Todo colombiano que hace compras para la temporada de fin de año sabe de la existencia del Black Friday. Es más, la espera con paciencia ante la expectativa de aprovechar las rebajas. Pero muchas veces se lleva sus decepciones. La jornada, cuyos anuncios invaden la atención del consumidor, se ha posicionado en el país, a tal punto que, al igual que en Estados Unidos, las personas ahorran para realizar compras –a veces hasta innecesarias– para Navidad y fin de año.

No obstante, muchos afirman que al llegar el momento de la compra no les queda más remedio que retirarse si están en una tienda física, o salirse de la plataforma si pretendían adquirir los productos en el comercio electrónico. Se marchan desanimados, pues la expectativa era mayor, como lo afirma el testimonio de un usuario del transporte aéreo. “Vi un aviso de tiquete de avión entre Bogotá y Medellín en 52.300 pesos en la página web de una aerolínea y me resultó atractivo. Pero cuando abrí y empecé a poner fechas, ninguna opción salió con ese precio”.

Los negocios, por su parte, defienden a capa y espada la veracidad de la estrategia de las promociones que promueven como masivas y que, de hecho, logran mover las registradoras mucho más que en días ordinarios. En 2024, por ejemplo, vendieron 2,7 billones de pesos en tres días, y eso que aún en Colombia el Black Friday es una actividad incipiente, pese a que ya lleva 11 años realizándose, principalmente en centros comerciales y en tiendas virtuales y físicas.

La evidencia de que la gente se vuelca a comprar con la expectativa del descuento la da Fenalco, gremio de los comerciantes, que pone como muestra el canal electrónico, que representa entre el 2,2 y el 2,5 por ciento de las ventas totales del comercio. “En noviembre se rompe esta tendencia y alcanza un promedio de 3,2 por ciento, impulsado, en parte, por la expectativa del Black Friday”. Y eso que esa estadística, realizada por el Dane, no incluye las millonarias compras efectuadas por medio de plataformas internacionales, como Amazon, Temu, Shein y AliExpress, por lo que el gremio estima que hay un subregistro. “La actividad sí es significativa, como lo confirman los 13,7 millones de facturas electrónicas que registró la Dian en la jornada del año pasado”.

Ojo con los riesgos de páginas clonadas para la temporada de Black Friday. | Foto: Getty Images

La psicología cuenta

En la realidad de los descuentos de Black Friday, que en esta oportunidad será del 28 al 30 de noviembre, entra a jugar mucho la percepción y la psicología. Las personas, en particular los jóvenes, que, además, son cazadores de ofertas en categorías como moda y tecnología, consultan las redes sociales, la principal fuente de búsqueda para hacer compras. Allí, el bombardeo de mensajes deja la sensación de que mucha gente está comprando y que, por lo tanto, los productos se están vendiendo baratos.

El resultado es que las adquisiciones se realizan sin importar si los precios siguen iguales a los de otros días habituales del comercio.

Laura Zuluaga, investigadora de la firma Raddar, experta en consumo, señala que “al revisar la inflación mensual de algunas categorías que pueden estar en promoción durante los días del Black Friday, no se logra observar un patrón de decrecimiento de los precios en términos mensuales durante noviembre, por lo que los descuentos realizados por estos días en las jornadas promocionales en algunos comercios no se alcanzan a visualizar en el total del mes”. Ese hallazgo, explica la investigadora, puede responder a varias situaciones: “Las jornadas promocionales duran apenas unos días de noviembre. A veces no todo el almacén está en descuento, sino solo la mercancía en liquidación por ser de temporadas pasadas. Y no todos los comercios se suman a la dinámica, sino principalmente los que operan en internet”.

Laura Zuluaga, investigadora de la firma Raddar, experta en consumo.

En EE. UU. son reales

El punto de referencia es Estados Unidos, donde nació esta actividad promocional, que se inicia un día después de la tradicional celebración de Acción de Gracias, instaurada por los migrantes que llegaron a ese país. La percepción es que allá, el comercio realmente sí tira la casa por la ventana con las rebajas, tanto por la tradición de escoger un día de gratitud a la vida como por la compensación del costo que implica rebajar precios, que les permite la venta por volumen.

En Colombia, los porcentajes de descuentos que se anuncian, del 50 por ciento en promedio, no dejan de ser llamativos. Pero, en el caso de los tiquetes aéreos, a veces la desazón llega, pues el usuario, por lo general, busca alternativas para viajar en la temporada alta y deja la compra pendiente para el Black Friday. No obstante, al abrirlas, encuentra la sorpresa de que los precios son inclusive más altos y que las rebajas tienen condiciones específicas en cuanto a fechas y destinos.

Paula Cortés Calle, presidenta ejecutiva de ANATO. | Foto: Cortesía ANATO

Paula Cortés, presidenta de Anato, gremio de las agencias de viajes, expresa un argumento que puede ser la explicación de los sentires ciudadanos con los precios del turismo. “Muchos de nuestros asociados eligen sumarse a la temporada para ofrecer descuentos, pero ajustados a la realidad del mercado”. Por ello, agrega que no se debe perder de vista que las agencias no compiten solo por precio, sino por confianza, transparencia y acompañamiento. “Quienes deciden ofrecer promociones lo hacen cumpliendo estándares de servicio, garantizando que cada oferta sea real, verificable y ejecutable”.

En todo caso, la Superintendencia de Transporte manifestó que estará vigilante y hará visitas de verificación a las páginas web y plataformas digitales de las aerolíneas. “El fin es constatar la información, condiciones y promociones ofrecidas durante jornadas como el Black Friday, recabando material probatorio que permita identificar eventuales prácticas de publicidad engañosa”, señalaron los voceros de la entidad.

Por el lado del comercio al por menor, Leopoldo Vargas, gerente de la firma Mall & Retail, sostiene que esta industria es muy madura; por lo tanto, no se arriesgaría a incumplir las promesas de valor. “Los grandes almacenes hacen promociones verídicas en asocio con sus proveedores. Los descuentos anunciados se cumplen, pues lo peor que le puede pasar a una marca es perder credibilidad. Sería castigada por el mercado mismo”.

De eso tan bueno no dan tanto

Una circunstancia adicional ha llevado a que el consumidor dude sobre la veracidad de los descuentos en Black Friday. El comprador sabe que “de eso tan bueno no dan tanto”, y en los últimos tiempos las jornadas se extienden más allá de los días previstos, ofreciéndose después como Black Days o Black Weekend, entre otros.

Además, la delincuencia aprovecha la jornada. El KnowBe4 Global Retail Report 2025, sobre ciberseguridad, revela que la industria minorista es uno de los cinco sectores más atacados. “Una de las estafas más comunes está ligada a las promociones falsas que imitan ofertas de grandes minoristas y redirigen a los usuarios a sitios web clonados”, dice el estudio.

Cielo Rusinque, superintendente de Industria

Para que el Black Friday funcione para todos, el comercio debe ofrecer descuentos reales, y el consumidor, entender los límites de las promociones, porque, al final, las ventas son un negocio.

La Superintendencia de Industria y Comercio, que tiene entre sus funciones la de proteger al consumidor, advierte que “en caso de evidenciar un posible incumplimiento a los términos de las ofertas que se promocionen, se iniciarán las respectivas averiguaciones preliminares con el fin de establecer si existe alguna infracción al Estatuto del Consumidor y, de encontrar mérito, se iniciarán las investigaciones administrativas formales, que podrán culminar con las sanciones previstas en el artículo 61 de la Ley 1480 de 2011”.