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El laberinto uribista

Aún si lograran ponerse de acuerdo en las próximas horas, el camino que viene para la coalición de derecha no está despejado.

Semana.Com
20 de enero de 2018

Pese a que el péndulo político se está devolviendo a la derecha y existe terreno fértil para sus pretensiones electorales, los uribistas, los pastranistas y los ordoñistas siguen -al momento de escribir esta columna- irremediablemente divididos.

No se habían cerrado todavía en el Centro Democrático las heridas que dejó el proceso de selección de candidato único, cuando aparecieron las peleas entre Pastrana y Ordóñez, dejando a Marta Lucía Ramírez en la mitad del desencuentro.

Luego vendrían las cartas. El género epistolar revivió gracias a la coalición de derecha y ninguno de sus protagonistas se quedó sin escribir su misiva. Algo anda mal definitivamente cuando los miembros de un grupo, que se supone coinciden en lo fundamental, tienen que comunicarse mediante cartas abiertas para dejar constancias públicas y evitar las reuniones personales.

Y a la distancia en las posiciones había que agregarle la distancia física. En medio de semejante momento, los candidatos Duque y Ramírez no tuvieron mejor idea que marcharse del país; el primero a España y la segunda a Venezuela.

Si las cosas no se componen este fin de semana, no les quedará más remedio que aceptar que en la puerta del horno se les quemó el pan porque, a diferencia de Vargas Lleras, ninguno de los tres candidatos de la -por ahora- frustrada coalición, podrá llegar sólo hasta el final.

Pero aún si se lograra el milagro de adelantar una consulta abierta entre Ordóñez, Ramírez y Duque, las cosas no parecen tan claras. No hay que olvidar que fue en una consulta igual en la que sectores ajenos al uribismo atajaron a Andrés Felipe Arias para impulsar a Noemí Sanín, no porque fuera necesariamente la mejor -que me perdone Noemí- sino porque en esa coyuntura era la candidata que más fácilmente podrían derrotar en las elecciones generales.

La distorsión del voto en un esquema como este en el que todos, uribistas y no, podrán votar, produce el riesgo de que el elegido en marzo no sea el más fuerte sino, por el contrario, al que pueden barrer con más comodidad en la primera vuelta los otros actores políticos que, solo por hacer ‘la maldad’, votarán masivamente en esa consulta.

Tampoco es claro el panorama si los uribistas decidieran quedarse con Ordóñez y espantar a Marta Lucía. Los “duquistas” quieren consulta entre tres pero luego cuando les dicen que los candidatos sólo serían Ordoñez y Duque, guardan silencio como si ninguna fórmula les sirviera.

Es verdad que estas horas que vienen serán determinantes pero el laberinto en el que están los uribistas y los conservadores de base, se complicará más con el paso de los días. Nada está dicho pero, insisto: si la división persiste, alístense para que Vargas Lleras crezca y se vuelva de nuevo viable, sobre todo después de marzo.

Twitter @JoseMAcevedo

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