V I R U S
El abc de la hepatitis
Aparte de la que afecta a César Rincón, hay otras formas temibles de la enfermedad hepática.
La hepatitis es un término muy amplio que abarca aquellas enfermedades que producen la inflamación del hígado. Las causas más frecuentes de hepatitis son los virus, entre los cuales ya se han descubierto por lo menos siete. SEMANA consultó a Rafael Claudino Botero, médico de la Fundación Santa Fe de Bogotá y experto en este tema, para conocer a fondo cada una de estos virus.
Hepatitis A: es la más frecuente en niños y adultos jóvenes y se contagia por agua y comida contaminada de materias fecales que llevan el virus. En general es benigna. Un 99 por ciento de los pacientes se recuperan por completo con una dieta normal y reposo durante dos meses. Los síntomas son decaimiento, falta de apetito, orina de color rojizo, ojos y tez amarilla y sensación de peso en el lado del hígado. Un porcentaje considerable de quienes tienen este virus es asintomático y por eso causa epidemias en sitios cerrados como jardines infantiles, hospitales y cárceles. La hepatitis A se previene mejorando las condiciones higiénicas de la población y a través de una vacuna que se debe aplicar en el segundo año de vida.
Hepatitis B: se transmite por medio de agujas y equipos médicos contaminados, transfusiones de sangre, por vía sexual o de madre a hijo en el momento del parto. Existen 30 millones de casos en el mundo, de los cuales 10 millones se encuentran en Suramérica. La mayoría son portadores sanos, que no desarrollan la enfermedad. Se estima que sólo 25 por ciento de los casos presentan hepatitis crónica, que evoluciona a cirrosis y luego a cáncer de hígado. Existe una vacuna para prevenir este virus, la cual se aplica en toda la población y que ha empezado a reducir la incidencia de la enfermedad en el mundo. Para los pacientes crónicos el tratamiento médico esta basado en dos drogas: el interferón y la tamivudina. En los casos más extremos sólo vale el trasplante de hígado.
Hepatitis C: este virus se descubrió en 1989. De 10 a 20 por ciento de los casos se produjeron por transfusión de sangre. También se transmite por intercambio de agujas contaminadas y en 5 por ciento a través de relaciones sexuales. En Colombia, desde 1990, hay controles para que la sangre de los donantes esté libre de este virus. De modo que todo individuo que haya sido objeto de transfusión antes de 1990 hace parte de la población de riesgo y debe comprobar si tiene o no la enfermedad. El 85 por ciento de los casos son asintomáticos. Sólo el 20 por ciento presenta hepatitis crónica, que luego evoluciona a cirrosis y a cáncer de hígado, un proceso que puede durar 30 años. No existe aún una vacuna para prevenirla. Para quienes desarrollan la enfermedad el interferón y la ribavirina son la base del tratamiento. Entre 40 y 70 por ciento de los pacientes quedan libres de esta infección. Quienes no responden a la droga son candidatos a trasplante de hígado.
Hepatitis D: es un virus defectuoso que requiere la hepatitis B para existir. Se presenta en el trópico, en zonas como la Sierra Nevada de Santa Marta, la serranía del Perijá —en el límite con Venezuela—, Urabá, el Magdalena Medio y la Amazonia. Tiene los mismos síntomas de la hepatitis B y si no se trata a tiempo el paciente puede morir por falla del órgano. La ventaja es que se puede prevenir con la misma vacuna de la hepatitis B.
Hepatitis E: sus síntomas son similares a los de la hepatitis A. Ha habido casos en la India, Rusia y en México pero en Colombia no es un problema importante de salud pública.
Hepatitis G: se presenta por transfusiones y hasta el momento no se conoce que cause enfermedad.
Hepatitis TTV: se transmite por transfusiones y causa enfermedad hepática pero hasta ahora se encuentra en investigación.