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Miguel Angel Herrera.

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El Gobierno va ganando el primer tiempo

Lo más interesante es la transformación misional del comité, que está pensando en el mediano y largo plazo, contrario a cuando saltó al terreno de juego. Por ello están hablando de elaborar proyectos de ley que recojan el pliego de emergencia y entregarlos al Congreso de la República el próximo 20 de julio, cuando se iniciará el nuevo periodo legislativo. Vemos así que el equipo se está volviendo partido, como sin querer queriendo.

17 de junio de 2021

El Comité del Paro acaba de anunciar que se va al camerino a repensar su estrategia y mientras tanto nos hará el favor de desactivar los bloqueos y las movilizaciones. Al menos aquellos influenciados por los miembros del comité. Dicen que lo hacen porque el Gobierno no les ha dado garantías para protestar y que, por tanto, iniciarán una gran cruzada nacional con actividades pacíficas para seguir exigiendo cambios en las políticas públicas.

La verdad parece ser otra. Hay una crisis en la dirección técnica del comité, hay que sacar a varios titulares del equipo, requieren un nuevo capitán, se quedaron sin público y hasta están pensando si ese deporte es el de ellos. Hay que reconocer que este desenlace es fruto de la estrategia del adversario que se puso las pilas en los últimos cinco minutos del primer tiempo, desgastando al comité y logrando una ventaja que lo mantiene vivo pero sin triunfo aún.

Ya conocemos algunas de las estrategias del comité para el segundo tiempo, -mucho más largo que el primero- que empezará el 20 de junio y terminará seguramente el 29 de mayo, con las elecciones de 2022. La primera es desconocer al rival, para lo cual hablarán con diferentes sectores de la sociedad, la academia, los empresarios, alcaldes y gobernadores y con millones de colombianos en asambleas, encuentros, foros, conversatorios, actividades pedagógicas, lúdicas y culturales para socializar el pliego de emergencia. La segunda es anotar varios goles y no uno solamente, mediante múltiples pliegos estatales, sectoriales y territoriales. La tercera es aumentar la presión social sobre el adversario a través de amplios foros, encuentros, conversatorios, velatones, actividades culturales y artísticas en la mayor cantidad de municipios desde el 20 de junio, al cumplirse un año de la presentación del pliego nacional de emergencia.

Pero lo más interesante es la transformación misional del comité, que está pensando en el mediano y largo plazo, contrario a cuando saltó al terreno de juego. Por ello están hablando de elaborar proyectos de ley que recojan el pliego de emergencia y entregarlos al Congreso de la República el próximo 20 de julio, cuando se iniciará el nuevo periodo legislativo. Vemos así que el equipo se está volviendo partido, como sin querer queriendo. Pero también mantendrán algunas de las estrategias del primer tiempo como exigir la derogatoria de los decretos de militarización, la respuesta sobre los desaparecidos y la libertad de los detenidos. Y eso no está del todo mal.

Advierten desde ya que aumentará la afluencia de sus seguidores, al convocar a una gran movilización el 20 de julio reiterando la consigna “por la vida, la paz, la democracia y contra las políticas neoliberales del gobierno de Duque”. También le apuntan a aumentar sus fans en el exterior, por medio de un encuentro internacional en defensa de la democracia, de los derechos humanos y de las garantías para el ejercicio de la protesta social, que realizarán después del 20 de julio.

Pero no todo el equipo está de acuerdo con la nueva estrategia, por lo que algunos miembros armarán rancho aparte configurando nuevos equipos con su propia agenda. Hablo particularmente de los más jóvenes, que se sienten briosos para independizarse. Han advertido que no acatarán las nuevas indicaciones de la dirección técnica y que se mantendrán en las calles periódicamente.

Palabras más, palabras menos, tendremos comité para rato, el Gobierno tendrá que lidiar con más de un comité, y el juego largo apenas comienza. Y tenemos que reconocer que no suena del todo mal que el comité haya aparentemente reflexionado y escogido el camino político y pacífico para hacerse oír. Lo que les juega en contra es que pocos les creen. Se sospecha que quieren mantenerse como órgano vivo, ahora más desde las regiones que desde el centro, para incidir en el tejido político de los territorios de cara a las elecciones parlamentarias y presidenciales, para activar movilizaciones sociales desde los departamentos y municipios, para contrarrestar la ventaja que el Gobierno les tomó en las regiones a través de los diálogos con los jóvenes y para fortalecer la estructura de campaña del candidato de extrema izquierda. Pero hacer política, por fines legítimos no está mal; por el contrario, fortalece nuestro sistema democrático. Lo repudiable es que no se haga de una forma transparente y abierta. ¡Suena a engaño!.

Veremos el efecto que este primer tiempo tendrá sobre los patrocinadores del comité, principalmente sobre la Colombia Humana y su líder, Gustavo Petro. Las encuestas van a mostrar si sus seguidores están dispuestos a respaldarlo a cualquier costo o si, por el contrario, le mandarán una señal de rechazo o corrección. También será interesante ver el papel que jugará el patrocinador, en su condición de legislador, al tramitar las propuestas que el comité presentará desde el 20 de julio al Congreso.

Ahora bien, que el comité esté jugando con la camiseta para clasificar a las elecciones de 2022, no debe llevar a nadie, y mucho menos al Gobierno, a desconocer que el trasfondo es lo más importante: la tragedia socioeconómica que viven varios millones de colombianos por los estragos de la pandemia. Y en este contexto los representantes del Gobierno están llamados a jugar dentro y fuera de la cancha. Al interior, negociando hasta agotar todas las posibilidades legales y políticas. Y al exterior, fortaleciendo su conexión con la ciudadanía, que claramente quedó debilitada por la crisis política, afectando la gobernabilidad para los meses que quedan.

El planteamiento táctico en el segundo tiempo por parte del Gobierno debería ser el mismo que funcionó en los últimos cinco minutos del primero. Defender con los principios que se tardó en aplicar, pero que dieron resultados: legalidad y judicialización de conductas ilegales, liderazgo en las regiones, protección de la inversión privada y transparencia hacia los actores que nos observan desde el exterior. Y seguir atacando con proactividad en la promulgación de políticas para los más vulnerables -como las ya anunciadas para los jóvenes- y mayor presencia del Estado en los territorios más convulsos. El segundo tiempo pinta bien, pero no hay que confiarse porque el comité ha demostrado capacidad de meter goles.

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