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General retirado Eduardo Enrique Zapateiro.

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La cura para la enfermedad será la unión

Solo trabajando unidos, podremos solucionar las contingencias que hoy estamos enfrentando y salvar nuestro país.

General en retiro del Ejército Nacional Eduardo Enrique Zapateiro Altamiranda
19 de mayo de 2024

¡Colombianos!, no nos queda duda alguna de lo que hoy estamos viviendo en nuestra amada Colombia. Un nivel de “gobernanza” pésimo, mediocre, inexperto, corrupto, deshonroso, irresponsable y perverso. Vemos al líder negativo más preocupado en seguir comportándose como un candidato y no como el presidente que ya desde hace dos largos años es. Hasta el momento, no ha mostrado nada nuevo de lo que ya conocíamos de él. Embriagado de poder, ha dejado ver desde muy temprano que su interés no es el país, sino encontrar la manera de perpetuarse en su cargo.

Mientras tanto, el país atraviesa una de las crisis más fuertes de los últimos 25 años en lo económico, lo social y en seguridad. Por lo anterior, hago un llamado a todos los colombianos sin distingo alguno, para que, ante tanto atropello e ignorancia en el saber gobernar, nos unamos de verdad, pero sin divisiones y sin egos de ninguna índole, para, de esta manera, no dejarnos arrastrar por ídolos de barro, que solo destruyen nuestra amada nación.

Lo hemos visto en su desespero, acompañado por su vicepresidenta y otros áulicos que lo aplauden en los escenarios, que iniciaron en coliseos cubiertos de algunas ciudades, pero, al ver su poca ocupación, recurrieron a la estrategia de ubicar a los que asisten para las arengas y comité de aplausos en pequeños escenarios, para evitar dejar espacios vacíos que los pongan al descubierto de la poca asistencia, como lo vimos últimamente. Se nota en los rostros de los asistentes las ganas de recibir algo al final de la actividad, quizás sean los únicos que van a saciar el hambre en este país. En un gobierno que parece indolente ante la muerte de los propios colombianos, lo más diciente del señor presidente es que, mientras asesinan en el país a los colombianos, mientras las tragedias por el clima arrasan viviendas, cultivos y animales, mientras la salud atraviesa una crisis provocada por ellos mismos, mientras las empresas cierran y los comerciantes se enfrentan al terror de la recesión, él esté más pendiente de no perder su popularidad, prometiendo, prometiendo y prometiendo, mas nunca cumpliendo.

Pero, al parecer, ya hasta quienes se dejaron seducir con su canto de sirena están despertando. Lo vimos con los consejeros nacionales de juventudes, que sin tapujos le dijeron sus cuatro verdades y le cantaron su rancio populismo en su cara y se notó que le dolió. A estos jóvenes consejeros, los felicito por su carácter y sus posturas serias y argumentadas en cada una de sus intervenciones.

Pienso que ya todos los colombianos nos cansamos de discursos sin ningún peso y que son repetitivos, de ver que se retira del recinto, no pensando en soluciones para los problemas que escuchó, sino en como redactar el trino del día siguiente. Como lo explicó el joven consejero William Molina, cuando le pidió que dejara sus discursos populistas. El mensaje no era solo para él, sino para todos aquellos “políticos” que son expertos en prometer y luego no cumplen absolutamente nada. Ya los líderes no pueden estar solo dando discursos, les toca escuchar más y hablar menos. Hoy los colombianos exigen más acciones y menos palabrería.

Lo que está pasando en la Mojana, entre los departamentos de Sucre y Bolívar (Cara de Gato), es muy significativo de lo que está pasando en el país. Después de la millonada que se invirtió para mitigar las filtraciones de agua causadas por el río Cauca, la platica se perdió… y se perdió en este gobierno, impactando negativamente a las comunidades que habitan esta región, donde sufrieron pérdidas considerables que golpean la ganadería, la agronomía, sus viviendas y pocos enseres con los que cuentan nuestros campesinos. Estoy completamente seguro de que ahora que se acabó el dinero para invertir en mitigar este fenómeno natural, enviarán al glorioso Ejército Nacional con sus ingenieros militares a solucionar el problema.

Los últimos asesinatos dejan ver en el país una ola de inseguridad que cada día se hace insostenible (nuestro policía en Barranquilla, el niño en el cauca, el director de La Modelo), en fin, esto sucede y quienes se rasgaban las vestiduras cuando eran oposición, que no se cansaban de mostrar su inconformismo criticando al Gobierno, hoy se hacen los de la vista gorda, como solían decir nuestras abuelas.

En su afán de lavarse las manos de cualquier responsabilidad ante lo que hoy ocurre, se activa siempre el retrovisor, se sigue con el discurso desgastado de que “el Estado no cumple el acuerdo de paz firmado en 2016 con la antigua guerrilla de la Farc” y vaticinó que eso puede llevar a “derramamientos de sangre”. En lo que parece un golpe de amnesia, pues olvida que el jefe del Estado es él desde hace dos años, nuestro presidente advierte que va a denunciar tal situación ante la ONU.

En fin, son tantas las situaciones que nos aquejan que no se alcanzan a enumerar en un solo escrito, pues cada tema en este país da para un análisis individual, pero, al final, el llamado es uno: a ningún colombiano se le puede pasar por la cabeza la idea de salir corriendo de nuestro país, buscando otros destinos, como les pasó a muchos hermanos venezolanos (casi 7 millones desertaron de su nación).

¡No!, eso jamás podemos considerarlo. Colombia hoy nos necesita más que nunca, más bien les expreso lo que inicialmente expuse y empleé como título: que lo expuesto en esta columna solo podemos solucionarlo si buscamos una cura entre todos, y solo así mitigar las enfermedades que estamos padeciendo, hasta que podamos curarlas extirpando la causa de raíz. Sin temor a equivocarme, podría decirles que esta cura es la unión.

Solo trabajando unidos, podremos solucionar las contingencias que hoy estamos enfrentando y salvar nuestro país. Para ello, tenemos que dejar los egos de lado, escuchar con cuidado el clamor del pueblo, identificar cuáles van a ser nuestros objetivos principales y, sin espera, comenzar a trabajar en un plan de acción que nos lleve a recuperar la economía, la confianza inversionista, que nos permita llegar a las poblaciones vulnerables con el apoyo que realmente necesitan. Colombianos, saben ¿por qué?, porque nuestra nación no le pertenece a alguien en especial ni a ningún grupo en especial. Colombia nos pertenece a todos por igual, con una democracia sólida, respetada por más de dos siglos de vida republicana.

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