Julio Londoño Paredes Columna Semana

Opinión

En medio de la confusión: ¿vientos de guerra?

La posesión de Maduro ha hecho estallar absurdos llamamientos de acciones armadas.

Julio Londoño Paredes
17 de enero de 2025

La pantomima de la posesión de Maduro para continuar el mandato espurio que viene ejerciendo desde hace varios años, así como el intento de detención de María Corina Machado, ha puesto en la mira del mundo al dictador y a su camarilla.

Siempre, cuando un personaje de esas características está contra la pared, comienza a decir sandeces. Ahora afirma que con la ayuda de Cuba y de Nicaragua, “junto a nuestros hermanos mayores del mundo” se está preparando militarmente para defender a Venezuela.

Escogió mal a sus aliados, ya que Nicaragua y —especialmente— Cuba, están atravesando una de las peores crisis de muchísimos años. La migración hacia Estados Unidos se ha incrementado enormemente. Además, cuando se ha logrado que la administración Biden retire a Cuba de la lista de países que apoyan el terrorismo, que es un desahogo político y económico para la isla, el régimen cubano no estaría muy dispuesto a defender a Venezuela. Falta ver si Trump mantiene la línea.

Si “los hermanos mayores” de Maduro son Rusia e Irán, ya que China no se mete en eso, también los va a encontrar en situaciones muy precarias. Putin ha tenido que acudir a Corea del Norte en busca de armamento y municiones, incluso de tropas, aunque los 11.000 soldados que le envió el Gran Líder están sufriendo muchas bajas y hay varios prisioneros, no obstante, han recibido instrucciones de quitarse la vida antes de entregarse. Irán, por su parte, se encuentra en una situación muy precaria, luego de las acciones de Israel, de Estados Unidos y de Reino Unido, contra los grupos que ha venido utilizando en Oriente Medio. Tiene, además, que estar preparado para un ataque de Israel.

Para completar, Maduro ha resuelto “liberar” a Puerto Rico por las armas. Los portorriqueños deben estar muy contentos de pasar de ser un Estado libre asociado de Estados Unidos a un satélite de Venezuela, después naturalmente de que el dictador venezolano derrote a Estados Unidos militarmente.

Pero en medio de toda esta conmoción, aparecen voces en Colombia pidiendo una intervención militar en Venezuela, apoyada “ojalá” por las Naciones Unidas. Jamás ese organismo va a emprender una acción militar para derrocar cualquier gobierno, por ilegítimo que sea. Eso nunca ha pasado y nunca pasará.

Además, en el supuesto negado que fuera posible un envío de tropas, generaría la unión de los venezolanos y el rechazo del mundo. Menos mal que Colombia no participaría. Maduro de inmediato advirtió que se “están aceitando los fusiles”.

Queda la opción de mercenarios tipo Prince, lo que sería colocar al continente en la aberrante situación de varios países africanos.

Una acción armada foránea contra Venezuela, además, involucraría a Colombia en un conflicto de enormes proporciones, que nos afectaría gravemente. Ningún país se ha librado, cuando hay una guerra en un estado vecino, de caer en el mismo conflicto. Sus secuelas se extenderían por muchas décadas.

A veces se olvida lo que sucedió en la Primera Guerra Mundial, cuando voces guerreristas en varios países de Europa “imbuidas de profundo fervor patriótico”, convirtieron al continente en un cementerio y le abrieron la puerta a Adolfo Hitler.

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