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Responsabilidad social bancaria

Una de las causas del fortalecimiento del gota a gota es la poca sensibilidad social de los bancos para con las personas de escasos recursos económicos.

Uriel Ortiz Soto, Uriel Ortiz Soto
15 de febrero de 2019

Algunas veces los gobiernos de turno han intentado poner fin al flagelo del gota a gota, pero lamentablemente las políticas bancarias están reguladas y supervigiladas por su máximo organismo rector: la Asociación Bancaria y entidades financieras.

Si se quiere acabar con el gota a gota es indispensable que el Gobierno promueva, ante el Congreso de la República, una ley que regule los préstamos bancarios para las personas de escasos recursos económicos, haciéndolas sujetos de crédito bajo su entera responsabilidad.

Consultados varios abogados penalistas, sobre la posibilidad de elevar los préstamos gota a gota a jurisdicción penal, con responsabilidad civil; es otra alternativa, puesto que, muchas veces los cobros, además de ser excesivos los intereses, se vuelven agresivos por quienes manejan la cartera, robando la tranquilidad de las familias, que infinidad de veces, la persona morosa acude al suicidio o es asesinada por las mismas bandas de prestamistas.    

La diferencia entre solicitar un crédito bancario con un gota a gota es enorme. Los bancos por lo regular, cuando un ciudadano de bajos recursos solicita un crédito no se lo niegan, pero, cumplir con todos los requisitos exigidos es imposible.

En primera instancia, el posible beneficiario debe ser sujeto de crédito bancario, y para serlo no puede estar reportado en las centrales de riesgo, entidades que por lo regular abusan, dejando a los potenciales deudores bancarios en lista negra, así hayan cancelado la obligación pendiente.

El habeas data, mecanismo que se impetró para que quienes se sientan en desventaja al ser reportados por los sistemas de riesgo, funciona a medias, puesto que la persona por normas regulatorias de las mismas entidades del sistema de riesgo, una vez se haya excluido de la lista de deudores morosos debe dejar transcurrir un tiempo para quedar habilitado.

En síntesis, el ciudadano agobiado de deudas, sin casa propia, con hijos para educar, muchas veces con hambre y enfermedades, se encuentra en el cafetín de los compadres con el prestamista de turno: gota a gota, que en cuestión de horas le ha solucionado el problema, pero, a unos costos tan altos que la deuda se convierte en un pagadiario con intereses hasta del 30 por ciento mensuales, que, al no poderla pagar oportunamente, la obligación termina en tragedia.

urielos@telmex.net.co

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