OPINIÓN ONLINE
El Bitcoin marca el camino de la innovación financiera global
Llama la atención que en Colombia, un país con alta penetración de tecnología a través de dispositivos móviles poco se conozca, o por lo menos se publique, acerca de la revolución que están viviendo los mercados de consumo en el mundo, especialmente en lo referente a servicios financieros.
Llama la atención que en Colombia, un país con alta penetración de tecnología a través de dispositivos móviles poco se conozca, o por lo menos se publique, acerca de la revolución que están viviendo los mercados de consumo en el mundo, especialmente en lo referente a servicios financieros. El bajo uso productivo de las tecnologías de la información y las comunicaciones sobre el cual incluso la regulación ha tratado de prohibir en casos como el de Uber o Netflix, dan cuenta del rezago en el conocimiento de las ventajas de esta tecnología en el país.
En Colombia, según cifras oficiales, al cierre de 2015, 41.8% de los hogares tenían acceso a internet, mientras que 68% de los usuarios de internet lo utilizaron para acceder a redes sociales. Adicionalmente, según cifras de Asomovil, al cierre de 2016, habrá cerca de 18,2 millones de usuarios con acceso a smartphones, mientras que las más recientes estadísticas muestran que en el país hay cerca de 20 millones de usuarios de Facebook, ubicándose en el top 15 del ranking mundial de usuarios de esta red social.
Lea también: ¿Por qué es importante la calificación crediticia?
En el caso de la industria financiera, el Fintech, término compuesto derivado de la conjugación de las palabras “finance & technology”, se está generando una marcada evolución que por medio de la creación de empresas o unidades de negocio soportados en la utilización las tecnologías de la información y la comunicación está creando y ofreciendo servicios financieros de forma más eficaz y menos costosa que los ofrecidos tradicionalmente.
Uno de los nombres más destacados en la revolución que hoy vive la industria financiera, especialmente en las economías desarrolladas y que es sin duda un ícono de la innovación en la denominada economía colaborativa (sharing economy) es el desarrollo del Bitcoin como criptomoneda. No obstante, lo llamativo es su soporte en una infraestructura tecnológica que omite la existencia de un banco central y, en general, de intermediarios.
Las criptomonedas son un medio de cambio que utiliza la técnica de encriptación para controlar la creación de unidades monetarias y verificar la transferencia de fondos al realizar transacciones comerciales; Bitcoin es el nombre de la criptomoneda más conocida. Encriptar es una manera de codificar la información para que no pueda ser descifrada en caso de ser interceptada mientras ésta viaja por la red; solamente a través de un software de descodificación que conoce el autor de estos documentos encriptados es como se puede volver a decodificar la información y así ser usada para las transacciones.
La tecnología “peer to peer” (P2P), popularizada por Napster en 1999, es una red de computadores que se conectan y comunican entre sí sin usar un servidor central, optimizando así la capacidad de dicha red. Esta tecnología es la que a su vez permite la creación del blockchains que es la estructura que soporta la existencia de criptomonedas.
El blockchain es una especie de contabilidad compartida entre muchos participantes (usuarios de internet) de todas las transacciones a través de una red P2P, lo cual permite crear y almacenar electrónicamente registros incorruptibles de eventos pasados y presentes. Además, permite registrar y confirmar eventos, en este caso transacciones, sin dar detalles concretos sobre el tipo de evento o las partes involucradas, lo cual implica privacidad. Por esta última razón, el Bitcoin ha estado en el centro de las críticas por facilitar transacciones ilegales, aunque este es un riesgo que se corre también, por ejemplo, con el dinero en efectivo.
Lea también: ¿Miedo al éxito o repensar el modelo de globalización?
De lo anterior queda claro que más allá del Bitcoin o las criptomonedas, la verdadera revolución está en la tecnología del blockchain que tiene el potencial de cambiar la estructura de una amplia variedad de transacciones, incluyendo el sistema de pagos tradicional, entendido el sistema de pagos como el conjunto de mecanismos e instrumentos utilizados en una economía para transferir dinero. Así como la desmaterialización de los títulos valores fue un gran paso en la eficiencia y seguridad de los sistemas de pagos a nivel mundial, hoy el blockchain parece estar llamado a ser la gran plataforma de innovación sobre la forma en que se realizan las transacciones financieras.
Revoluciones como la implementación de cajeros automáticos para dispensar dinero en efectivo sin necesidad de acudir a las oficinas bancarias, el desarrollo de tarjetas de crédito y débito, hoy conocidas como “dinero plástico”, o el desarrollo de pagos por internet que han permitido el éxito de plataformas de comercio electrónico, son avances previos en la continua series de evoluciones que el ser humano va desarrollando para facilitar su interacción económica, hecho que ya ocurrió en el ámbito social con la aparición de las redes sociales.
Las caídas del sistema o el funcionamiento de transacciones solamente en horas laborales podrán ser cosas del pasado y, en consecuencia, los costos de transacción disminuirán. El acceso a la tecnología será determinante para la incorporación de estas nuevas tecnologías en las transacciones comerciales y financieras, pero la necesidad de cuentas bancarias, centrales de riesgo, algunos intermediarios financieros sin valor agregado será cada vez más menor.
En todo caso, al menos en muchas economías desarrolladas, comerciantes, consumidores, desarrolladores tecnológicos, inversionistas, instituciones financieras y reguladores son ya participantes clave en el desarrollo de criptomonedas y otras tecnologías que están dando forma a la nueva industria del Fintech. Sin embargo, en un país como Colombia con inflación legislativa, con exceso de burocracia estatal y con desconfianza para realizar transacciones por internet, la posibilidad de que los aspectos positivos del blockchain lleguen rápidamente son todavía poco alentadoras.