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El ELN no se puede quedar por fuera

Es buena noticia que la comisión facilitadora para la paz con el ELN se haya reactivado.

Luis Eduardo Celis
6 de febrero de 2013

El país vuelve a discutir sobre el ELN, por la vía negativa: secuestró a mediados de enero a seis ingenieros en el sur de Bolívar, entre ellos, dos peruanos y un canadiense, y anunció que tiene en su poder desde hace varias semanas a dos ciudadanos alemanes, de quienes afirmó que no se conoce se procedencia. Se trata de una situación complicada, que vuelve  a evidenciar que el ELN es una fuerza que se mantiene en el conflicto, pero perturbando por la vía negativa.

No hay un proceso abierto de diálogos y negociaciones con esta agrupación, a pesar de que en reiteradas ocasiones ha manifestado su interés en buscar un proceso de paz. En este propósito, no han sido menos de veinte las intervenciones de su máximo jefe,  Nicolás Rodríguez Bautista, desde que se posesionó el presidente Juan Manuel Santos. A cada declaración de interés en un proceso de entendimiento, la respuesta gubernamental ha sido el silencio. No hay oídos receptivos en el gobierno, por lo menos hasta el momento, al discurso de paz del ELN. La pregunta es ¿por qué?

El gobierno quizá considera que el ELN no ha dado muestras concretas de estar seriamente interesado en distensionar el conflicto y ganar un espacio de interlocución, algo que sí han hecho las FARC: liberaron a todos los policías y militares en su poder, anunciaron la renuncia pública al secuestro,  construyeron una agenda acotada. Es posible que Santos asuma que sin algún tipo de iniciativa por parte del ELN, sea muy difícil iniciar un proceso. Del lado del ELN, son renuentes a los gestos unilaterales y argumentan que en el pasado tuvieron muchos gestos unilaterales: liberación de policías y militares en su poder, compromisos de no afectar la infraestructura petrolera y energética y que estos gestos no ayudaron a un camino de entendimiento.

De otro lado, es factible que el gobierno esté pensando que si avanza con las FARC, el ELN vendrá a sumarse al acuerdo que construya con la guerrilla de mayor fuerza y presencia. Grave error: el ELN es una fuerza de carácter y no le gusta que le den trato de segunda.  Es posible que los contactos secretos –que con plena seguridad han mantenido emisarios del presidente Santos y del ELN- no hayan dado los resultados esperados. Voces informadas dicen que esos contactos se suspendieron en septiembre del 2012, y el gobierno ha tratado de retomarlos desde diciembre pasado, pero las dos partes estén muy alejadas para iniciar un proceso abierto.

Creo que tanto el gobierno como el ELN están en el mismo plano: la convicción íntima de que lo mejor para Colombia, para ellos dos, es buscar un entendimiento y construir un acuerdo. Esto es lo que viene animando el proceso con las FARC. Pero hay dificultades, y las principales tal vez están en el tamaño de la agenda: el ELN aspira a que contenga más temas que los pactados con las FARC, y que incluya a muchos actores sociales y políticos participando de manera directa. Estos dos puntos serían los que alejan al gobierno de emprender de manera consistente un proceso con esta guerrilla, tan arraigada y con tanta experiencia, y que, a pesar de ser más pequeña que las FARC, tiene un anhelo profundo de dejar su huella en la historia de Colombia, aportando a remover obstáculos reales que han impedido que este sea un país con más equidad, democracia y desarrollo.

Un proceso de diálogos y negociaciones con el ELN es deseable, posible y conquistable. En este escenario hipotético, es buena noticia que la comisión facilitadora para la paz con el ELN se haya reactivado, con el liderazgo de Jaime Bernal Cuéllar, Horacio Serpa, Antonio Navarro y Alejo Vargas. Hacen falta actores con tanta experiencia y credibilidad, para ayudar a encontrar un camino de entendimiento.

Con los secuestros de las últimas semanas, el ELN puede encontrar en su pronta liberación un camino para abrir un escenario de encuentro con el gobierno del presidente Juan Manuel Santos. Ya es tiempo de que considere, sin dilaciones, la posibilidad de anunciar que abandona el secuestro. Ello le abriría un campo de acción enorme a muchas de sus  propuestas.

* Asesor de la Corporación Arco Iris.

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