Las vacunas han mostrado reducir ostensiblemente las hospitalizaciones y las muertes en los países donde la variante delta se encuentra creciendo sin límites. | Foto: getty images

Pandemia

“Estoy segura de que la intención detrás del virus y las vacunas es despoblar la Tierra”, los insólitos argumentos de los antivacunas

Son ya muchos en el mundo que no quieren prestar el brazo para inmunizarse contra la covid-19. Estas son sus razones.

14 de agosto de 2021

Por estos días los antivacunas no son personas muy bien vistas en el mundo. Angela Merkel dijo que les haría la vida difícil a los que en Alemania no se quieren vacunar, mientras Emmanuel Macron sentenció que los obligará a hacerlo. En Estados Unidos, donde el tema de la pandemia está politizado, muchas compañías también han exigido el carnet de vacunación como condición para trabajar en sus sedes, ante la protesta de muchos porque la medida va en contra de sus libertades individuales. Hasta Jennifer Aniston, actriz de Friends, dijo que iba a dejar de hablarles a todos aquellos amigos que estaban en contra de estos biológicos.

Así de acalorado está el debate. Según un sondeo de Kaiser Family Foundation, la mitad de los adultos no vacunados en ese país creían que la vacuna suponía un riesgo más grande para su salud que infectarse con el coronavirus.

Y en la medida en que se recrudece el brote en Estados Unidos por la variante delta, la impaciencia empieza a hacer de las suyas. Mientras tanto, las autoridades están posponiendo el regreso a la oficina y volviendo a instalar la medida de usar máscara en todo momento. Ante esto, no han faltado los ingeniosos incentivos para convencerlos de que den su brazo a torcer.

La razón para esta fuerte reacción es que frente a delta, las vacunas, cualquiera que sea la marca, han mostrado reducir ostensiblemente las hospitalizaciones y las muertes en los países donde la variante se encuentra creciendo sin límites. Por ende, en la mayoría de casos actuales los grandes afectados son cientos de no vacunados que se han infectado con esta hipercontagiosa variante del SARS-CoV-2. Según datos de Gran Bretaña, el mes pasado, 60 por ciento de las personas admitidas en los hospitales británicos con covid-19 eran no vacunadas.

Además de eso, el gran temor es que mientras existan personas vulnerables no vacunadas, más riesgo hay de que el virus infecte a la gente. Y es en esas infecciones que el virus puede mutar y mutar hasta quizás convertirse en una cepa aún más fuerte que la delta, incluso una que no sea detectada por las pruebas ni a las cuales los medicamentos actuales o las vacunas puedan atacar. Así las cosas, no vacunarse representaría recomenzar de cero.

En los medios de comunicación abundan las historias de muchos de ellos, que en sus camas, intubados y con máscaras de oxígeno, se arrepienten de no haber hecho caso. La gran ironía es que la mayoría de los antivacunas se encuentran en los países ricos, donde estas abundan, mientras que en los países pobres luchan por que una vacuna les llegue al brazo lo antes posible.

Los países donde más abundan los movimientos antivacunas es donde más recursos para obtenerlas hay.

Según The Washington Post, en Estados Unidos el 58 por ciento del total de la población ha recibido al menos una dosis y en Canadá ese número es de 70 por ciento, mientras que regiones de África y Asia sufren por recibir el número de dosis que necesitan para proteger a su población. De acuerdo con Forbes, un sondeo en febrero mostró que cuatro de cada diez personas en Francia no quería ser vacunada contra la covid-19. Algo similar sucede en otros países de la Unión Europea, donde las dudas empezaron a surgir debido a los reportes sobre la posible aparición de coágulos con la vacuna de AstraZeneca.

En Colombia, según el más reciente Pulso Social del Dane realizado en junio, 11 por ciento de la población no quiere vacunarse y son más las mujeres que expresan esa negativa que los hombres. Sin embargo, el porcentaje bajó del 17 por ciento que se negaba a hacerlo en mayo, lo que indica que las campañas de vacunación podrían estar persuadiéndolos. La encuesta, además, señala que las dudas son similares a las de los europeos: creen que las vacunas pueden ser inseguras debido a los potenciales efectos adversos.

No obstante, muchos lo hacen por otras razones. Creen, por ejemplo, que tienen una salud y un sistema inmune a prueba de todo, y como llevan una vida sana y activa van a hacerle frente a este virus. Eso le sucedió a John Eyers, un deportista nato de Southport, Inglaterra, entre cuyas pasiones estaba escalar montañas, acampar y correr. El hombre, de 42 años, había participado en triatlones y en retos como el Ironman, así como en competencias de fisicoculturismo. Se creía inmortal, pero hace cuatro semanas, tras contraer covid, murió en el hospital a pesar de todos los esfuerzos de los médicos por salvarlo.

