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Los niños: flanco de la violencia

¡Toda acción que emprendan las autoridades para frenar la violencia contra los niños debe tener total respaldo ciudadano con el fin de poner tras las rejas a quienes así procedan!

Uriel Ortiz Soto, Uriel Ortiz Soto
13 de febrero de 2015

No podemos seguir hablando de paz cuando tenemos de por medio miles y miles de niños que están siendo asesinados, muchas veces con descuartizamiento o recibiendo todo tipo de maltrato por trabajos forzados, abusos y violencia sexual, a todo lo largo y ancho del territorio nacional.

Hay que empezar por mencionar los niños que se encuentran forzados en los diferentes frentes de las FARC, sin que hasta el momento los negociadores del grupo subversivo en La Habana, Cuba, hayan dado muestras de querer enmendar semejante crimen de lesa humanidad. 

Causa estupor y rabia escuchar relatos de algunos reinsertados y exsecuetrados, de cómo es la vida de los niños en la guerrilla, cómo son sometidos a trabajos forzados para su corta edad, que al no poder cumplirlos, se les monta un proceso de ser infiltrados, posteriormente condenados a fusilamiento ejecutado por sus propios compañeros, después de haber cavado su propia tumba.

Qué decir también de los niños nacidos en la guerrilla, que la mayoría de las veces crecen en medio de las balas, de llanto y de dolor se mece su cuna, de hambre y de miseria se alimenta su alma, puesto que sus progenitores no tuvieron ni la conciencia ni la responsabilidad para proporcionarles una vida digna. 

Pero no son únicamente los grupos guerrilleros los que reclutan niños para la violencia, son las demás organizaciones al margen de la ley, que muchas veces los utilizan como señuelo para ser mensajeros de horribles crímenes y masacres, después de cumplida su misión son asesinados para borrar todo posible rastro.  

No es la primera vez que a través de esta columna nos pronunciamos en repudio por los hechos de violencia contra los niños, estamos asistiendo a todo un martirologio infantil que ya está colmando la paciencia ciudadana y que desde luego no podemos continuar inermes frente a semejante drama. 

Las alarmas de las Organizaciones de Derechos Humanos en todo el mundo están encendidas, con el fin de iniciar las acciones pertinentes que les debe corresponder; puesto que Colombia es un país vinculado a la mayoría de ellas, es apenas lógico que el mundo entero reaccione ante semejante ola de infanticidio que día a día nos está trayendo desagradables sorpresas.  

Pero antes de inculparnos, puesto que considero que todos somos responsables de todo lo que está ocurriendo contra nuestros niños, hay que preguntarnos cuáles son las causas que están llevando a ciertos sectores de la sociedad a ser violentos con los niños, mucho se ha hablado sobre este tema: se han dictado leyes, señalando los derechos de los niños, pero, lamentablemente se quedan en letra muerta.

Para miles de niños sus hogares son un verdadero infierno, las noches, que deben ser momentos de encuentro familiar para revisar las labores del día, se convierten en todo un campo de batalla, sus padres, sin el mínimo respeto por sus hijos, se lanzan todo tipo de improperios que finalmente los lleva a plantear la separación.

Lamentablemente no existen centros de conciliación o de consejería matrimonial apropiados que les brinden una asesoría especializada, muchas veces los matrimonios y los hogares se pueden salvar si se descubren a tiempo las causas de la violencia intrafamiliar, que para ser sinceros las razones pueden son mínimas.

Lamentablemente cuando la separación queda planteada, se acude a una notaria que ofrezca los servicios de divorcio exprés, que sin ninguna responsabilidad lo decretan en cuestión de días, sin haber hecho una evaluación de si la pareja en vía de divorciarse tiene hijos menores de edad, que en este caso desde el punto de vista de comunidad y desarrollo, jamás se debe autorizar por más garantías de tipo económico que ofrezcan sus progenitores, puesto que la salud emocional del menor de edad queda a la deriva. 

Es doloroso tener que aceptar que el principal foco de violencia contra los niños en muchos casos son sus propios hogares; muchas veces son violados por sus propios padres, hermanos y tíos, además de ser vendidos a empresas de proxenetas; se conocen casos de niños de cinco años que son lanzados a la calle diariamente a las 4 de la mañana, se les fija una cuota que deben entregar a sus hermanos o progenitores en las horas de la noche, de no cumplirla, son sometidos a los más crueles castigos, privándolos de la comida y de una dormida digna.

Se calcula que en Colombia, diariamente son asesinados un promedio de cuatro niños, violados entres seis y ocho; esto sin tener en cuenta los niños que están muriendo de diferentes enfermedades como en el departamento de Chocó, donde se roban los recursos para la salud. Pero estos son los casos que apenas se denuncian.

Lamentablemente las autoridades municipales, en su mayoría, no tienen conocimiento de cuáles son los organismos protectores de los derechos de los niños: todos los municipios tienen cuando menos un personero, que al cumplir las funciones de representante del Ministerio Público, debe tomar el liderazgo dentro de la comunidad con el fin de mantenerla alertada sobre la sana convivencia de los menores de edad.

En cada departamento y muchos municipios hay presencia del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar y defensores del menor, organismos que están en la obligación de ejercer las acciones del primer respondiente cuando ocurra un delito contra un menor de edad.

Total, sí existen mecanismos legales para enfrentar el problema, lamentablemente la ignorancia y desidia de los funcionarios, impide cumplir con las funciones propias de su cargo, para el caso de protección a los menores de edad.  

urielos@telmex.net.co
urielos@hotmail.es

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