La Ruta 45 es una especie de espina dorsal del país. Inicia en el sur, paralela al río Magdalena, y lo conecta con el centro y con Bogotá. Además, permite la salida de Colombia al sur del continente para llegar del país a Ecuador. Ahora, esa estratégica troncal se convierte en una de las más modernas gracias a la concesión Autovía Neiva-Girardot, que interviene y administra uno de los tramos más sensibles. Abarca una longitud de 193 kilómetros, de los cuales 76 son de doble calzada adosada a la existente que buscan mejorar las condiciones de seguridad vial, permitir la accesibilidad a nuevas zonas geográficas, reducir los costos de operación vehicular y disminuir los tiempos de viaje. Durante casi cuatro años de actividad se han intervenido 21 kilómetros de mejoramiento (variante El Juncal en el Huila) y 11 kilómetros de nuevas calzadas entre El Espinal y Flandes (en el Tolima), las cuales ya están a disposición de los usuarios. Al final de este año se proyecta poner en funcionamiento otros 89 kilómetros de carretera rehabilitada entre los municipios de Aipe, en Huila, y Saldaña, en Tolima. Lea: ¿En qué van las vías 4G? La creatividad y la innovación han formado parte de la obra. Por ejemplo, el viejo puente Anchique, ubicado sobre el río que lleva el mismo nombre en Natagaima, Tolima, estaba situado en medio del tramo en construcción y para continuar la obra sin interrumpir el tráfico los ingenieros movieron el puente 16 metros hacia uno de los costados sin afectar su estructura. La maniobra tuvo una duración de dos días durante los cuales, se reitera, la vía estuvo en plena operación. Desde el inicio de la obra la concesión Autovía Neiva-Girardot ha fomentado hábitos, conductas y comportamientos seguros en la vía a través del Programa de Cultura Vial, que consiste en espacios de formación para promover la prevención de accidentes y sensibilizar sobre el manejo del riesgo y uso adecuado de las vías. Por otra parte, la concesión Autovía Neiva-Girardot ofrece a la comunidad espacios de capacitación con el fin de desarrollar proyectos sociales que sean sostenibles a largo plazo. Por esta razón, apoya iniciativas productivas presentadas por la comunidad –o las entidades territoriales– que contribuyan con el crecimiento económico de la región.