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La reactivación llegará por sectores. Las aglomeraciones siguen proscritas. Eventos masivos todavía no habrá. | Foto: Guillermo Torres

REAPERTURA

Covid-19: no hay que bajar la guardia

Reabrir la economía es positivo, pero hay que aumentar las precauciones. Una segunda ola podría tener peores resultados.

3 de septiembre de 2020

Nadie pone en tela de juicio que la estrategia de encerrar a la población tuvo resultados efectivos para impedir la propagación del virus. Pero también es claro que la economía pagó los platos rotos

Solo en el caso de Colombia, el aparato productivo sufrió un impacto de 15 puntos del PIB trimestral entre abril y junio. Por eso, muchos colombianos pedían volver a la “normalidad”. Y efectivamente el país entró a una nueva etapa de “aislamiento selectivo, de distanciamiento y responsabilidad individual”. En pocas palabras, volver a las calles, con muy pocas excepciones, para retomar poco a poco actividades en sectores clave. Hay mucha ansiedad, pero ello no debe hacer perder la perspectiva.

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El distanciamiento, el tapabocas bien usado y el lavado de manos son ahora la clave de la vida social y productiva. Porque si aumentan los casos dramáticamente, nos podríamos enfrentar a un escenario catastrófico: volver a un aislamiento obligatorio.

El país ya va para los 20.000 muertos y 600.000 casos confirmados, así que todavía caminamos por la cornisa. En el mundo hay una situación similar: ya se registran 25 millones de casos. En Europa se ha empezado a notar un incremento en los casos luego de la reapertura. Francia volvió a niveles superiores a los 7.000 positivos diarios y empezó a exigir el tapabocas. Ucrania y Hungría cerraron sus fronteras nuevamente y en Alemania las autoridades aumentaron las restricciones mientras la población reclama en las calles mayores libertades. En general, es muy pronto para cantar victoria.

La situación es más grave para ciertos sectores a los que una apertura restringida puede ponerlos contra las cuerdas. En efecto ellos, como los restaurantes o el transporte público, no pueden funcionar al 50% de la capacidad. Ese será uno de los desafíos durante la apertura.

El país ya va para los 20.000 muertos y 600.000 casos confirmados de covid-19.

En todo caso, ninguna estrategia de apertura puede tener éxito si las personas no interiorizan las nuevas costumbres y toman acciones decididas para proteger su vida y la de los demás.

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El ministro de Salud, Fernando Ruiz, aseguró que "en esta tercera etapa vendrán en bajada la mayor parte de las ciudades del país y es donde necesitamos evitar que existan rebrotes. Esto nos lleva hacia unas prohibiciones estrictas que tienen que ver con eventos públicos y privados que conlleven aglomeraciones, conciertos, discotecas, ferias y eventos deportivos, así como consumo de licor. Y, adicionalmente, en los municipios de alta afectación se podrían tomar medidas adicionales".

El país aún no puede cantar victoria. En ciudades como Bogotá, la reapertura llegó en un momento en el que solo podemos evidenciar un aplanamiento de la curva. Por eso ser cuidadosos es prioritario. Además, las autoridades tampoco pueden bajar la guardia: preocupa que el número de pruebas viene en caída; se necesita mantener elevada esta actividad de diagnóstico.

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La noticia de que la tensión sobre el sistema de salud en Colombia viene bajando y por eso es posible retomar cierta normalidad es muy positiva.

Está en juego bajar definitivamente la curva de contagios, ganar una mayor normalidad en las actividades sociales y tener la mayor capacidad productiva posible para alcanzar algo de recuperación económica. La lucha contra la covid-19 continúa.