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Alejandro Cheyne, rector de la Universidad del Rosario.

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Respeto, cuidado y aprendizaje de los adultos mayores

Nuestra visión sobre la vejez cambia en la medida en que nosotros mismos envejecemos.

21 de enero de 2023

Los avances en la ciencia han logrado transformar las condiciones sobre cómo enfrentamos el envejecimiento. Sin embargo, la pregunta es si como sociedad, muy especialmente los jóvenes, comprendemos y aprovechamos la sabiduría y experiencia de los adultos mayores en la construcción continua de nuestro país.

La población mundial está envejeciendo como resultado del aumento de la esperanza de vida y de la reducción de la fecundidad.

Existe una transición demográfica en nuestro país, la cual se evidencia en el estudio “Personas mayores en Colombia: hacia la inclusión y la participación”, realizado por el DANE, en el que se “estima que para 2021 en Colombia residen 7.1 millones de personas mayores (60 años o más) que representan el 13,9 % de la población”.

Un hito muy importante para el mundo en este campo fue la Primera Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento en 1982, la cual marcó los rasgos generales de las políticas sobre envejecimiento.

Adicionalmente, se han dado desarrollos posteriores como los Principios de las Naciones Unidas en favor de las personas de edad en 1991 (independencia, participación, cuidados, autorrealización, dignidad), la Declaración Política y el Plan de Acción Internacional de Madrid en 2002, y la reciente Declaración de Santiago, en diciembre de 2022.

Todos estos espacios de reflexión representan un avance muy importante para Colombia con la formulación de políticas y programas para respetar y cuidar a los adultos mayores, como se observa en la política pública de envejecimiento y vejez 2022 - 2031. Desafortunadamente, aún falta mucha pedagogía para que TODOS podamos comprender su importancia e impacto y contribuir a ella.

Los adultos mayores en Colombia han enfrentado crisis económicas, políticas y sociales; han sido resilientes a la infortunada violencia de nuestra patria; vivieron los efectos de la pandemia, y han tenido el gran desafío de incorporar en sus vidas cotidianas los cambios tecnológicos acelerados.

Al mismo tiempo los jóvenes, los últimos años, han manifestado en las calles un deseo de cambio y de construcción de un nuevo país. Precisamente la convergencia de la experiencia de los adultos mayores con la fuerza de la innovación y pensamiento fuera de la caja de los jóvenes, es lo que nos permitirá generar un verdadero cambio.

Un primer paso seguro hacia ese cambio es empezar por el respeto a los adultos mayores, reconocer su dignidad y aceptar las diferencias para lograr una verdadera integración.

Y aprender de los adultos mayores no solo de sus conocimientos y experiencias, sino también de sus actitudes y aptitudes, y de sus valores, los cuales han defendido y mantienen en pie a nuestro país. Gratitud por siempre por los sacrificios inmensos en favor de nuestras familias y de Colombia.

El compromiso con los adultos mayores debe ser de todos los actores de la sociedad, del Gobierno Nacional, de las administraciones regionales y locales, de los empresarios.

Vale la pena reconocer la articulación de las empresas con la academia en programas de emprendimiento para adulto mayor, como el de Porvenir y la Universidad del Rosario, así como los esfuerzos de docencia e investigación que realiza el Instituto Rosarista para el Estudio del Envejecimiento y la Longevidad (IREEL).

En el año 2015, para celebrar los 50 años de la reapertura del programa de Medicina de nuestra Universidad del Rosario, nos visitó el Premio Nobel de Medicina de 2008 Jack Szostak, descubridor de los telómeros y la telomerasa, donde parece ser radica la clave del envejecimiento y la longevidad.

Con apuestas como estas, desde nuestra Universidad insistiremos en una pedagogía para todos, que nos permita comprender las ventajas de un envejecimiento saludable, solidario y activo en Colombia.

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