El pasado jueves 4 de septiembre se llevó a cabo el cierre de la serie entre Houston Astros y New York Yankees en el Daikin Park de Texas, Estados Unidos. El duelo, que parecía encaminarse a una victoria cómoda para los visitantes, terminó convirtiéndose en un auténtico final de infarto.

En la novena entrada, los Astros consiguieron llenar la casa y estuvieron a punto de dar un golpe histórico con un posible grand slam que les hubiera permitido firmar la remontada y quedarse con la serie. Lo que parecía una victoria segura para los Yankees se transformó en un momento de alta tensión.

En medio de esa escena cargada de nerviosismo, ocurrió lo inesperado. Yankees reaccionaron de manera insólita y presentaron una queja formal ante el umpire del plato, Adrian Johnson. El reclamo se dio porque el bate con el que Taylor Trammell había conectado un doble no cumplía, según ellos, con las regulaciones oficiales de la MLB.

El argumento del equipo neoyorquino fue que el bate presentaba una decoloración poco inusual, algo que a simple vista parecía inofensivo, pero que llamó poderosamente la atención del entrenador Aaron Boone.

Bone salió del banquillo para aclarar su queja respecto al bate. | Foto: ©Icon Sportswire All Rights Reserved

El partido quedó detenido durante varios minutos mientras los árbitros debatían sobre la validez del reclamo. Tras no llegar a una conclusión unánime, optaron por decomisar el bate y notificar el caso a las oficinas de la liga.

La MLB actuó con rapidez. Menos de 24 horas después, la administración de las Grandes Ligas emitió su veredicto, en el que le dio la razón a Boone. Según la normativa, los bates deben tener una división clara de 18 pulgadas sin transiciones multicolor, algo que no cumplía el utilizado por Trammell, según informó Al Bat.

Sin embargo, la liga también concluyó que bajo ninguna circunstancia este bate representó una ventaja para el rendimiento del jugador en medio del encuentro. En otras palabras, aunque la observación de Yankees era válida desde el reglamento, el objeto no influyó en el desarrollo ni en el resultado de la jugada.

Trammell, al ser cuestionado, defendió su posición. Dejó en claro que su herramienta de juego no le otorgaba ninguna ventaja: “No hay trampa aquí, solo un bate que ha visto mucha acción”, afirmó a la prensa.

Por su parte, el mánager de Yankees, Aaron Boone, en rueda de prensa explicó que su intención nunca fue empañar el momento, sino garantizar el juego limpio: “Es parte del juego y todos queremos que se juegue de manera justa”, dijo con firmeza.

La queja de Yankees llegó en un instante clave, lo que desató conmoción entre los aficionados y marcó un giro inesperado en un duelo que ya era dramático. De haber sido diferente la resolución de la MLB, se hubiera podido registrar un hecho histórico en la liga.