Home

Opinión

Artículo

TIEMPOS MODERNOS

Para un elector de 18 años el gobierno de Belisario es casi tan remoto como los partidos de Pedernera

Semana
21 de marzo de 1994

UNA RUBIA HERMOSA CIERRA LOS ojos y entreabre sus carnosos labios rojos en un gesto sensual muy provocativo; una joven trigueña y esbelta que lleva un vestido corto y abierto en una de las piernas deja ver el muslo casi hasta sus raíces; unos finos dedos de mujer destapan una carta que resulta ser el as de corazones, y un bello pájaro de color rojo encendido se destaca en medio del blanco puro de nieve y nubes que lo rodea. Estos son algunos de los anuncios publicitarios que están empezando a inundar las calles de todas las ciudades del país.
Si se hubiera hecho un concurso para premiar a quien adivinara qué producto se pretendía vender a través de este tipo de campaña, nadie habría acertado. Habrían creído que se trataba de un lápiz labial, de un brebaje para estar en forma, de una gaseosa dietética, de un fino licor o, yendo al extremo, del lanzamiento de una nueva lotería. Pero nadie hubiera dicho que se trataba -como en realidad se trata- de la arremetida institucional del Partido Liberal para una nueva toma del poder en el próximo mes de mayo. La gente, acostumbrada a los retratos de Uribe Uribe y Benjamín Herrera, de López, Olaya, Santos, Gaitán Lleras y demás ilustres del liberalismo que el partido saca a orear en elecciones, no puede si no sorprenderse de que las piernas, los labios, las uñas y el pajarito sean la versión moderna del viejo ¡dale, rojo, dale! Pero así es.
Otro fenómeno no menos destacable de la actual campaña electoral fue que en el acto de lanzamiento de la candidatura presidencial de Andrés Pastrana no se hubiera registrado un solo grito de "¡Viva al Partido Conservador!". Parece un hecho intrascendente, pero no lo es. Es más: es posible que sea la primera vez en la historia de Colombia que se lanza un candidato conservador y nadie le grita vivas a su partido. En ese acto había de todo: políticos conservadores, gentes sin partido, lagartos, curiosos, amigos, periodistas. .. Cualquiera de ellos (un conservador, un lagarto, un borracho) habría podido pegar un gritico por el conservatismo, por ejemplo cuando Andrés habló de su origen azul o de su padre, el ex presidente Misael Pastrana. Pero no ocurrió así.

¿QUE ESTARA PASANDO?
Una ojeada al electorado que va a decidir cuál va a ser el próximo presidente de la República puede empezar a dar pistas al respecto. Los jóvenes de 18 años están en capacidad de votar y, en conjunto, pueden llegar a ser algo así como el 20 por ciento o más de los votantes. Son, además, la crema de aquella masa misteriosa que los políticos llaman "la franja" y que suele ser crucial en las decisiones electorales.
Un joven-franja de estos no había nacido cuando Misael Pastrana terminó su mandato; todavía gateaba cuando Alfonso López entregó su gobierno; no estaba aún en edad de hacer la primera comunión cuando Turbay le dio paso a Belisario; tenía 10 años recién cumplidos cuando se posesionó Virgilio Barco, y le faltaban unos tres o cuatro años para entrar a la universidad cuando César Gaviria tomó las banderas de Luis Carlos Galán. Para un joven de estos, los nombres de personajes de figuración relativamente reciente como Juan Guillermo Ríos, Bernardo Ramírez, Jaime Bateman o Cochise Rodríguez suenan tan remotos como los de Guadalupe Salcedo, Guillermo León Valencia o Pedernera. Para uno de esos jóvenes-franja la violencia entre los partidos tradicionales o el Frente Nacional son referencias demasiado antiguas. Para él es difícil distinguir entre un partido y otro, pues en lo que lleva de vida han demostrado comportamientos casi idénticos.
A ese elector estuvo dirigido el acto de lanzamiento de la candidatura de Andrés Pastrana y todo parece indicar que hacia él se dirigirá también la parte fundamental de su campaña. Y desde ese punto de vista Pastrana está dando un batatazo como para sacar la pelota del estadio. El contenido y la forma de su discurso y de su programa, así como el entorno político deliberadamente apartidista ubican a Andrés Pastrana como el candidato de la juventud. Eso no le da necesariamente el triunfo, pero es mucho lo que ayuda.
En el caso de Samper -a través del Partido Liberal como institución- se ve una nueva tendencia a enviar mensajes liberales más modernos y subliminales ("el rojo es joven", etc.), lo que permite suponer que la contienda política se va a empezar a dar en un novedoso e interesante (no necesariamente superficial), lenguaje político juvenil. Falta saber si el llamamiento a la fibra liberal tiene éxito entre un electorado que no distingue entre Uribe Uribe y Uribe Cualla.

Noticias Destacadas