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Exceso de mortalidad

Cuando se revisan solo los decesos por causas naturales en marzo, abril, mayo y la primera semana de junio, no se observan muertes en exceso de la tendencia diferentes a las relacionadas con casos confirmados de covid-19.

Esteban Piedrahita
30 de junio de 2020

Ante la velocidad de transmisión de la covid-19 y la insuficiencia de pruebas para confirmar oportunamente la presencia del virus—tanto en personas vivas como en fallecidas—, muchos expertos han comenzado a revisar tendencias de mortalidad general en la población para estimar el impacto real de la enfermedad. En este ejercicio, calculan lo que llaman el “exceso de mortalidad”; es decir, el número de muertes adicionales a las ‘esperadas’ según la tendencia de años anteriores. Así se puede estimar mejor la letalidad del virus, especialmente en momentos y lugares donde las pruebas han escaseado.

Esta estadística no es perfecta, pues el virus y las medidas tomadas para controlarlo pueden incidir indirectamente en la mortalidad por otras causas: aumentándola para personas con otras enfermedades que no recurren a los hospitales por miedo a contraerlo, y reduciéndola por menores accidentes de tránsito y muertes violentas relacionadas con las cuarentenas. Sin embargo, en casi todas las regiones y países analizados, el número de muertes confirmadas por covid-19 es significativamente menor a la cantidad de muertes por encima de lo esperado.

Bajo este prisma, entre los países que han publicado datos, la peor crisis por covid-19 en el mundo, la ha tenido nuestro vecino Ecuador. Según el Financial Times, en Ecuador desde el inicio de la pandemia y hasta el 12 de junio, se habían presentado más de dos veces (+122%) la cantidad esperada de defunciones. Aunque el país a esa fecha confirmaba 3.828 fallecidos por covid-19, el “exceso de mortalidad” durante la pandemia arrojaba una cifra casi seis veces mayor: 21.500 decesos o 1,2 por cada mil habitantes. Solo en la provincia de Guayas el número de fallecidos en exceso de la tendencia totalizaban 14.200—casi 3 veces más muertes (+276%) de lo usual.

Entre ciudades, también según el FT, el peor impacto ha sido en Nueva York. Durante la pandemia y hasta el 31 de mayo, las muertes por encima de la tendencia totalizaban 25.600 en esa ciudad; dos veces y media más (+256%) de los decesos esperados. Madrid (+157%), Manaus (+152%), Santiago (+109%) y Londres (+99%) completan la lista de las 5 ciudades con más “exceso de mortalidad” entre aquellas que reportan cifras. Todas tuvieron el doble de decesos o más de los que se hubieran pronosticado por tendencia histórica.

Cuando se revisa esta estadística para Colombia—el Dane publicó cifras de defunciones de este año el jueves—se comprueba como, hasta el momento, la contención de la pandemia en el país ha sido ejemplar (con notables excepciones en los departamentos de Amazonas y, recientemente, Atlántico). Aunque el informe corrige al alza el número de muertes por covid-19 del primer trimestre (el Ministerio había reportado 16 y el Dane habla de 30 confirmadas y 94 sospechosas), los datos que publica no muestran una tendencia de exceso de mortalidad relacionada con la covid-19 en lo que va de la pandemia.

En los primeros cinco meses de 2020, las defunciones no fetales (94.167) fueron un 4,4 por ciento menores a las de igual período del año anterior. Sorprende la reducción frente a 2019 de la mortalidad en marzo (-11,8%) y abril (-7,1%); la cuarentena disminuyó en forma importante las muertes por causa externa (ej. homicidios, accidentes de tránsito).

Cuando se revisan solo los decesos por causas naturales en marzo, abril, mayo y la primera semana de junio, no se observan muertes en exceso de la tendencia diferentes a las relacionadas con casos confirmados de covid-19. Con medidas fuertes y oportunas, Colombia ha evitado las tragedias que han golpeado a otros países. Pero su exitoso “aplanamiento” de la curva hace que el pico de contagios aún se vislumbre lejano.

 

 

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