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Ahora, ¡A armar a los maestros!

La extravagante propuesta de Trump de armar a los maestros sólo contribuye a fomentar en alguna forma su comercio ilegal internacional al que Colombia se ha opuesto.

Juliana Londoño, Juliana Londoño
24 de febrero de 2018

Algunos han quedado estupefactos con la propuesta de Trump de que, para evitar las cotidianas matanzas colectivas en los Estados Unidos, los maestros en las escuelas deberían llevar un arma oculta para hacer frente a los potenciales agresores. Además, se daría una prima especial a los que tomaran un cursillo sobre su manejo.  

La medida llevaría a incrementar el porte de armas, que es exactamente lo contrario a lo que muchos norteamericanos solicitan. Además, ¡pobres maestros y maestras dar clases con pistolas calibre 38 ocultas!

Obama no pudo restringir la venta de armas y Trump, durante su campaña presidencial manifestó que “las armas no son las malas, los malos son los que las utilizan”. La teoría es parecida a la de que “los chicarrones no engordan…el que engorda es uno”.

La American Rifle Association, a cuyos directivos Trump ha calificado de “patriotas”, tiene un poder tan extraordinario en la política norteamericana, que ha impedido que se implante un control eficaz a la venta y posesión de armas de fuego, que está garantizada por la segunda enmienda a la constitución de los Estados Unidos, que es “sacramental” para los norteamericanos.

Como el uso y comercio ilegal de las armas ligeras y pequeñas ha sido y sigue siendo una de las más graves amenazas para nuestra seguridad interna, Colombia desde la administración del presidente Virgilio Barco introdujo el tema del control de su fabricación y distribución, tanto en la agenda de la OEA y como en el de Naciones Unidas. Nuestro actual embajador en Washington, Camilo Reyes, lideró el tema en Ginebra durante varios años.

La propuesta de Trump incrementaría la tenencia de armas en los Estados Unidos. Además, como no todas las masacres se han producido en las escuelas, sino en iglesias, teatros, discotecas y en las calles, habría que armar a todo el mundo. Se volvería así a la época del “lejano oeste”.

Afortunadamente en Colombia no tenemos el problema de los Estados Unidos. Allá mientras que cualquier loco mata a 15 personas en una escuela, aquí se asesinan las mismas 15, pero en todo el país.  Además, mientras que allá los agresores usan armas automáticas, aquí muchos ni siquiera las utilizan y simplemente le entierran a la víctima un cuchillo en el estómago, si el infeliz trata de evitar que le roben el carro, la bicicleta o el celular.

Además, a diferencia de los Estados Unidos, tenemos la ventaja de que como aquí las cárceles están hacinadas y nuestro avanzado ordenamiento legal permite que los asaltantes sean liberados tres horas después de su captura, no existe la carga presupuestal que implica al estado mantener a un bandido de estos durante 10 o 15 años años en una cárcel.   

(*) Profesor de la facultad de Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario.

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