MAURICIO BOTERO

Evitando un entierro de quinta

El principal sector económico que tiene sus días contados es el de los combustibles fósiles. Y tiene los días contados porque los sustitutos limpios y renovables como la energía solar y eólica están a la vuelta de la esquina.

Mauricio Botero Caicedo, Mauricio Botero Caicedo
16 de diciembre de 2020

Sería necio no reconocer el enorme aporte a la economía de dichos combustibles al país, pero sería igualmente necio no reconocer que la desaparición de estos combustibles es una cuestión de pocos lustros, a lo mucho un par de décadas. El sector de combustibles fósiles merece morir dignamente y tener un entierro de primera, y no aquel que seguramente el mercado le propinaría en caso de no tomar las medidas necesarias.

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El primer subsector de los fósiles en cerrar es el carbón térmico. Aunque es odioso citarse a uno mismo, creo ilustrativo reseñar algo que el autor de esta columna escribió en El Espectador hace unos meses:

"Durante el primer semestre del año, la minera Cerrejón reportó perdidas por $368.000 millones. El segundo semestre puede ser igual de malo, o aún peor. No hay poder humano que pueda obligar a una empresa a operar en rojo; y cuando una compañía ve que las pérdidas recurrentes son estructurales y no coyunturales, cierra. Y cerrar, señores sindicalistas, me temo que puede ser el futuro de las empresas de carbón térmico en Colombia (y eventualmente en el mundo entero).

"Por lo tanto la conversación de las empresas y los sindicatos, conversación que siendo necesaria no va a ser nada fácil, debe girar alrededor de cómo preparar y reentrenar a las decenas de miles de trabajadores del sector que eventualmente van a quedar en el asfalto. ¿Es posible reentrenar a los trabajadores del sector? Es decir, ¿enseñarles otra forma de pescar? Por supuesto que lo es, pero se requiere un enorme esfuerzo de parte de la empresa y los trabajadores, que, acompañados de la academia, de expertos en diferentes campos, de docentes y de “coaches” en muchas especialidades, hagan un monumental esfuerzo en lograr que la meta de reentrenamiento sea una realidad. La disyuntiva es que o todos conversan, o todos pierden!.

La desaparición eventual del petróleo y el gas, sectores bastante más grandes y poderosos, se vislumbra en el horizonte. Pero es urgente adelantar una conversación similar a la del carbón. Es necesario que los principales actores en el sector de los combustibles fósiles (empresas, sindicatos, gobierno) se den cuenta de que la desaparición de los hidrocarburos es inevitable y que, entre más rápido se inicie la conversación para brindarle al sector un entierro de primera, va a ser mucho menos costoso y traumático”.

De no hacerlo, el mercado, que va ofrecer alternativas totalmente limpias, renovables y a un costo apreciablemente más bajo se va a encargar de darles un entierro de quinta.

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Decía el general Charles de Gaulle que los “cementerios están llenos de gente indispensable”. Se trae a colación la sentencia del militar francés porque en Colombia hay infinidad de personas que asumen que son indispensables. Haga de cuenta el lector un gran y renombrado restaurante en el que, al haber un cambio accionarial, renuncian el gerente, dos o tres chefs y un pequeño número de “pinches” de cocina. Los que dejan el restaurante le advierten al mundo entero que el restaurante va a desaparecer y que nunca será el mismo.

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¡No se dan cuenta de lo poco indispensables que son!

Esto mismo pasó hace varios días en la revista Semana, cuando el cambio de dueño llevó a la renuncia de un grupo pequeño de colaboradores. Y digo pequeño porque dicha revista tiene centenares de empleados. Cuando los que salieron anunciaron su dimisión, advirtiéndole al país la segura desaparición de la revista, poco tenían en cuenta que los subscriptores digitales se iban a multiplicar. Tampoco habían oído mencionar la sentencia del francés en el sentido de que los cementerios están llenos de “gente indispensable”.