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La clave para la búsqueda de la paz está en las regiones

Sería muy importante la participación de comandantes regionales de la Policía y del Ejército porque son ellos los que mejor conocen los costos políticos, económicos y sociales de una absurda violencia.

Angelino Garzón
23 de mayo de 2024

Los diálogos de paz que han venido sosteniendo en el exterior algunos voceros del Gobierno nacional con voceros nacionales de la guerrilla del ELN o los que se han venido sosteniendo en Colombia con algunos grupos integrantes de las denominadas disidencias de las Farc, hasta la fecha y a pesar de los esfuerzos del presidente Petro y sus respectivos voceros, se han quedado en buenas intenciones, pues en la vida real los únicos resultados que estamos viendo todos los días son las acciones terroristas contra humildes soldados y policías, contra pueblos ubicados en las zonas rurales de Colombia y humildes personas de la población civil, entre ellos mujeres, niños y líderes indígenas. Todo acompañado, por parte de esos grupos guerrilleros, de promesas incumplidas como la terminación del secuestro o el compromiso de decretar un cese al fuego.

Como la búsqueda de la paz total para Colombia requiere menos palabras y más hechos reales de paz de los diversos grupos armados ilegales, como exvicepresidente de la República y ciudadano del común, muy respetuosamente me permito sugerirle al presidente Petro que estudie la posibilidad de reubicar la responsabilidad de búsqueda de la paz y de la reconciliación en Colombia en cabeza de los gobernadores departamentales y alcaldes municipales, mucho más cuando los conflictos armados y la violencia se viven, con toda su cruenta intensidad, en las regiones.

En la búsqueda de esos diálogos regionales con voceros de los diversos grupos regionales guerrilleros, además de los voceros del Gobierno nacional y de los diversos grupos armados ilegales, sería muy importante la participación de comandantes regionales de la Policía y del Ejército porque son ellos los que al final de cuentas mejor conocen en el Estado los costos políticos, económicos y sociales de una absurda violencia que lleva más de 50 años en Colombia.

Es probable que tanto el presidente Petro como los voceros de los diversos grupos guerrilleros manifiesten inicialmente su desacuerdo con cualquier iniciativa de descentralización de la búsqueda de la paz y la reconciliación de Colombia, porque irónicamente ambos coinciden, en medio de las diferencias con la concepción antidemocrática, de creer que con la descentralización de Colombia se debilitan o pierden el poder formal que les da la exagerada centralización del Estado y de los grupos armados ilegales, olvidándose que en toda democracia, el verdadero poder real, siempre lo da la existencia de un país dialogante y de autonomías regionales.

Lástima que en Colombia hayamos olvidado, demasiado pronto, las diversas experiencias regionales de búsqueda de la paz en 1984, entre el presidente de la República Dr. Belisario Betancur Cuartas (Q. E. P. D.) y los diversos grupos de guerrilla de las Farc, bajo el liderazgo de los guerrilleros Manuel Marulanda Vélez y Jacobo Arenas.

En el desarrollo de dichas experiencias jugaron un papel muy importante los gobernadores departamentales y alcaldes municipales, hasta el punto que varios diálogos regionales se realizaron en el despacho de los mismos.

De esa experiencia, por ejemplo, nació la Unión Patriótica y varios guerrilleros de las Farc, de manera legal, se integraron a espacios políticos y sociales importantes en algunas regiones de Colombia.

Desafortunadamente, la irracionalidad e intolerancia política de algunas personas, so pretexto de defender el establecimiento, los llevó a abortar dicha experiencia de paz. Con su sectarismo político y social contribuyeron a la Colombia de violencia que hoy por desgracia seguimos viviendo.

Sin desconocer que en la búsqueda de la paz y la reconciliación de Colombia se han cometido errores de intolerancia política, tanto en la derecha como en la izquierda, de todas maneras, considero que, por encima de las diferencias políticas y sociales que podamos tener entre nosotros y con el presidente Petro, lo fundamental es que no podemos seguir con todos estos niveles de crueldad y de terror de los grupos armados ilegales que están volviendo insostenibles los actuales diálogos de paz con las guerrillas del ELN y con algunos grupos guerrilleros de las disidencias de las Farc, con la agravante que el más perjudicado con tal situación es la credibilidad del presidente Petro y su positiva iniciativa de paz total.

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