Hay miedo, falta de información, creencias muy arraigadas y hasta teorías de conspiración. Esto es lo que muchos de los antivacunas colombianos piensan sobre el tema.

Por qué no me vacuno

Laura, 49 años

“Soy mamá de dos niñas y soy estadounidense, pero vivo en Colombia desde hace más de 15 años. De acuerdo con mis creencias y basada en datos empíricos mundiales, la covid-19 existe, pero fue creada en Wuhan por Anthony Fauci, Bill Gates y multinacionales que financia la Organización Mundial de la Salud (OMS). Estoy segura de que la intención detrás del virus y las vacunas es despoblar la Tierra.

Comparando la tasa de muerte en zonas que usan el tapabocas y en las que no, los tapabocas no protegen contra el virus y aceleran las enfermedades y la muerte por falta de calidad y cantidad de oxígeno que el cuerpo requiere. Además, según las cifras oficiales mundiales de la OMS, apenas 0,02 por ciento de la población mundial ha muerto por coronavirus. Esto quiere decir que 99,8 por ciento de los seres humanos sobreviven sin secuelas. Por eso no quiero aplicarme la vacuna ni tampoco que mis hijas lo hagan, pues no creo que esta vacuna sea segura. Me gusta ser la mensajera de la verdad para salvar vidas y dar tranquilidad individualmente y mis fuertes creencias están basadas en Jesucristo: decir la verdad, perdonar y hacer todo con amor”.

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Raúl Salazar, 61 años

“Yo soy médico de la Universidad del Valle desde hace 35 años y no me pongo la vacuna porque lo que están ofreciendo no es una vacuna. Ninguna lo es. Y no lo es porque no la han terminado. La tercera fase de animales nunca se hizo. Todas las sustancias usadas en humanos se prueban antes en animales, pero en este caso no se hizo y eso es muy raro. Somos un experimento.

A la gente le hacen firmar un consentimiento informado, pero en realidad eso no es informado porque no hay información que diga que dentro de los riesgos de ponérsela está morir. Debería decir, por ejemplo, que el cuerpo podría reaccionar con enfermedades autoinmunes que a su vez podrían llevar a la muerte. Dicen que fue aprobada rápidamente porque estamos en una emergencia.

Pero ¿cuál emergencia? No hay tal, la covid se cura ciento por ciento con tratamiento temprano, en las primeras 72 horas. Tengo pacientes de 94 años que están sanos después del coronavirus, u otros como mi suegra, de 89 años y con epoc, quien sobrevivió a la covid porque nos dedicamos a sacarla adelante”.

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Nancy León, 60 años

“Considero que las vacunas son un experimento, un negocio, y no sirven para nada. Mejor dicho, sirven para hacer daño. A una hermana le provocó coágulos en una pierna y una alergia incontrolable que hasta el momento no le pasa. Ya lleva más de tres meses. A otra hermana y a su esposo, a quienes les colocaron las dos dosis de Pfizer, les dio covid después. En vez de estar promocionando esas vacunas por qué no le recomiendan a la población hacerse los remedios, que los hay, en lugar de estar sembrando pánico. En mi familia y amigos hay muchísimos a los que les ha dado covid, entre esos a mi hijo, y nadie se ha muerto, porque se han tratado. Pero por la corrupción no les conviene, por los millones que reciben y se lucran de esta farsa”.

Alberto Granados, 33 años

“Prácticamente es que me parece poco tiempo para que ya haya una especie de cura contra la covid. Por ahora no tengo tranquilidad con las vacunas porque se ha visto que otras personas han vuelto a caer en la covid después de vacunarse. Más adelante sí lo haré, cuando se vea que haya algo más certero, que funcione en realidad, pero por ahora no. Mi idea es que no sirve, y también porque con remedios naturales uno puede controlarla para que no avance. La idea es cuidarse de forma temprana y evitar que avance. Es que la covid no mata si uno no dejar avanzar esa gripa.

No me importa infectarme en este momento. Tengo la tranquilidad de Dios. Tengo una fe fuerte de que Dios está en medio de todo esto, y si es su voluntad que yo parta, así será. A mí ya me atacó el virus y lo fui pasando, y si me vuelve a atacar no me voy a desesperar, sino que volveré a hacerme los remedios tranquilo, en la casa, cumpliendo con la cuarentena”.

Bogota septimazo domingo
economía informal
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aglomeraciones en la pandemia del coronavirus
junio 27 del 2021
Foto Guillermo Torres Reina / Semana
Algunas personas tratan la covid-19 con plantas medicinales o recurren a la automedicación. | Foto: Guillermo Torres Reina / Semana

Carolina Paz, 30 años

“Yo no me quiero poner la vacuna porque el desarrollo del virus ha sido incierto y no hay certeza sobre sus efectos. El virus tiene demasiada variabilidad. Para algunos es mortal, mientras que para otros no y esta incertidumbre sobre el virus no te da certeza tampoco sobre la vacuna.

