Aurelio Suárez Montoya. Columna Semana

Opinión

La leonina IP Conexión Centro: peajes amarrados y renta asegurada

Como se volvió norma en las concesiones, Argos-GEA quiere prorrogar sus dominios otros 30 años, repetir bajo la figura de la iniciativa privada (IP), Conexión Centro.

Aurelio Suárez Montoya
13 de enero de 2024

De 7 peajes en total de Autopistas del Café, hay tres en los 98 kilómetros de recorrido entre Armenia y Manizales. De ellos, 26 son de una sola calzada: 10 antes de llegar a Pereira, 11 por las calles de Pereira y Dosquebradas y casi 6 en el tramo Chinchiná-Manizales. Así terminó estructurada la concesión otorgada a Odinsa y a sus socios en 1997, sin cumplir la promesa de la doble calzada en toda la ruta con las variantes para no ingresar a las ciudades.

Por esos 98 kilómetros, un carro de categoría 1 paga $49.000 en peajes, incluido el aumento a 2024. El de Circasia vale $18.900; el de Tarapacá cuesta $15.800 y el de Pavas otros $14.300. Equivalen a 12,25 dólares, convertido al cambio de 4.000 pesos, lo que significa que se paga un dólar cada 8 kilómetros recorridos. ¡Un desvergonzado récord!

En Río-São Paulo se paga ese dólar cada 30 kilómetros; en Buenos Aires-La Plata, cada 77,1; en Estados Unidos, en la Turnpike Miami-Orlando, cada 34; en París-Lyon, 19,56 y en Quito-Guayaquil, más generosa, 174,6 kilómetros por un dólar (Saqueo, pág. 600).

En Colombia, en Neiva-Girardot cada 16 kilómetros se come un dólar y en la concesión Pacífico 1, cada 18. Todos los destinos desde Bogotá son de menor costo, excepto Bogotá-Villavicencio, de Olcsa, con $58.900 de peajes en 117 kilómetros, lo que, hecha la conversión, da 7,95 kilómetros por cada dólar. Empata con Autopistas del Café.

En 2004, un tribunal de arbitramento agregó 70 kilómetros más al diseño original de Autopistas del Café, de La Paila a Calarcá, y con el peaje Corozal sumó los siete que explota. En 2016, el Grupo Argos-GEA compró a Odinsa y el paquete incluyó la participación en Opaín-El Dorado y las concesiones viales, entre las cuales está Autopistas del Café, la que disfrutará hasta febrero de 2027 con excedentes superiores al medio billón de pesos.

Como se volvió norma en las concesiones, Argos-GEA quiere prorrogar sus dominios otros 30 años, repetir bajo la figura de la iniciativa privada (IP), Conexión Centro. El proyecto es volver doble calzada el tramo La Paila-Calarcá, que es parte del corredor Bogotá-Buenaventura y donde colapsó el puente El Alambrado; lo mismo en 5 kilómetros entre Chinchiná-Manizales, pendientes durante 26 años trascurridos, y en 8 kilómetros en Risaralda en una vía adyacente que no va a parte alguna.

Esta propuesta no consulta los intereses ni los derechos de los habitantes de los tres departamentos de la zona cafetera central, pero, como hace el GEA para exprimir sus filones, sí los apetitos especulativos de socios extranjeros, que aquí es el fondo australiano Macquarie, el mismo que le compró la carretera Briceño-Tunja-Sogamoso al grupo Solarte, condenado aliado de Odebrecht.

Vamos por partes.

Macquarie “ofrece servicios bancarios, asesoramiento financiero, de inversiones y gestión de fondos”, no es empresa de ingeniería ni de construcción, es un especulador (Bloomberg). El portal MarketScreener informa que sus mayores ganancias provienen de transacciones en commodities y banca en Australia y Estados Unidos, y la plataforma bursátil Alpha Spread dice que la tasa de descuento para sus negocios, el costo de oportunidad para invertir, es 7,74 por ciento y que trabaja, libre de todo riesgo, al 4,17.

En la IP Conexión Centro, la voracidad es grosera. En un ejercicio financiero del ingeniero y economista Guillermo Botero Mejía con ingresos por 330.000 millones de pesos anuales, de 9,9 billones de pesos en los 30 años, con capital invertido en los primeros 6 de 2,82 billones y con costos de operación y mantenimiento de 2,595 billones para todo el periodo, la concesión tendría una tasa interna de retorno de 12,96 por ciento. ¡Para dar y convidar!

Pero para hacerse al botín, Argos-GEA-Macquarie debe solucionar dos problemas legales. Por un lado, la IP contradice el concepto del Consejo de Estado, para las concesiones otorgadas antes de 2011, que exige extenderse solo en una dirección igual a la original, lo que no pasa en esta donde, además, no hay continuidad en dos tramos, peor que en Ocaña-Gamarra en la Ruta del Sol 2, por la que pasa apuros la exministra Álvarez-Correa.

Por otro lado, no mantiene el espíritu de la Ley 105 de 1993, artículo 22, que prescribe que “al menos 50 %” del recaudo del peaje debe invertirse en el respectivo departamento. En IP Conexión Centro, el Pareto es enrevesado: donde capta 80 por ciento del dinero, aplica solo 20.

Argos-GEA creó, por mitades, una plataforma con Macquarie para aeropuertos, que incluye El Dorado y el de Quito, con activos por 1,3 billones (Valora, 29/6/23). Caldenses, risaraldenses y quindianos engordarán la extensión al nicho de vías 5G por tres décadas más. Lo único nuevo es el marranito australiano, de ñapa.

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