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El ‘nuevo normal’ del petróleo

Antes de la pandemia era imposible imaginar un mundo sin petróleo. Ya no. El coronavirus aceleró las condiciones y afectará la demanda a largo plazo del crudo.

Alfonso Cuéllar, Alfonso Cuéllar
25 de abril de 2020

Una de las actividades más divertidas era pronosticar el precio del petróleo. Lo simpático es que casi nunca se atinaba. El precio no dependía de las leyes de la demanda y la oferta. El factor X es el geopolítico, que influencia la subida y la bajada de los precios. Los traders jugaban a esa incertidumbre; una ruleta rusa de posibilidades.

Sin embargo, lo qué pasó en estas semanas no estaba previsto. Era un evento de cisne negro, algo tan poderoso que rompió paradigmas. Por definición, son eventos imposibles de prever, que surgen de la nada. “Nadie se imaginó una crisis de este nivel –dijo Daniel Yergin, experto en energía global y director de IHS Markit–. No existía el escenario”.

El panorama es un precio del petróleo WTI menor a cero: cotizó en -37,66 dólares por barril el lunes pasado. Hablan de que fue extraño, posiblemente una falla del sistema; que en el mediano y largo plazo el precio se normalizará a 20 dólares. Se equivocan: el lunes 20 de abril la industria petrolera experimentó un shock histórico y sin contemplaciones. Nada va a volver a ser igual. La crisis del coronavirus tomó otra víctima: la era del petróleo comenzó su declive. La covid-19 le dio un empujón inesperado a una tendencia que se estimaba tomaría algunas décadas más.

Antes de la pandemia era imposible imaginar un mundo sin petróleo. Ya no. El coronavirus aceleró las condiciones. La crisis de la covid-19 afectará la demanda de largo plazo del crudo. Centenares de millones de personas están en casa trabajando. El afán de viajar ya no existe y, con el tiempo, será cada vez menor. El interés de hacer reuniones uno a uno ya no es fundamental como antes. Hay opciones económicas que serán cada vez más útiles, al fin y al cabo capitalismo es capitalismo. Las aerolíneas no serán lo mismo ni el transporte igual. La defensa por la naturaleza aumentará.

Según IHS Markit, dejamos de producir 30 millones diarios de crudo en el mundo, una reducción de 30 por ciento. La recuperación de esa producción tomará años si es posible. El pronóstico es que no, el mundo cambió e irá hacia una economía de energías alternativas.

Una encuesta de Axios en Estados Unidos encontró que solo 29 por ciento de las personas iría a un restaurante o a un bar. Y solo 15 por ciento viajaría en un avión; 15 por ciento. Si así piensan los norteamericanos, ¿cómo será en Europa, Asia o América Latina?

Al sector petrolero le espera un desafío inmenso para nuevas inversiones en proyectos de exploración. El famoso fracking entra a cuidados intensivos.

Durante años esta industria analizó el dilema de la caída de la demanda, dado el calentamiento global. Hoy los productores de petróleo deben interpretar el caos del coronavirus como lo que es: no una aberración sino una señal del futuro.

Ni hablar de la Opep. Una organización que ya no impone el precio y es una reunión de dinosaurios. Eso quedó claro este mes. Acordaron reducir la producción en diez millones de barriles por día y el precio siguió cayendo. La Opep ya no existe con su poderío anterior. Y ahora, después de la covid-19, menos. 

En este ambiente, Colombia y su sector petrolero que estaba floreciendo, quedaron a merced de la incertidumbre del mercado global. La ACP le comentó a John Jairo Ocampo, exjefe de prensa de Juan Manuel Santos, que el recorte de la producción de petróleo sería en los Llanos Orientales, seguido por el Valle Medio del Magdalena y el Putumayo. Entre 25 y 30 campos juntos podrían dejar de producir 100.000 barriles diarios si el precio del brent se mantiene por debajo de 25 dólares.

Imposible imaginar un escenario más complejo para el petróleo en Colombia y el mundo. Es una realidad.

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