de coordinación. Acusando a Duque de que les va enviar las nuevas versiones del covid. ¡Qué cosa!
Ahora que estamos entre los países con mayor número de contagios y de muertes en el mundo, en el que las UCI de las principales ciudades de Colombia están colapsadas y centenares de personas esperan que alguno se muera, para ocupar su cama.
¿Sera el momento adecuado para abrir la frontera? Como se decía hace mil años, en las series de acción de El Fantasma en varios episodios: “Lo sabremos en el próximo capítulo”. Ojalá no se equivoque el Gobierno , como lo hizo en la reforma tributaria. El actual ministro de Hacienda está haciendo lo que no se hizo.
(*) Decano de la Facultad de estudios internacionales, políticos y urbanos de la universidad del Rosario