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JORGE ENRIQUE VELEZ Columna Semana

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Las cortinas de humo

El presidente, consciente de que los escándalos recientes están minando la confianza y credibilidad en su gobierno, recurrió en los últimos días a la estrategia de la cortina de humo, utilizando la propuesta de la famosa asamblea constituyente.

2 de abril de 2024

El gobierno del cambio nos tiene acostumbrados a la constante revelación de nuevos escándalos, ya sea por corrupción, el comportamiento del jefe de Estado o algún miembro del pacto histórico. Estas conductas suelen ser encubiertas con otra noticia, una táctica conocida en el mundo político como “cortina de humo”.

Para comprender mejor esta estrategia de comunicación, definamos qué es una cortina de humo: se trata de una táctica utilizada por gobiernos o entidades para desviar la atención del público de un escándalo o controversia imprevista, generando deliberadamente otro evento o noticia que capture la atención de los medios y la opinión pública.

Nuestro presidente y su gobierno son expertos en esta técnica. Recientemente, hemos sido testigos de cómo el gobierno ha recurrido a esta estrategia en varias ocasiones para desviar la atención del público de ciertos acontecimientos.

¿Recuerdan ustedes los escándalos de corrupción de las semanas anteriores en los que se vio envuelto el gobierno actual en La Guajira? Desde el famoso clan de los Torres con contratos cuantiosos hasta los controvertidos contratos de pasaportes y las polémicas compras de tierras. Estos escándalos han dejado al gobierno en jaque y al presidente Gustavo Petro y su administración al borde del abismo, alejándose considerablemente de las promesas de cambio por las cuales muchos colombianos votaron.

Incluso organizaciones independientes como Transparencia por Colombia han expresado su preocupación al respecto, señalando que la alta atención que se prestó a la lucha contra la corrupción durante la campaña electoral, la cual movilizó a millones de personas a las urnas, aún no ha sido correspondida.

El presidente, consciente de que los escándalos recientes están minando la confianza y credibilidad en su gobierno, recurrió en los últimos días a la estrategia de la cortina de humo, utilizando la propuesta de la famosa asamblea constituyente. Esta táctica captó la atención de todos los medios de comunicación y de los colombianos en general, desviando parcialmente la atención de los escándalos de corrupción que ocupaban los titulares de los periódicos y los noticieros nacionales.

Inicialmente, esta estrategia parecía estar funcionando y le dio un respiro al gobierno. Sin embargo, todo cambió cuando el expresidente Álvaro Uribe propuso la idea de una “vaca” para recaudar fondos destinados a terminar las obras de las concesiones 4G, desafiando al gobierno a no entregar el dinero necesario. El gobernador de Antioquia recogió la propuesta de Uribe y comenzó la campaña de la vaca para completar las obras complementarias del túnel del Toyo.

Esta situación volvió a poner en aprietos al gobierno del cambio, ya que desacreditó su estrategia de la asamblea constituyente. Los colombianos comenzaron a hablar sobre la vaca que los antioqueños estaban utilizando para completar las obras que el gobierno nacional se negaba a financiar. En un intento desesperado por recuperar la imagen de un gobierno del cambio afectado por los escándalos de corrupción, el presidente intentó detener la vaca e incluso amenazó con acciones legales contra el gobernador de Antioquia, aunque sin fundamentos jurídicos sólidos.

Esta serie de eventos marcó el fin de la estrategia utilizada por el gobierno para recuperar su imagen en medio de las crisis de corrupción que lo aquejaban, especialmente durante su recorrido por el Caribe.

Y aquí es donde seguramente los asesores del presidente, al observar el crecimiento de la iniciativa de la vaca no solo en Antioquia sino en otras regiones, se vieron obligados a buscar rápidamente otra cortina de humo. En su desesperación, la única opción que encontraron fue dar la orden de expulsar a los diplomáticos argentinos por las declaraciones del presidente Milei, quien se refirió al presidente Petro como “un asesino terrorista”. Esta acción logró en cuestión de minutos que la noticia de la vaca desapareciera de los titulares de prensa y redes sociales, cumpliendo así el objetivo de crear una distracción a su favor.

Sin embargo, el cálculo salió mal, ya que esta acción dio la oportunidad a sus opositores de recordarle quién había sido en su pasado y a qué organización terrorista pertenecía. Como dijo Séneca: “En tres tiempos se divide la vida: en presente, pasado y futuro. De éstos, el presente es brevísimo; el futuro, dudoso; el pasado, cierto”.

El presidente argentino simplemente repitió lo que el propio presidente Petro ha admitido públicamente: que fue dirigente y militante de un grupo terrorista que causó la muerte de miles de colombianos. Aunque ahora es presidente de los colombianos elegido democráticamente, seguirá siendo un exguerrillero. Y tendrá que cargar de por vida con las implicaciones de su pasado y las consecuencias que ello conlleva.

Si el gobierno del cambio no retoma el rumbo de las políticas que prometió a sus electores y que lo llevaron al poder en este cuatrienio, y sigue ocultando los errores de gobernabilidad que son comunes en cualquier administración, estará ignorando una situación que requiere atención urgente. Lo que no es aceptable es permitir que la corrupción siga proliferando de manera descontrolada. Además, el uso continuo de cortinas de humo solo agrava la situación.

El empleo de cortinas de humo, si bien puede funcionar temporalmente para desviar la atención de temas incómodos o controversiales, puede acarrear una serie de consecuencias negativas:

  1. Pérdida de credibilidad: La constante utilización de estas tácticas hará que la confianza en el gobierno siga disminuyendo entre los ciudadanos, lo que a su vez generará mayor desconfianza y escepticismo.
  2. Desinformación: Las cortinas de humo suelen implicar la difusión de información falsa o la exageración de eventos secundarios, lo que distorsiona la percepción pública de la realidad y crea confusión.
  3. Menoscabo de la transparencia: El uso de estas tácticas puede minar la transparencia del gobierno, ya que impide que los ciudadanos accedan a información veraz y completa sobre las acciones gubernamentales.
  4. Manipulación de la opinión pública: Las cortinas de humo pueden ser utilizadas para manipular la opinión pública y desviar la atención de problemas reales hacia cuestiones menos importantes o incluso inexistentes.

Si el gobierno continúa utilizando las cortinas de humo como una estrategia para tapar sus errores, esto tendrá consecuencias perjudiciales para la democracia, la transparencia y la confianza en el gobierno del cambio. Es crucial que se adopten medidas concretas para abordar los problemas subyacentes y reconstruir la confianza perdida.

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