Home

Opinión

Artículo

OPINIÓN

Cruzar la raya

Primero llegó la carta de 15 reconocidas firmas de abogados respaldando su gestión. Más tarde vino una similar que incluía las rúbricas de 34 empresarios adscritos a la Cámara Colombiana de la Construcción. En la mitad -no sé exactamente- habría de llegar la llamada de su primo Luis Alberto Moreno para ofrecerle su ayuda conversando con algunos directores y presidentes de medios de comunicación.

José Manuel Acevedo M., José Manuel Acevedo M.
6 de octubre de 2017

A Luis Fernando Andrade, expresidente de la Agencia Nacional de Infraestructura, le han sobrado amigos que públicamente lo respaldan y, en cambio, le han faltado consejeros que le hayan hecho ver los errores que cometió. Quizá fue eso lo que le pasó durante su gestión: nunca tuvo a nadie a su lado que le dijera que no solo se yerra con la acción sino también con la omisión. O fueron las irresistibles presiones de un mandato que se atravesó con un cuestionado proceso de reelección presidencial. O fue la falta de carácter o una explosiva mezcla de todas esas cosas.

Andrade no se robó un peso. Eso también está claro. Lo que ocurre es que cuando se ejerce una responsabilidad del tamaño de la dirección de la ANI y en general cualquier función pública, no sólo se debe ser sino también parecer.

Por las razones que fueran, Andrade cruzó la raya. Fue mucho más que un tipo querido que recibía amablemente a los parlamentarios, a los lobistas y a los empresarios del sector. Se excedió en ‘diligencia’ con algunos y terminó entrampado en un juego del cual todavía no ha podido escapar.

Sabía, como lo admitió en su interrogatorio en la fiscalía, que Roberto Prieto, entonces gerente de la campaña reeleccionista del presidente Santos, le preguntaba con un interés más allá de lo normal no una sino varias veces, en por lo menos seis reuniones, por el avance de la adición de la vía Ocaña-Gamarra en el marco del contrato de la Ruta del Sol sector 2. Cuando pudo frenar esas conversaciones no lo hizo y en su lugar continuó con los encuentros.

El doctor Andrade nunca supo -o nunca quiso, que es peor- poner el pie en el freno. Después de nueve veces de verse con el Ñoño Elías, una de ellas en un incómodo encuentro en el apartamento del mencionado senador en el que lo esperaba el presidente de Odebrecht en Colombia, siguió frecuentando su casa y en agosto de 2015 le ayudó al Ñoño a conseguirle colegio a sus hijos y recibió para su señora una fina cartera que le envió el congresista en agradecimiento.

Si Andrade hubiera sido costeño y se llamara Alfredo Escobar Araujo y lo que recibiera no fuera una cartera sino unos “botines de todo su gusto”, tal vez ni las firmas de abogados ni los distinguidos empresarios hubieran enviado misivas de respaldo. Sin embargo, el exmagistrado de marras y el expresidente de la ANI, comparten una misma conducta que podrá o no llamarse delito, que podrá considerarse o no falta disciplinaria pero que tiene una idéntica y lamentable descripción: ambos cruzaron la raya.

Y ese ‘ir más allá de lo debido’, ese ‘decir algo más de lo que tenía que decirse’ llevó al doctor Andrade a lo más grave: según la declaración rendida por el Ñoño Elías ante la fiscalía “Andrade le sugiere a Martorelli recortar la propuesta (de la vía Ocaña-Gamarra), ajustándola al 50% o menos con el objetivo de evitar tener que ir a licitación pública y asegurar la adjudicación del contrato de manera directa por adición como efectivamente ocurrió”.

Si alteró o no los registros de ingresos de la ANI, si le pidió al Ñoño que patinara una proposición en la ley de presupuesto para arrogarse funciones de conciliación con Odebrecht, si debe ir a la cárcel y por cuánto tiempo o si el procurador debería inhabilitarlo, tendrá que valorarlo y decidirlo la justicia.

Lo cierto es que al doctor Andrade y a todos los que quieren servir en el sector público les debería quedar una lección: no sólo quien roba es corrupto. También es cómplice quien ante las señales reiteradas de corrupción no hace nada para detenerla y sigue yendo una y otra vez a cenar a la casa de los corruptos.

Twitter @JoseMacevedo   

Noticias Destacadas