
OPINIÓN
¿Atrapados sin salida?
El narcotráfico ha acabado con la Venezuela soberana y nos tiene a nosotros metidos en un laberinto
Para un país como Venezuela debe resultar profundamente ofensivo que grupos armados extranjeros se enfrenten en su propio territorio y que tengan el control real de varias regiones del país.
Incluso se dice que uno de los jefes de estos grupos está proyectando salir del país con la ayuda del gobierno, para eludir a sus propios esbirros. La diferencia es que, si viaja a Cuba, allá podrá permanecer, pero con muchas limitaciones. Si resuelve ir a Nicaragua, será personaje influyente con el dúo Ortega-Murillo.
Miembros de sus fuerzas armadas, bolivarianas, chavistas o maduristas, han caído abatidos en medio de estas confrontaciones, generadas además por el narcotráfico. ¿Será acaso que las fuerzas armadas y las grandes masas de la población venezolana han ido perdiendo paulatinamente la sensibilidad?
No es posible que “el bravo pueblo” haya llegado a esa situación. Olvidó acaso que sus jefes militares, con el Libertador a la cabeza, contribuyeron a la independencia de cinco naciones y que después el país enfrentó en forma solitaria y valiente el aberrante bloqueo de las flotas británica, alemana e italiana a sus puertos entre 1902 y 1903, porque el gobierno no había pagado la deuda a algunos banqueros de esos estados.
Quién iba a pensar que las Llanuras de Apure que acogieron a las tropas victoriosas de Páez servirían más tarde de refugio a bandidos colombianos.
Aquí también se nos olvidó que fuimos de los mayores productores de café del mundo; de caucho, cuando era “oro blanco”; de quina, el único paliativo en ese entonces contra el paludismo; de tabaco, cacao y banano, por los que competíamos a escala mundial. Con una industria textil y fábricas que era ejemplo en el continente.
Parecería que ahora estamos en un callejón sin salida, atrapados por el problema del narcotráfico y todo lo que conlleva. Las consideraciones que hacen los talibanes actualmente en las zonas rurales de Afganistán, sobre los cultivos de amapola y la producción de opio, son las mismas que expresan cultivadores de coca en Colombia.
Aducen que mientras con cultivos tradicionales precariamente pueden sobrevivir, con la amapola se aumentan sus ingresos y que ningún producto agrícola podría sustituirla. En Afganistán hubo aspersiones aéreas. Sin embargo, con aspersiones o sin ellas, seguirá siendo un gran productor de opio.
Hay centenares de propuestas para enfrentar en Colombia la producción de cocaína. Hubo también aspersiones, lo cierto es que también con aspersiones o sin ellas, seguiremos siendo los grandes productores de cocaína.
Mientras eso persista y a menos que algo extraordinario ocurra, será muy difícil salir del laberinto, con cualquier gobierno de izquierda, de centro o de derecha. La retórica y el populismo en ese tema continuarán, y, la corrupción y la inseguridad urbana y rural, por consiguiente seguirán prevaleciendo.
*Decano de la facultad estudios internacionales, políticos y urbanos de la universidad del Rosario.