Con la aclaración de que la percepción general es que ninguna reforma tributaria es “justa”, pero que bajo el contexto actual sí es necesario hacer un ajuste al sistema impositivo del país, el exgerente del Banco de la República Juan José Echavarría dio su veredicto de la iniciativa recientemente aprobada por el Congreso, pero que aún se encuentra pendiente de la conciliación de los textos avalados en Cámara y en Senado.

En su concepto, se necesita una reforma tributaria para garantizar los ingresos que requiere el Estado para cumplir con sus obligaciones de cara a un año difícil como pinta 2023, así como para contribuir a la equidad y también porque el recaudo de impuestos en Colombia es bajo en comparación con los países del vecindario y también con los que pertenecen a la Ocde.

“Además, tenemos una estructura de gastos e impuestos que redistribuye poco”, aseguró al participar en el foro ‘Horizonte Económico y de Inversión 2023′, organizado por Acciones & Valores y LarrainVial.

Para Echavarría, quien actualmente es investigador de Fedesarrollo, uno de los graves problemas del sistema tributario nacional es que los más ricos y las multinacionales pagan menores tarifas (tasa efectiva de tributación) que el resto de los contribuyentes. De hecho, puso como ejemplo la tarifa de renta que paga el 0,5 % más rico de los colombianos, la cual es 8 %, frente a 12 % que paga el 1 % más rico y el 22,5 % que pagan quienes ganan el ingreso promedio en el país.

Esto lo atribuye a la elusión, que es la práctica mediante la cual por vías legales se busca evitar o minimizar el pago de impuestos. Hasta 2018, la elusión alcanzaba 8 % del PIB y si bien se presenta en varios tipos de impuestos, su mayor incidencia está en el IVA (6,6 % del PIB), un impuesto que no fue tocado en la reforma tributaria del actual Gobierno. “Los economistas no hemos sido exitosos en convencer a los políticos sobre la necesidad de ampliar el IVA y eso cada vez luce más difícil, en especial después de lo que le pasó a Alberto Carrasquilla cuando intentó hacerlo”, sostuvo Echavarría.

Si a la elusión se le suma la evasión, que justamente por su ilegalidad es difícil de calcular, se estima que ambas podrían equivaler a 17,2 % del PIB, una suma que similar a 20 reformas tributarias.

Balance

Tras argumentar la necesidad de una reforma tributaria, Echavarría se refirió a si la que acaba de pasar por el Congreso es la que necesita el país. Para esto utilizó la figura de lo bueno, lo malo y lo feo. En el primer ítem destacó el impacto favorable de esta nueva ley sobre distribución del ingreso, si se gasta en los más necesitados. También aplaudió la eliminación del Día sin IVA, así como la eliminación parcial del “gasto tributario” (elusión) en renta y en utilidades. Le parecieron adecuados los mayores impuestos a las personas, que la tarifa máxima conjunta para renta y patrimonio pase a 33 % desde 16,4 %, el límite global de rentas exentas y deducciones, el mayor impuesto al patrimonio y los impuestos a las bebidas azucaradas, a alimentos procesados y a la contaminación.

En vez de referirse a lo malo de la reforma, prefirió hablar de lo “regular”. En esa categoría incluye las tarifas de impuesto a las utilidades, que para Echavarría se mantienen muy altas, en 35 %, excepto para zonas Francas Exportadoras ―que es de 20 %, lo cual piensa que sí es adecuado―. También respalda que se incremente la tasa de renta para los hoteles de 9 % a 35 %. Este beneficio fue creado en la administración de Álvaro Uribe y no podía ser indefinido.

Para la anterior cabeza del Banco de la República ―su sucesor es el actual gerente, Leonardo Villa―, también es regular el incremento en el impuesto a los dividendos, que para él no es un impuesto a las personas sino a las empresas. Precisamente, señala que la carga de la nueva reforma no está solo en las personas naturales, que entre 2024 y 2033 aportarían el equivalente al 0,59 % del PIB, sino igualmente en las personas jurídicas que aportarían el mismo porcentaje.

Finalmente, Echavarría dijo que de la tributaria le parece feo que no haya tocado el IVA, que es donde hay mayor recaudo y más exenciones. Tampoco respalda los impuestos especiales a los sectores que “no gustan”, como la banca (tasa de 38 % indefinida) y al petróleo y los minerales.