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El esequibo es solo el comienzo

Ante la posibilidad de un ataque contra Guyana, el gobierno colombiano permanece en silencio y no ha hecho ningún pronunciamiento en rechazo a la posible agresión.

David René Moreno Moreno
4 de diciembre de 2023

Los gobiernos de izquierda buscan generar opinión y establecer sofismas de distracción para enmascarar sus problemas internos. En 2024 habrá elecciones presidenciales en Venezuela las cuales están marcadas por sucesos que probablemente serán empleados para atornillar al régimen del actual jefe de gobierno al Palacio de Miraflores; desde el punto de vista político se tiene el pronunciamiento de la Contraloría General de inhabilitar a María Corina Machado para impedir su participación en las elecciones primarias de octubre 2023, pero esta política logró un triunfo contundente que le permitirá enfrentarse al Partido Socialista, resultado que produjo malestar en el chavismo y han tratado de deslegitimarlo.

Desde hace 2 siglos existe una controversia limítrofe entre la antigua Guayana Británica y el territorio venezolano, particularmente en la región conocida como el Esequibo (territorio actualmente administrado por Guyana), disputa que cubre aproximadamente 160.000 kms², área rica en recursos minerales y que permite proyección hacia grandes yacimientos de petróleo y gas en el mar Caribe según los descubrimientos de 2015.

El territorio de Guyana ha estado bajo el dominio de los españoles, holandeses y Gran Bretaña hasta 1966 cuando le reconocen la independencia convirtiéndose en república. El gobierno de Venezuela ha convocado para el 3 de diciembre un Referéndum Consultivo en defensa del territorio de la Guyana Esequiba, lo cual ha incrementado la tensión entre las dos naciones y la Corte Internacional de Justicia CIJ le ha ordenado a Venezuela no alterar el control de Guayana.

La población de Guyana es menor de 800.000 habitantes y su Fuerza de Defensa solo cuenta con cerca de 4.000 integrantes, mientras que Venezuela posee más de 28 millones de habitantes y sus fuerzas armadas son muy superiores en todo orden. La economía de Guyana ocupa la posición 133 entre 196 países, mientras que Venezuela se sitúa en la posición 70. Guyana forma parte de la Mancomunidad de Naciones (Commonwealth) y mantiene un acercamiento muy importante con los Estados Unidos por intermedio del Comando Sur, mientras que Venezuela ha establecido alianzas estratégicas con Cuba, Irán, Rusia, China y Turquía.

Venezuela ha interceptado varios buques relacionados con Guyana entre ellos uno de exploración petrolera contratado para adelantar trabajos en lo que este país considera parte de su plataforma continental, así como ha detenido dos embarcaciones guyanesas acusándolas de pesca ilegal en lo que Venezuela considera son sus aguas territoriales. Venezuela ha movilizado personal y equipos militares a la frontera con Guyana y hay reportes de que Brasil ha colocado sus fuerzas en estado de alistamiento en la frontera norte, produciéndose así un calentamiento político, diplomático y militar en el vecindario, que puede terminar en enfrentamiento armado.

Desde el punto de vista geopolítico y ante una posible agresión por parte de Venezuela es totalmente factible que Gran Bretaña participe en la defensa de Guyana por ser parte del Commonwealth y Estados Unidos seguramente protegerá la retaguardia para impedir la participación de países aliados de Venezuela, situación que claramente es desventajosa para el potencial agresor. A ninguna de las actuales potencias les debe llamar la atención generar un área de conflicto en estas latitudes pues están ocupadas atendiendo otros frentes.

Merece un examen el escenario donde se evalúe el impacto que puede tener la supuesta invasión venezolana en la política exterior de las naciones del Caribe y cómo esta acción puede afectar directamente a Colombia. En el área del Caribe aún existen varias reclamaciones territoriales y en caso de una acción armada exitosa sobre el Esequibo, puede motivar a algunos estados a subvertir el orden internacional desestabilizando la región en la búsqueda de sus propios fines.

Nicaragua y Venezuela mantienen controversias limítrofes con nuestro país en el ámbito marítimo, habiendo sido considerado el caso con Nicaragua por una demanda ante la Corte Internacional de Justicia, cuyo fallo a todas luces es de carácter político, no jurídico, pues la CIJ desconoció títulos que comprueban la realidad histórica de la pertenencia total de todo el archipiélago de San Andrés y sus componentes por parte de Colombia, como lo demuestra el investigador Juan Roberto Serrano Ochoa, fallo que también es de imposible aplicación pues atenta contra nuestra Constitución.

El régimen de Nicaragua ha sido acusado de violación a los derechos humanos y persecución política y religiosa; en la década de los 80′s Ortega desconoció flagrantemente los Tratados firmados medio siglo atrás, agrediendo a Colombia y posteriormente demandando a nuestro país sin lograr sus propósitos. Ante una situación compleja como la que actualmente viven en ese país, continuará ejerciendo presión internacional con sus aliados ideológicos contra Colombia, tratando de generar un ambiente nacionalista como cortina de humo a las presiones internas.

En el caso de la delimitación de aguas marinas y submarinas con Venezuela en el Golfo de Coquivacoa, estas se encuentran en el congelador desde 1987, cuando el gobierno de Jaime Lusinchi intentó agredir unidades de la Armada Nacional que se encontraban en aguas jurisdiccionales colombianas. Si la potencial acción armada en el Esequibo fuera exitosa, es posible que Maduro intente una acción armada contra Colombia para tratar de generar opinión positiva frente a las elecciones presidenciales del 2024.

Ante la posibilidad de un ataque contra Guyana, el gobierno colombiano permanece en silencio y no ha hecho ningún pronunciamiento en rechazo a la posible agresión.

Se está viviendo un ambiente bastante caldeado en estas latitudes y hay poca atención por parte de los actuales políticos, tanto para las fronteras nacionales, como para la fortaleza de nuestras fuerzas armadas, único instrumento disuasivo.