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De acuerdo con información del Ministerio de Minas, avanzan 14 proyectos eólicos y solares.

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Así va el boom de las energías verdes

El país avanza en la transición energética con el desarrollo de las energías renovables no convencionales. Viene una nueva subasta, pero hay que agilizar los procesos para que los proyectos no se frenen.

26 de noviembre de 2020

El mundo está en un proceso de transición energética. Mientras la discusión sobre hasta cuándo recursos como el petróleo y el carbón mantendrán su vigencia en la canasta y oferta para generación de energía, la agenda avanza y ya priorizó el desarrollo de energías renovables no convencionales, de nuevas tecnologías y de la eficiencia energética.

Tecnologías que hace unos años no eran viables por sus costos –como la eólica o la solar–, o que apenas se consideraban en planes piloto, ya empiezan a mostrar una mayor participación en la matriz energética del futuro para reducir emisiones y avanzar en el proceso de descarbonización. Colombia ha dado un salto gracias a su gran potencial de recursos: tiene agua, que le ha permitido convertirse en uno de los países con una generación más limpia y además cuenta con zonas como La Guajira, que es uno de los cinco lugares más atractivos para producción de energía eólica en el planeta y registra una radiación solar más alta que el promedio mundial.

En 2019, el Gobierno adelantó una subasta de energías renovables no convencionales –particularmente proyectos eólicos y solares– que le permitirán al país pasar de menos de 50 megavatios de capacidad instalada en 2018 a más de 2.800 megavatios para finales de 2022, lo que representará 12 por ciento de la matriz energética.

De acuerdo con información del Ministerio de Minas, avanzan 14 proyectos eólicos y solares que recibieron asignaciones en las subastas de cargo por confiabilidad y de contratos de largo plazo, y representarán inversiones por más de 7 billones de pesos y más de 6.000 empleos.

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Pero la apuesta va más allá y tiene visiones de corto y mediano plazo. En el corto, el presidente Iván Duque anunció recientemente la realización de una nueva subasta de contratos de largo plazo en Colombia que será lanzada en 2021, con el fin de seguir impulsando la transición energética.

“Esta nueva subasta será para proyectos que estén en operación antes de diciembre de 2022, para seguir consolidando esta revolución de las energías renovables no convencionales. En solo 27 meses hemos multiplicado por cinco la capacidad instalada de renovables en el país y en los próximos 22 meses lo vamos a multiplicar por más de 20. Esta nueva subasta va a llevar a que Colombia sea líder en la transición energética”, dijo Duque al dar a conocer la iniciativa.

También en el corto plazo, el ministro de Minas y Energía, Diego Mesa, advirtió que con los incentivos que se incluyeron en el Plan Nacional de Desarrollo y en la Ley de Financiamiento se les dio una inercia propia a las renovables no convencionales. “Hay una serie de inversiones muy importantes que no están asociadas a las subastas.

Hemos calculado para los próximos seis o siete meses que más de 300 megavatios van a entrar en operación en proyectos de autogeneración o que le van a vender a la red y no están sujetos a la subasta. Y eso incrementa los montos de inversión en unos 350 millones de dólares”, dijo el ministro Mesa en un programa de Dinero en Semana TV.

Distintas empresas están apostando al desarrollo de estas energías. Enel, con más de 500 megavatios, es uno de los jugadores más representativos en este momento, con proyectos eólicos y solares en el Cesar y La Guajira. También se destacan AES, Celsia, Trina y EDPR, compañía del Grupo de Energía de Portugal. Además está el Grupo Energía de Bogotá (GEB), que realizará la línea de interconexión.

En la Unidad de Planeación Minero Energética (UPME) se encuentran registrados más de 7.260 megavatios de capacidad instalada en proyectos de fuentes no convencionales de energía renovable en el país.

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Pero eso no es todo. En el mediano plazo, las energías renovables serán la base fundamental para avanzar en otras tecnologías, como por ejemplo el hidrógeno verde, que se produce a partir de la energía eléctrica, generada a precios competitivos por fuentes renovables –como la solar y la eólica– y la electrólisis del agua.

De hecho, las reservas de hidrógeno verde están directamente relacionadas con las reservas potenciales de energías renovables y la disponibilidad del agua, en las que Colombia tiene un papel protagónico.

El hidrógeno verde no solo se convierte en una estrategia clave en la transición energética, sino también en el potencial que representa para reemplazar ingresos en el futuro que hoy provienen, por ejemplo, del carbón.

Los retos

Para Bruce Mac Master, presidente de la Andi, una de las tareas más destacadas del Gobierno nacional ha sido la recomposición de la matriz energética con los proyectos de energías renovables. “Eso es verdaderamente revolucionario. En ese orden de ideas, hay que garantizar que todos esos proyectos salgan adelante, que esa inversión se haga, que se genere la energía y también hay que garantizar las mejores condiciones en el territorio donde se generan los proyectos”, afirmó.

Precisamente, uno de los mayores desafíos ahora, en momentos de reactivación económica, consiste en superar las tensiones sociales que se han generado con el desarrollo de estos proyectos, especialmente en La Guajira.

Varias de las consultas previas fueron aplazadas por la pandemia y eso produjo tensión sobre los proyectos, no solo los de generación, sino también en las líneas de transmisión que sacarán la energía y la conectarán con el resto del país. Pero el punto álgido se dio tras el pronunciamiento de tres procuradores judiciales de la región que solicitaron la suspensión no solo de esos proyectos y sus líneas de transmisión, sino también de los planes de expansión eléctrica.

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Es fundamental que los proyectos avancen en su desarrollo. En el corto plazo para que impulsen la dinámica económica del país, cuando más se necesita por la dramática caída del PIB, producto de la pandemia. Pero más adelante para consolidar la estrategia de transición energética y que Colombia dé un nuevo paso en uno de los sectores más poderosos que tiene.