Julio Londoño Paredes Columna Semana

Opinión

Entre fanfarrias y muertos

Mientras observamos el circo y la demagogia, la nación en crisis.

Julio Londoño Paredes
24 de enero de 2025

En Colombia, como en otros países, muchos siguieron, minuto a minuto, la posesión del presidente de los Estados Unidos, incluyendo los vestidos y el sombrero de Melania, así como las monerías de los niñitos del vicepresidente durante la ceremonia.

Entre tanto, aquí afrontamos uno de los hechos más aterradores en el mundo occidental, fuera de la guerra de Rusia contra Ucrania y de la situación en el Medio Oriente. En tres o cuatro días, cerca de 100 personas han sido asesinadas a sangre fría en el Catatumbo y dos docenas más en el Guaviare. Al mismo tiempo, continúan sin interrupción las cotidianas masacres en los cuatro puntos cardinales de nuestro lindo país colombiano.

No se trata de la lucha de las fuerzas militares y de la Policía Nacional contra un grupo armado para negarle el acceso a rutas del narcotráfico. Es la disputa entre grupos armados para controlarlas, en medio de la ausencia y la incompetencia del Estado en muchas regiones del país. Eso no se soluciona colocando cinco policías en un lejano corregimiento, que solo esperan sobrevivir mientras les llega el relevo.

Entre las medidas que adoptó Donald Trump al asumir el mando, dispuso el estado de emergencia para la frontera sur. Aquí el presidente Gustavo Petro, ha dispuesto algo parecido para el Catatumbo. Será seguramente para poder enterrar a los muertos, atender a los heridos y dar colchonetas a los 37.000 desplazados. El problema es que, casi en la mitad del país, existen condiciones similares, que no se divulgan. Por ahora, el ELN con generosidad extraordinaria ha aceptado bajar la intensidad de “sus operaciones” y abrir corredores humanitarios. Al mismo tiempo, otros grupos armados han asegurado que van a actuar contra el ELN en defensa de la población civil.

Pero menos mal que el presidente viaja a Haití y pide perdón por la participación de unos mercenarios colombianos en el brutal asesinato del presidente de ese país. La comunidad internacional tomará atenta nota. “¡Oh confusión, oh caos!”

La diferencia de Colombia con Trump, es que él quiere restablecer la seguridad en los Estados Unidos, mientras que aquí lo que a algunos interesa, es generar confusión y caos.

Se ha dicho que la primera tarea de la nueva canciller será la de lograr que Petro viaje a los Estados Unidos y se entreviste con Trump. Similar a lo que se daba antes en los circos de pueblo, cuando el niño le decía al papá, que quería darle la mano al payaso. Si lo lograba, era lo máximo. Propósitos similares se han expresado aquí en varias administraciones, destacando nuestra mentalidad provinciana.

Los problemas actuales de Colombia, no los van a solucionar los Estados Unidos, ni la ONU, ni Trump, ni nadie. Solamente lo podríamos hacer nosotros. Pero sería un camino largo y dispendioso, llenó de laberintos y sacrificios. Aquí, poco a poco, la gente se ha ido adaptando a las circunstancias, ante un estado ineficiente y complejo.

Resuenan, en medio de este caos, las palabras de Winston Churchill en su primer discurso ante la Cámara de los Comunes en el parlamento británico, durante Segunda Guerra Mundial: “Solo puedo ofreceros sangre, esfuerzo, sudor y lágrimas”.

Eso aquí no sucederá.

Noticias Destacadas