La temporada decembrina vuelve y la agenda corre, pero una idea gana terreno: detenerse para recordar. En medio de vitrinas y catálogos de adornos, resuena una práctica desde la consciencia: decorar desde la memoria navideña, con lo que ya tiene en casa.

Esta mirada desplaza el afán por “llenar” y propone decoración con recuerdos: menos piezas, más sentido. El criterio no es acumular, sino remembrar, traer al corazón aquello que hizo historia en la familia. Al colocar ese objeto en el centro, el color se define solo, el lugar se vuelve escenario y los detalles acompañan sin estorbar.

Los árboles de Navidad cada vez son más minimalistas. | Foto: Getty Images

Navidad: la magia de volver a la memoria que habita en casa

En cada hogar, diciembre se enciende con una señal. Una fotografía que aparece entre papeles, la canción de la emisora, un adorno escolar. Indicios que invitan a poner manos a la obra.

Lurdes Palacio ha decorado hogares por más de tres décadas y su trabajo pone en el centro los recuerdos de cada familia. “Un objeto basta para despertar la Navidad”, señala. La escena se repite cada año: cajas abiertas y papeles, bolsas y adornos por todos lados, y también hallazgos que parecían olvidados. Esas piezas de casa se vuelven objeto memoria, piezas con historia que encienden los recuerdos.

“Nada se bota, todo se transforma con amor”: filosofía que reinventa la Navidad

“Saca ya la Navidad”, dice Lurdes. No esperes el fin de semana ni el gran plan. Si ese objeto memoria te llama, dale su lugar esta misma noche si es necesario. “Vas a ver cómo la casa respira distinto”, señala.

La diseñadora invita abrir las cajas del árbol de Navidad y desempolvar el pesebre. Pero lo hace de una manera diferente, para ella hay una consigna, no bota nada: todo sirve cuando trae historia. “No es teoría ni tendencia, es un modo de volver a casa en estas fechas”, agrega. Ese gesto cotidiano, repetido con calma, arma escenarios de Navidad que se sienten propios, que no compiten con ninguna tienda porque respiran familia.

Lurdes lo cuenta: “La memoria entra por los sentidos. Un adorno escolar vuelve a brillar cuando se escucha que alguien canta ‘campanas sobre campanas…’ en la cocina. La carta al Niño Dios doblada de hace años, se lee otra vez porque el olor a clavo para la natilla despierta la escena exacta en que fue escrita”. Integrar todo eso a la casa es simple y se logra con pocos gestos: abrir las cajas, escuchar, oler, mirar. Así se abre la puerta a la decoración con recuerdos y todo empieza a tener sentido, se trata de remembrar lo vivido y permitir que el hogar hable en voz baja y clara: “aquí pasaron cosas hermosas”.

La invitación es mirar los cajones, reconocer el objeto memoria que ya vive en casa y dejar que la decoración con recuerdos haga su trabajo. “Si algo trae recuerdo, ya tiene valor”, dice Lurdes. Esa es la ruta para una Navidad con sentido, íntima y compartida. Navidad: la magia de volver a la memoria se vuelve experiencia.

“No es llenar, es encender”, apunta Lurdes. Así aparecen escenarios de Navidad que nacen de lo que ya existe y se quedan en la memoria.

Este año, Lurdes suma un nuevo capítulo a su historia: una alianza creativa con IKEA, la marca global reconocida por democratizar el diseño y promover hogares funcionales, cálidos y sostenibles.

Esta colaboración fortalece su propósito invitando a su comunidad y a más personas a descubrir ideas de decoración que mezclan memoria, diseño y emoción.