Claudia Varela, columnista

Economía

Pasivo-agresivo

En la vida cotidiana, es posible que te encuentres con personas que expresan su descontento o ira de manera indirecta a través de comentarios pasivo-agresivos.

Claudia Varela
12 de enero de 2025

Paula me llamó llorando. No podía ni hablar de la rabia que sentía cuando intentaba explicarme lo que había pasado. Me sentí aliviada cuando me di cuenta de que era algo de trabajo, y mejor aún cuando vi que sus lágrimas no eran de tristeza desmedida, sino más bien de decepción y frustración.

Paula cree con firmeza en el poder del propósito en el trabajo. Trabaja en una organización que busca el bienestar de jóvenes que no tienen posibilidades de estudios superiores y soporta con templanza las dificultades de un grupo en el que a veces no hay claridad en las responsabilidades de cada uno.

Cinco de los chicos se van a quedar sin becas, básicamente, porque algunos líderes con el ego inflado, que viven desde su escritorio en un país europeo, no entienden las dificultades de inequidad de nuestros países. En la última reunión, Paula se sintió maltratada por comentarios pasivo-agresivos en los que le dijeron que ella creía que hacía todo perfecto, que no era de su competencia hablar de temas económicos porque no es economista y que al final a la fundación no le convenía entrar a dar esas becas por un acuerdo macro con la universidad.

Cinco chicos que llevan más de un año detrás de su beca se van a quedar sin este derecho, sin recursos, sin estudio y con sueños aplazados, quizás un año más o para siempre.

Entendí perfectamente por qué Paula lloraba. En medio de mi empatía me sentí cercana a ella y también identificada porque he pasado por situaciones similares a lo largo de mi carrera. La trataron mal (Paula no es exagerada, más bien, guerrera) y los comentarios tuvieron toda la fuerza que tiene un putazo con la sonrisa en los labios.

En la vida cotidiana, es posible que te encuentres con personas que expresan su descontento o ira de manera indirecta a través de comentarios pasivo-agresivos. Estas interacciones pueden ser frustrantes y desconcertantes, y muchas veces, injustas. Pero al final, la vida y el mundo es todo menos justo, así que creo que hay que aprender a navegar el ego propio y el ajeno.

El primer paso para lidiar la pasivo-agresividad es identificar los comentarios que pueden tener ese matiz. Estos suelen ser sutiles y ambiguos, y pueden incluir sarcasmo, críticas disfrazadas de elogios o respuestas evasivas. Por ejemplo, si alguien dice: “Claro, porque siempre haces lo correcto”, probablemente está expresando sarcasmo en lugar de un elogio genuino.

Es en estos momentos cuando es muy importante mantener la calma y no dejarte llevar por la provocación. Responder con ira o frustración sólo puede escalar la situación. Tómate un momento para respirar profundamente y relájate antes de responder. Sé que es cero fácil y que a veces quisieras ahorcar a tu interlocutor, pero como dice la sabiduría popular, el que se enoja, pierde.

De otra parte, la comunicación asertiva es clave para enfrentar el comportamiento pasivo-agresivo. Expresa tus sentimientos de manera clara y directa, sin ser confrontativo. Puedes decir algo como: “Me parece que hay algo que te molesta. ¿Podemos hablarlo de manera abierta?”. Trata de mantener una buena sonrisa para que no manipulen tus emociones.

Aunque es importante ser directo, también debes evitar la confrontación muy fuerte que pueda poner a la otra persona a la defensiva. Intenta usar un tono de voz calmado y un lenguaje corporal abierto para fomentar un diálogo constructivo.

Pero definitivamente no temas poner límites. Puedes decir: “No me siento cómodo con este tipo de comentarios. Prefiero que hablemos de manera directa y respetuosa”.

En lugar de centrarse en el problema, intenta buscar soluciones. Pregunta a la otra persona cómo pueden resolver la situación juntos. Esto muestra disposición a colaborar y puede ayudar a aliviar la tensión y a bajarle cinco decibeles a la discusión.

Reflexiona sobre tu propia reacción a los comentarios pasivo-agresivos. ¿Por qué te afectan tanto? Comprender tus propias emociones puede ayudarte a manejarlas mejor y a no tomarte los comentarios de manera personal. Es vital no personalizar cada cosa, recuerda también que no eres el centro del mundo.

Lidiar con comportamientos difíciles puede ser emocionalmente agotador.

Paula, que no te hagan llorar los egos ajenos ni la injusticia. Seguiré con los dedos cruzados para que estos cinco chicos logren sus becas.

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