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ENTREVISTA

“La Cumbre demostró que el mecanismo sigue funcionando”

Sandra Borda, analista internacional explica de qué manera la Cumbre de Grupo de Río sirvió para zanjar la crisis diplomática de Colombia con Ecuador y Venezuela.

Semana
7 de marzo de 2008

Tras la tensión por la crisis diplomática entre Colombia con Ecuador y Venezuela, culminó la Cumbre de Grupo de Río con abrazos de parte del presidente Álvaro Uribe con los mandatarios Rafael Correa, Hugo Chávez y Daniel Ortega.

Semana.com, habló con Sandra Borda, profesora de Relaciones Internacionales de la Universidad de los Andes, quien analizó cómo se desarrolló la cumbre de mandatarios que terminó con un final feliz.

Semana.com: ¿Cuál es el balance que usted hace de la Cumbre de Río?

Sandra Borda: Independiente mente de todas las informalidades hay que resaltar que los mecanismos de consulta y de resolución pacífica de conflictos en esta área del mundo, definitivamente, siguen funcionando. La cumbre de Río es una prolongación de una iniciativa de paz que se inventaron, Colombia con otros países, durante los años ochenta: el grupo de Contadora, que sirvió para resolver las crisis que estaban generando las guerras internas en Guatemala y El Salvador en Centro América. Lo que pasó, demuestra que este mecanismo sigue funcionando. En buena hora que llegó.

Semana.com:¿Qué fue lo más importante que ocurrió?

S.B.:Lo más importante es que, independientemente de la decisión, estas cumbres cumplen con una función muy clave en este tipo de crisis y es la de procurar un foro abierto de discusión, sobre todo cuando se llega a un momento en el que no existen delegaciones diplomáticas. Es muy importante tener un espacio en el que los presidentes compartan, en el que se puedan decir, como ellos mismos insistieron, las cosas en la cara. Yo creo que la cumbre fue un momento de catarsis diplomática, absolutamente necesaria para los mandatarios.


Semana.com: ¿Qué tan efectivas son estas resoluciones?, ¿se puede confiar en ellas?

S.B.:
En términos de las declaraciones dejó un mensaje muy claro a Colombia y es que lo que pasó con Raúl Reyes, en el territorio ecuatoriano no puede volver a suceder. Creo que Colombia aceptó el regaño consecuentemente. También se le llamó la atención, aunque no tan explícitamente, a las intervenciones de Chávez y Correa ayudando a la guerrilla. Hay una parte de la declaración que insiste en que los conflictos internos tienen qué manejarse internamente y no se puede aceptar ninguna clase de intervención.
La declaración es un precedente legal para las próximas interacciones entre los países de la región. Es una declaración que le va a servir a todos los países para que cuando pase un incidente como este ya se cuente con un precedente legal e inmediato que se refiera a una situación como esta.

Semana.com: ¿Qué se puede esperar de ahora en adelante?

S.B.: Quedaron varias cosas pendientes. El Presidente Uribe dijo que iba a retirar la acusación contra Chávez en la Corte Penal Internacional, se hizo una declaración formal del restablecimiento de las relaciones. Pero todavía no se sabe qué va a pasar con el cuerpo diplomático que estaba en Venezuela y Ecuador. Esas cosas que quedan por resolver ojalá sean sólo asuntos logísticos, cuestión de coordinación, ya que se pudo restablecer la comunicación.

Para Ortega esta fue una semi victoria por que pudo poner el tema del diferendo limítrofe en la agenda regional y en el foro de discusión. Ese punto es muy importante y hay que observar cómo evoluciona.

Semana.com: ¿Quiénes fueron los grandes protagonistas?

S.B.: Definitivamente Leonel Fernández, el presidente anfitrión, de República Dominicana. Hizo un esfuerzo bastante interesante por procurar una resolución que sorpresivamente fue muy rápida. Cuando comenzó la discusión, las declaraciones fueron tan fuertes entre Uribe y Correa que no se asomaba una solución tan fácil. Pero a lo largo de la tarde Fernández se aproximó formalmente a ambas delegaciones y logró una salida interesante al conflicto. También se perfila un liderazgo regional muy importante que es el de Michelle Bachelet, la presidente de Chile. Su reacción fue mesurada, tratando de acercarse a ambos lados, no solamente en la cumbre sino desde las primeras declaraciones después del incidente.

Semana.com: A Uribe y a Correa se les vio tensos, lo que no pasó con Chávez ...

S.B.: Parte de la función de que esas cumbres sean reuniones tan largas es para que con el paso de las horas los ánimos se vayan relajando. Lo que primero pueden ser aproximaciones muy agresivas se tornan en conversaciones más honestas. La función de los otros países es la de propiciar el diálogo, llamar a la cordura y estar pendientes para que la reunión se mantenga dentro de los márgenes del intercambio diplomático.

Semana.com: En medio de los discursos salió a relucir el sentimiento latinoamericano, ¿qué importancia tuvo esto?

S.B.: Esta es una región que , tanto para tomadores de decisiones como para académicos, tiene fama de tener mecanismos suficientes para resolver sus conflictos de manera pacífica. Somos considerados en el mundo como un área de paz. Esa reputación contribuye a que todos los mandatarios traten de mantenerla y de hacer sobresalir sus propias alternativas. Este es un mecanismo regional, en el que se inspiró “Contadora”, el antecedente que le mencioné. Eso produce mucho orgullo en el área.

Semana.com: ¿Después de tanta tensión, uno podría pensar que la situación se resolvió de una manera “olímpica”?, por decirlo de alguna manera

S.B.: Es preferible que los conflictos se resuelvan de una manera olímpica, pero pacíficamente y no de una forma seria, pero militarmente. Lo ‘olímpico’ es en buena parte lo que significa ser latinoamericano. No fue una cumbre de los países nórdicos, ni mucho menos. Este es un mecanismo que independientemente de la falta de rigidez y de la falta de acartonamiento diplomático, funciona.

Semana.com: Con final inesperado...

S.B.: El gesto del presidente Uribe deja ver que tanto él como los demás mandatarios no estaban interesados en un conflicto armado y querían resolver el problema lo más rápido posible. Tan pronto el presidente Correa le dijo que si le entregaba los documentos que aparecían en los computadores y que lo relacionaban con las Farc, daba por terminado el incidente, Uribe se fue y lo abrazó y le dio le da la mano. Lo mismo hizo con Chávez y Ortega. Yo creo que el presidente Uribe tiene muy presente que un aislamiento político de la región no le conviene a Colombia.

Yo tenía mucha fe en que el mecanismo iba a funcionar, pero no pensé que fuera tan rápido. Creí que algunos de los temas se tratarían en negociaciones de ministros o de delegaciones, pero la declaración que aprobaron tan rápidamente fue una declaración contundente, no con las típicas ambigüedades diplomáticas.

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