Sí hay variedad de vacunas y puedes escoger, pero los efectos secundarios son muy amplios en cada persona. Eso no me da tranquilidad, me parece que debe haber mayor tiempo de investigación porque no te da seguridad de lo que puede pasar al vacunarte. Y además, si te pones la vacuna debes seguir con los mismos protocolos: usar tapabocas, respetar la distancia, al igual que si no te la pones. Yo escogí llevar una vida saludable y de esa forma me siento más tranquila que con una vacuna”.

Sofía, 57 años

“Alguien hizo un TikTok en Estados Unidos en el que a la gente vacunada se le colocaba un imán y le quedaba adherido. En el sitio donde fue vacunado, en la piel. Luego intentaron con muchas cosas metálicas y se magnetizaba ese mismo lugar. Los de La Quinta Columna (un portal de YouTube) dijeron ‘esto no es normal’, y fue cuando hicieron el experimento y analizaron el vial de la vacuna y detectaron óxido de grafeno. Con el grafeno, cuando activen la tecnología 5G, por ahí caerá todo el vacunado. Yo hice el experimento con dos amigos y se les quedó pegado el imán, el tenedor y el celular”.

Los escépticos vs. la ciencia

“Las vacunas fueron hechas a la carrera y por lo tanto no son confiables”

La ciencia dice que en los estudios iniciales para su desarrollo y aprobación, las vacunas resultaron ser efectivas en 95 por ciento de los casos (Pfizer y Moderna) y no reportaron tener efectos secundarios que pusieran en peligro la vida. Según la Universidad Johns Hopkins, entre las razones por las cuales se desarrollaron tan rápidamente, tanto la de Pfizer/BioNTech como la de Moderna, es que venían trabajando durante años, lo que ahorró mucho tiempo de investigación. No hubo saltos de fases ni etapas de investigación, sino que algunas se hicieron de manera simultánea para acelerar el proceso. Además, China secuenció rápidamente el virus y hubo una millonaria inversión de dinero en la industria para que pudieran agilizar el proceso y contar con ellas cuanto antes. Tener brotes activos en muchos lugares del mundo ayudó a que la fase clínica fuera más rápida, pues eso permitió ver prontamente si la vacuna servía o no en el mundo real.

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“Los efectos secundarios son muy peligrosos”

La ciencia dice que las vacunas pueden suscitar efectos secundarios, pero la mayoría de ellos son de corta duración y no son serios ni peligrosos. Los más serios son muy raros y pueden resolverse con la oportuna intervención médica. Los fabricantes de estos medicamentos reportan que es normal sentir dolor en el lugar de la inyección, así como dolor de cabeza, cansancio y fiebre por uno o dos días. Antes de ser eso un problema, es señal de que la vacuna está estimulando el sistema inmune.

Las personas que sufren de alergias deben consultar con su médico sobre cómo vacunarse de manera segura. Y en caso de sentir síntomas que persisten más de dos días recomiendan consultar a un especialista. Cualquiera de estos efectos puede ser tratado a tiempo y sin consecuencias fatales. Los efectos secundarios graves de las vacunas son muy poco frecuentes. Por ejemplo, si se administra un millón de dosis de una vacuna, una o dos personas puede tener una reacción alérgica grave. Así las cosas, vacunarse es más seguro que contraer la covid-19.

“La vacuna tiene sustancias controvertidas”

La ciencia dice que las vacunas autorizadas por los diferentes entidades de salud contienen ácido ribonucleico mensajero –ARNm– (en Pfizer y Moderna) y otros ingredientes normales en este tipo de biológicos como grasas, que se usan para proteger ese ARNm. También contienen sales y azúcares. Otras tienen el virus inactivado y otras más (AstraZeneca, Johnson & Johnson y Sputnik V) tienen un fragmento del código genético del coronavirus que se mezcla con un virus inofensivo, o “vector de adenovirus”, que sirve para transportar este material genético al cuerpo. Los adenovirus transportan la proteína S (espícula), que hace que se produzcan anticuerpos. Ninguna tiene grafeno ni tejido fetal ni otro material extraño como microchips o implantes o aparatos que sirvan para controlar a los individuos.

“La vacuna genera un campo magnético”

La ciencia lo niega, pues estos biológicos no contienen ingredientes que puedan producir un campo electromagnético en el lugar de la inyección ni en otra parte del cuerpo. Todas las vacunas contra covid-19 están libres de metales. Además, no hay liberación o descarga de cualquiera de los componentes de la vacuna dentro o fuera del cuerpo.