Las lluvias atípicas registradas durante el primer semestre del año en Caldas y Risaralda generaron afectaciones significativas en la producción cafetera, lo que llevó a la activación de un mecanismo de protección climática, conocido como Café Seguro de Seguros Bolívar, que hoy beneficia a 8.060 productores de la región con más de 17.883 millones de pesos en indemnizaciones.
Los recursos fueron desembolsados a través de un seguro paramétrico que opera con base en datos satelitales y mediciones de precipitación. Esta herramienta ha permitido agilizar el proceso de compensación para los productores afectados, garantizando la continuidad de sus actividades y la estabilidad de sus ingresos.
Según información oficial, el 81 % de los caficultores beneficiados pertenece al Programa AAA de Nespresso, iniciativa que promueve prácticas sostenibles y busca fortalecer la calidad del café y los medios de vida de las comunidades rurales. Este grupo recibió un total de 15.796 millones de pesos.
El trabajo articulado entre entidades del sector agrícola, organizaciones de la cadena cafetera y cooperativas de productores del Norte de Caldas, Alto Occidente, Aguadas, Anserma y Manizales fue fundamental para facilitar el acceso al Incentivo al Seguro Agropecuario del Gobierno Nacional y asegurar el flujo de recursos hacia los productores.
Las precipitaciones excesivas impactaron más de diez municipios, entre ellos Aguadas, Anserma, La Merced, Manzanares, Neira, Pácora, Riosucio y Salamina. En promedio, cada productor recibió alrededor de 2,2 millones de pesos para mitigar las pérdidas generadas por la alteración climática.
“Estos apoyos demuestran la relevancia de fortalecer los mecanismos de mitigación del riesgo y la resiliencia del campo colombiano”, afirmó Álvaro Carrillo, presidente de Seguros Bolívar.
La prima del seguro se cubrió gracias a aportes de diferentes actores, entre ellos programas privados, el Incentivo al Seguro Agropecuario administrado por FINAGRO y las cooperativas de caficultores. El modelo utilizado permite activar pagos automáticos basados en información climática remota, asegurando que las indemnizaciones lleguen a quienes realmente enfrentan pérdidas por fenómenos naturales.
Este proceso se consolida como una muestra del papel que juegan los instrumentos de gestión del riesgo en un contexto marcado por la creciente variabilidad climática y los retos que plantea para la ruralidad colombiana.