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El falso turco del siglo XXI

El ingenioso invento fue adquirido años más tarde por el empresario y fabricante de cajas de música Johann Maelzel, quien lo llevó a escenarios en Estados Unidos con gran éxito.

Alejandro Cheyne García
18 de mayo de 2024

Cuenta la historia que, en la década de 1770, el inventor Wolfgang von Kempelen construyó una caja de madera que albergaba a un muñeco con turbante, capaz de jugar ajedrez con una habilidad que desafiaba a cualquier humano con gran destreza. Tras su presentación en la corte de María Teresa I de Austria, aquel autómata, conocido como El turco, viajó por Europa protagonizando partidas históricas contra figuras como Benjamín Franklin o Napoleón Bonaparte. Cada espectáculo dejaba un rastro de asombro y especulaciones sobre su funcionamiento, convirtiéndose en un tema recurrente en la prensa de la época.

El ingenioso invento fue adquirido años más tarde por el empresario y fabricante de cajas de música Johann Maelzel, quien lo llevó a escenarios en Estados Unidos con gran éxito. Sin embargo, tras su muerte, El turco pasó a diferentes propietarios hasta llegar al Museo Peale de Filadelfia, donde un incendio lo redujo a cenizas en 1854, llevándose consigo el misterio de la máquina.

¿Cuál era la verdad detrás del invento que sorprendió durante tantos años sin que se conociera su secreto? Pues bien, como lo explicó el hijo de su último dueño, dentro del complejo mecanismo que se mostraba tan preciso como un reloj, se escondía un hábil jugador de ajedrez que manipulaba las piezas en el tablero usando un sistema de imanes y resortes. A pesar de que muchos se interesaron por saber lo que había detrás y por hallar una explicación lógica, esta artimaña solo pudo ser descubierta hasta varias décadas después de su creación.

Hoy, nuestra sociedad enfrenta un nuevo “falso turco”: el engaño y la manipulación a través de las noticias falsas, especialmente a través de las redes sociales. Un estudio acerca de la desinformación en América Latina, publicado en el marco del Día Internacional del Fact Checking el 2 de abril de 2023 por la consultora Activa Research y la Worldwide Independent Network of Market Research, reveló que más de la mitad de los colombianos encuestados (53%) se encuentran todos o casi todos los días con noticias o información que tergiversan la realidad o son falsas.

Estas noticias se presentan de forma atractiva para afectar incluso las emociones de la audiencia y se difunden a una velocidad sin precedentes gracias a internet y a algoritmos sofisticados. Tales estrategias de desinformación buscan alcanzar objetivos egoístas y particulares, a menudo en detrimento del bien común.

Afortunadamente, en medio de la proliferación de las noticias falsas, es alentadora la actitud crítica de los jóvenes de hoy. Aunque las redes sociales siguen siendo una de sus principales fuentes de información, su confianza en ellas disminuye.

Este fenómeno presenta un reto pedagógico para quienes creemos en la educación como el único camino para la transformación de nuestro país: formar jóvenes cada vez más críticos, con ansias por la búsqueda de evidencias, con mayor capacidad de análisis y, por supuesto, con la habilidad para organizar de forma colaborativa sus propios argumentos.

A propósito del Día del Maestro, celebrado esta semana, es importante recordar el rol crucial que desempeñan los educadores en este proceso para formar a los jóvenes con las herramientas necesarias para navegar en un mundo donde la información es tan accesible como manipulable. En sus manos está la misión de guiar a los jóvenes en su camino hacia la verdad, fomentando en ellos un espíritu crítico y analítico para evaluar fuentes, verificar hechos y comprender el impacto de la desinformación en nuestra sociedad.

En última instancia, los jóvenes deben tener la seguridad de que “El turco” del siglo XXI siempre es desenmascarado en el largo plazo y que su papel como ciudadanos informados y responsables, capaces de contribuir al bien común y al progreso de la sociedad, es nuestra esperanza para el futuro.

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