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Poly Lopez

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El coronavirus me sacó de la depresión

“La vida me dio una cachetada, ya no lloro por lo que no vale la pena, se me olvidó toda mi tristeza y mi depresión, pues ahora siento que lo único importante es que estoy viva”.

20 de enero de 2021

Hace unos meses llegó a mi consulta una joven de 24 años, quien me reportó que se sentía muy triste, sola y melancólica, “casi nunca he estado bien, hace poco llegué de Europa en donde me encontraba estudiando, regresé un poco antes de la cuarentena y en octubre ya empecé a sentir que estaba en depresión; quisiera sentirme plena conmigo misma y no lo logro”.

¿De dónde nace tu tristeza?, pregunté al ver que se le había quedado como incrustada en el alma…

“Nada, pues quisiera tener una relación, quisiera ser más flaca, mi tristeza nace de mi inseguridad, soy muy introvertida, soy insegura de mi físico, soy remiedosa, temo quedarme sola y mi ex me lastima y además me engañó”.

Empezamos entonces un viaje espiritual de sanación interior y restauración emocional, para que esta bella “niña-mujer” se empoderara y encontrara en su interior la poderosa fuerza de su espíritu.

Comencé a hacerle el Scanner del alma; como médico de almas esta es una práctica que hago al iniciar un proceso de transformación. Cuando a usted le duele alguna parte de su cuerpo, debe ir al médico, quien por lo general le manda a hacer un scanner de aquella parte del cuerpo que le duele, para encontrar un diagnóstico y una causa.

En el mundo emocional funciona igual, cuando le duela el alma, lo que le recomiendo es que aprenda a hacer un scanner del alma para reconocer el origen de su dolor.

El Scanner del Alma se realiza reconociendo las emociones predominantes que están presentes en su interior, en este caso de mi consultante, la herida que aún sangraba en su interior en ese momento era la de “no sentirse digna de ser amada”.

Continué entonces con mi acompañamiento, el cual consiste en diseñar una ruta de navegación, para llegar a ese puerto que se quiere alcanzar: la paz interior y la liberación del dolor.

Descubrimos juntas en ese viaje hacia su propio corazón, que su Tarea Espiritual era aprender a amarse a ella misma, aprender a poner límites y aprender a decir no cuando necesitara proteger su dignidad; pues de tanto perdonar y perdonar a las personas, sentía que se había quedado sin amor propio, como si hubiera perdido su valor. Había hecho maestría en perdón, olvidándose de sus necesidades emocionales.

Reconocimos sus temores y sus sombras y así fuimos adentrándonos en la dimensión más profunda del océano de su vida, para bucear en su historia, en su existencia, con el propósito de resignificar cada vivencia y encontrarle el aprendizaje oculto.

Llegó la Navidad y el 22 de diciembre interrumpimos consulta para retomar en enero.

Continua su relato en nuestra primera sesión del año:

“El 24 de diciembre mis padres y yo no pudimos celebrar, nos dormimos temprano con mucho malestar, pues habíamos caído enfermos por el bicho del coronavirus, habíamos ido a un centro comercial, habíamos recibido domicilios, no sabemos cuándo ni cómo nos pudimos contagiar” me comentó…

“Mi madre tiene 53 años y mi padre 56, fue entonces cuando comencé a valorar a mis padres, específicamente en el desgarrador momento en el que me quedé íngrima y sola, enferma en mi casa, pues en la tenebrosa noche del 29 de diciembre a las 2 am una estruendosa ambulancia se llevó a mamá y otra, a las 4 am se llevó a papá, los vi alejarse de mi casa, bañada en lágrimas, dejándome como abandonada, con mi angustia y mi temor. Sentí que no los volvería a ver, como si me los estuvieran arrancando de mi vida”

“Estamos todos en shock estuvieron realmente cerca de irse los dos y ahora estamos totalmente seguros de que regresaron a casa porque son un milagro, aún seguimos convalecientes, ¡pero estamos vivos! ¡Estamos vivos!”

Hice entonces una pregunta poderosa:

¿Cómo quisieras vivir esta segunda oportunidad?

La vida me dio una cachetada, ¡el covid me sacó de mi depresión!

“Ahora quiero simplificar mi vida, ser menos perezosa, nos habíamos habituado al caos, éramos complicados, muy cómodos, la fe y la oración fueron nuestro polo a tierra y lo seguirán siendo, queremos conectarnos emocionalmente entre nosotros, quiero eliminar mis redes sociales para reconectarme conmigo, seguir trabajando en mi salud mental y emocional para crecer como persona. Antes cuando llegué a consulta sentía un vacío en mi pecho y ahora me siento plena y feliz, estoy dedicada a cuidar a mis padres que siguen con oxígeno permanente y a mi trabajo ¡Ya no lloro, ahora valoro la vida!”

Mi “niña-mujer” y yo compartimos este relato como medicina sagrada del alma pues estamos viviendo tiempos poderosos de transformación, si nos detenemos a pensar en los milagros ocultos que nos regala cada crisis, cada lágrima y cada dolor.

Mi píldora para el alma: cuando sales de tus momentos de oscuridad y comienzas a ver la luz, descubres que tus ojos estaban vendados, pero tu luz interior jamás dejó de brillar.

Paula López Espinosa

Escritora de Literatura Espiritual y Coach de vida

@paulalopezescritora

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