El 2022 finalizó para Colombia con un reporte desalentador en materia inflación, debido a que la variación anual revelada por el Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (Dane), deja en evidencia que el costo de vida en el país registró uno de los mayores ascensos, vistos en las últimas décadas.

De acuerdo con la entidad estadística, la inflación al cierre del año pasado se ubicó en 13,12%, que si se compara este indicador con el reporte que han dado a conocer los demás países de América Latina, se observa que el de Colombia es uno de los más altos en la región.

Así lo destacan datos recopilados por La República, en el que se evidencia que las mayores inflaciones se presentaron en Venezuela (155%), Argentina (92,4%), Chile (13,3%) y Colombia (13,12%). Mientras que las más bajas se registran en Bolivia (3,2%) y Ecuador (3,6%). Sin embargo, vale la pena aclarar que el reporte de los países latinoamericanos no es el definitivo, sino que la información hasta noviembre del 2022.

En su análisis sobre este indicador macroeconómico, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), había advertido que las presiones inflacionarias en la región se intensificarían en el 2022, en respuesta a coyunturas internacionales que se verían reflejadas en los aumentos en el precio de los alimentos, una mayor volatilidad cambiaria y los síntomas de desaceleración que muchas economías han venido mostrando, especialmente, después del segundo trimestre.

“Entre diciembre de 2021 y octubre de 2022, la inflación se incrementó en 26 países de la región”, se lee en el informe Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe 2022 de la Cepal, en el que también se indica que los mayores comportamientos inflacionarios, debido a que la tasa se ubicó sobre dos dígitos, se registraban en países como Argentina, Cuba, Haití, Surinam, Venezuela, Chile, Colombia, Honduras y Nicaragua.

Indica que las acciones adoptadas por los bancos centrales para controlar la inflación, deberían implicar menores tasas en el futuro, por lo que prevé que para este año 2023 se comience a presentar una disminución en este indicador macroeconómico, debido a que se estima una caída en los precios de los bienes primarios, en especial de la energía y los alimentos; así como, menores tensiones en las cadenas mundiales de suministro. Así pues, las estimaciones apuntan a que en 2023 la inflación mundial debería reducirse.

No obstante, las proyecciones no son del todo confiables, debido a que la Cepal deja entrever que “la dinámica de la inflación podría moverse a un ritmo distinto, incluso en otra dirección, si se mantienen los problemas vinculados a los cuellos de botella en la oferta (mundial y regional). Si nuevos cambios en el escenario geopolítico vuelven a perturbar los precios de la energía y de los alimentos, o si se producen nuevos aumentos de las tasas de interés de los bancos centrales de los países desarrollados, en especial la Reserva Federal de los Estados Unidos, lo que sin duda entrañaría una mayor volatilidad cambiaria en las economías de la región”.

En definitiva, puntualiza el organismo internacional que si se genera una disminución en las tasas de inflación en los países de América Latina y en la región en general para este año, los niveles de las mismas serían superiores a los reportados antes de la pandemia. Esto, deja en evidencia que el costo de vida para los latinoamericanos seguirá siendo una preocupación en el 2023, debido a que no hay claridades sobre cuando se estarán moderando las coyunturas que están jalonando la inflación, por lo que, en el escenario más sensato es que en el 2024 sea el año en el que comience a registrar una tendencia a la baja en este aspecto.