| Foto: Archivo Particular

NACIÓN

"Mi hija está condenada a muerte": madre de estudiante colombiana en Rusia

Valeria Guerrero, estudiante de medicina, fue diagnosticada con cáncer, pero el seguro médico no le cubre el tratamiento y no tiene cómo volver a Colombia.

22 de abril de 2020

Valeria Guerrero Storino es estudiante de medicina en Rusia, creció en Barranquilla y gracias a una beca viajó a ese país para formarse en la universidad. Luego de 6 semestres cursados, la pandemia la dejó bloqueada en Moscú. Ella estaba segura, pero empezó a presentar problemas en la espalda y decidió hacerse unos exámenes médicos.

La noticia para esta joven fue devastadora cuando le dijeron que tiene un diagnóstico de linfoma de Hodking en fase 4. Luego de recibir la dura noticia, conoció que el seguro médico no le cubre el tratamiento de quimioterapias. "Al no ser ciudadana rusa, tengo una póliza de seguro como estudiante extranjera. Desafortunadamente, me dirigí al seguro y me dijeron que en estos casos no me podían ayudar", dijo en Semana Noticias. 

En ese momento, abandonó su residencia como estudiante y compró unos tiquetes para viajar a Colombia y llegar a Barranquilla para reunirse con su familia. Sin embargo, las fronteras estaban cerradas. Ahora, desde Rusia, pide ayuda al Gobierno nacional. Este fue el llamado que hizo a través de las redes sociales:

"Desde Cancillería me dicen que hay un vuelo humanitario de Madrid a Colombia y que buscarán la forma de moverme desde Moscú a Madrid. El problema es que yo soy una simple estudiante extranjera y no tengo el poder de decirle al gobierno ruso que me ayude a salir; eso debe ser un acuerdo entre gobiernos porque ya que no hay vuelos comerciales", dijo Valeria.

Su madre, Martha Storino dijo que siente una gran impotencia por no poder estar junto a su hija ante la difícil noticia. "Es una impotencia muy grande. Hago un llamado al corazón de los colombianos y del presidente Duque porque el valor de la vida de Valeria es el coste de los cupos de un avión de Moscú a Madrid".

Dijo que su hija está condenada a muerte porque no es posible adquirir el costo de 250 asientos de un avión humanitario. "El asunto es de dinero, resulta muy caro traerla". Ambas saben que esperar a que se reabran las fronteras es darle tiempo a que el cáncer avance y no se pueda controlar.

"Nadie tiene certeza de cuándo se van a abrir las fronteras. Las fechas que se establecen se van ampliando y la enfermedad de mi hija sigue avanzando". Por eso, cada día que pasa, es una posibilidad que Valeria pierde de atacar al cáncer.

Valeria asegura que lo más duro fue enterarse de una enfermedad tan seria sin poder estar al lado de su familia. Su única compañía ahora es una conocida que le prestó alojamiento puesto que ella, una vez había comprado el tiquete a Colombia, abandonó la residencia de estudiante.

Madre e hija suplicaron, a través de Semana Noticias, que el Gobierno colombiano entable una conversación con Rusia para atender esta urgencia de vida o muerte. Valeria pidió entre lágrimas: "Ayúdenme a regresar con mi familia". Por su parte, su madre aseguró haber oído hablar de "vuelos ambulancia" y que quisiera conocer esta posibilidad dada la atípica y sensible situación en la que su hija se encuentra. "Lo que más temo es no poder darle un abrazo a mi hija estando viva", aseguró Marta en medio de su dolor.

Por su parte, Valeria, quien más que nunca necesita un abrazo de su madre, a miles de kilómetros de distancia, y viendo a su progenitora solamente a través de una pantalla, dice que antes de acostarse piensa en toda su familia, en su padres y en el momento que pueda volver a verlos. Es optimista sobre su enfermedad y, a pesar del dolor en su columna y en su corazón, dice que, pase lo que pase, va a salir adelante y terminará su carrera de medicina.

Su madre, entre lágrimas, dijo: "Voy a hacer todo lo que yo pueda y lo que no pueda, también, para que nos volvamos a encontrar y puedas sanarte" y le reiteró: "Niña, levántate". Con la esperanza de que la ayuda llegue rápido y Valeria reciba la atención médica que necesita en Colombia, de la mano de su mamá.