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A la brava

¿Por qué no se puede posponer por dos semanas la salida del sector manufacturero si no está listo? ¿Cuál es la premura si la diferencia puede salvar vidas, mientras que la improvisación puede causar muertes?

María Jimena Duzán, María Jimena Duzán
25 de abril de 2020

Nos mintió el presidente Duque cuando nos dijo que iba a extender la cuarentena hasta el 11 de mayo y que iba a reabrir la economía poco a poco de manera inteligente. Lo que está haciendo es todo lo contrario porque va a reabrir la economía este lunes 27, pero a la brava, a empellones, sin inteligencia, presionado por los empresarios, por los gremios y sin que alcaldes ni gobernadores estén listos para manejar a los cerca de 7 millones de trabajadores que podrían salir el lunes a la calle.

La reapertura del 27 la está haciendo con mentiras. Nos quiere convencer de que hemos aplanado la curva con la cuarentena de mes y medio, pero eso no es cierto. Científicas como Zulma Cucunubá, del Imperial College de Londres, han aclarado en los medios que lo que ha sucedido con la cuarentena no es que se haya aplanado la curva, sino que se ha pospuesto.

Duque dice que todo está listo para lanzar a 7 millones de personas a la calle, pero tampoco es cierto. Se necesitaba aumentar el número de pruebas que se practican actualmente para que se pudiera saber por dónde iba el virus y proceder a aislar rápidamente a los contagiados, pero en Bogotá esas pruebas solo se van a empezar a hacer desde el lunes.

¿Por qué no se puede posponer por dos semanas la salida del sector manufacturero si no está listo? ¿Cuál es la premura si la diferencia puede salvar vidas, mientras que la improvisación puede causar muertes?

Se necesitaba que las alcaldías y gobernaciones ampliaran sus unidades de cuidados intensivos y de respiradores, pero esta es la hora en que el dinero para preparar a los hospitales no ha llegado. Es decir, el presidente decidió mandar a la calle a 7 millones de personas sin haber solucionado la falta de dinero que tienen los hospitales y sin haber podido incrementar la práctica de las pruebas.  

Pero tal vez el tema más complicado es que faltando pocas horas para que se reabra la economía, no se sabe cuáles son los protocolos de seguridad que tienen las empresas del sector manufacturero que van a reiniciar sus labores. Esa inquietud la ha planteado la alcaldesa Claudia López, quien le ha pedido en todas las formas al presidente y a su ministro de Comercio e Industria que en lugar de sacar a la calle al sector manufacturero este lunes, lo haga en dos semanas para que las empresas puedan estar listas, como de hecho sí lo hizo el sector de la construcción a través de Camacol. En lugar de responderle a la alcaldesa, el propio presidente ha tratado de convertir su petición en una pataleta, demostrándonos que el poder lo ha vuelto también machista.

Pero, ¿y por qué no se puede posponer por dos semanas la salida del sector manufacturero si no está listo para salir el lunes 27? ¿Cuál es la premura si la diferencia puede salvar vidas, mientras que la improvisación puede causar muertes? ¿Qué es lo que tiene esta petición para que sea considerada una pataleta que el presidente no va a permitir?

No se trata de estar en contra de una reapertura de la economía. Ese no es el debate. Es evidente que un país como Colombia no puede quedarse eternamente en cuarentena, y que es necesario reabrir la economía paso por paso, para evitar un estallido social que sería peor que la crisis del coronavirus. 

El tema grueso es si esa reapertura se va a hacer de manera responsable o si se va a hacer a machetazos y sin estar listos. Y lo que estamos viendo es que esta reapertura no se está haciendo de manera inteligente, sino que está marcada por el afán y por la premura de los que piensan que el tiempo es oro.  

En este tema, Claudia López parece tener la razón: no estamos listos. Ojalá el presidente termine escuchándola, así no se la pueda pasar ni en pintura.

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