OPINIÓN

Debates y campañas electorales

Después del debate televisivo en los Estados Unidos y del inicio de la campaña electoral en Colombia, parece que “todo vale”

2 de octubre de 2020

El debate entre el presidente Trump y el exvicepresidente Biden, sobre el que tanto se ha hablado, desprestigia a los Estados Unidos ante el mundo y le resta autoridad moral en muchas crisis foráneas en las que ha venido interviniendo.

Además, es muy dudoso que haya influido en la intención de voto de los norteamericanos. Más bien puede haber dejado la sensación de que ninguno de los dos debe ser el próximo presidente.

El léxico de los contendientes en el debate fue similar al utilizado, desde hace varios años en Venezuela contra los Estados Unidos y Colombia, primero por Chávez y luego por Maduro.

Ni en el discurso de Roosevelt declarando la guerra a los países del Eje después del ataque japonés a Pearl Harbor, ni en la declaración de Bush para iniciar la operación “Desert Storm” con ocasión de la invasión a Kuwait por Sadam Hussein, se utilizó un lenguaje similar.

Pero más que una cuestión de léxico, la autoridad moral del gobierno norteamericano para liderar el cambio de régimen en Venezuela podría debilitarse. Le será difícil hablar con la misma fluidez de la corrupción generalizada y del enriquecimiento de Maduro y de sus más cercanos colaboradores, cuando el mandatario norteamericano elude impuestos, aunque sea “legalmente”.

Mientras que en los Estados Unidos culmina la campaña presidencial, en nuestro país se está iniciando un año antes, utilizando procedimientos infinitamente más peligrosos para obtener a toda costa el poder, llegando incluso al riesgo de dar patente de corso al vandalismo.

La discusión se centra en que, si la policía debe ser como la francesa, la norteamericana o la japonesa. Con la circunstancia de que nosotros no somos ni Francia, ni Estados Unidos, ni Japón, países en los que también se ha acusado a la policía de abusos y atropellos.

Vuelve a la mente un episodio en la primera campaña presidencial, entre Antanas Mocus y Juan Manuel Santos, cuando en inefable JJ Rendón, asesor de Santos, “emboscó” a Antanas Mocus. Cuando el periodista de una emisora que nadie conocía, le preguntó sobre qué pensaba sobre las fuerzas armadas, el candidato expresó, ingenua pero transparentemente, que ojalá no existieran como en Costa Rica.

De nada sirvió que se aclarara que Costa Rica no tenía ejército porque era un país en paz y que eso sería lo deseable. De inmediato Santos y sus asesores difundieron maliciosamente la noticia de que Mocus había afirmado que acabaría con las fuerzas armadas. Hubo alarma, no solo dentro de las fuerzas armadas, sus familiares y allegados, sino también en muchos sectores de la opinión nacional. No importaba que la afirmación no fuera cierta…de todas maneras funcionó.

Igualmente, mientras que Santos afirmó que gravaría en piedra la promesa de que no aumentaría los impuestos, Mocus otra vez honrada pero ingenuamente, expresó que era indispensable hacerlo. Hubo una reacción generalizada en contra de Antanas. Sobra decir que, fue lo primero que hizo Santos cuando llegó a la presidencia.

Parece pues que ahora en las campañas electorales y en los debates televisivos “todo vale”, como en los combates de lucha libre tan populares en México…

(*) Decano de la facultad de estudios internacionales, políticos y urbanos de la universidad del Rosario

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