El alza del salario mínimo que aplicará desde enero de 2026 está ya próximo a convertirse en debate nacional, como ocurre todos los años para esta misma época.

Inclusive, ya el Ministerio de Trabajo confirmó que el cronograma arrancaría el 1 de diciembre, claro está, si así lo aprueban las tres partes que integran la mesa de concertación de la política salarial, que se reunirán este viernes 21 de noviembre.

Oficialmente no hay aún una cifra de parte de los integrantes de la mesa de negociación, de la cual hacen parte los representantes de trabajadores, el Ministerio de Trabajo y los empresarios. Sin embargo, desde varios frentes se han venido planteando los elementos que tendrán que hacer parte de la discusión, pues no se puede desconocer que hay una situación fiscal compleja, una economía creciendo pero no al nivel del potencial que tiene, y una inflación que dejó de bajar, alejándose así de la meta prevista por el Banco de la República.

¿De dónde sale la propuesta de Fedesarrollo?

Fedesarrollo, el centro de pensamiento económico que dirige Luis Fernando Mejía, habló de una cifra en concreto: el aumento no debería ir más allá de un 7 %, pues sería esa la cifra que arrojan los fundamentos técnicos.

“El rango de aumento del salario mínimo que planteamos desde Fedesarrollo, cercano al 7 %, parte de fundamentos técnicos. La inflación esperada para 2025 está alrededor del 5,3 %, mientras que la productividad laboral muy probablemente será cercana a cero o incluso negativa, a la espera del dato oficial del Dane. Esto se explica porque el empleo viene creciendo a tasas superiores al 3 % en un contexto de crecimiento económico del 2,8 % en el año corrido, lo que implica que la producción por trabajador prácticamente no ha aumentado”, explicó Mejía en SEMANA.

Hay que señalar que la cifra que sacó Fedesarrollo fue una respuesta a la idea que lanzó en días pasados el ministro del interior, Armando Benedetti, en el sentido en el cual, el salario mínimo debería llegar a 1.800.000 pesos en 2026. Dicho incremento implicaría un alza de 11 %, incluido el auxilio de transporte, lo que además, se puso en línea con el número mencionado por el presidente Gustavo Petro.

Aumento salario minimo | Foto: SEMANA

En cuánto quedaría con esas cifras

Si se toma en cuenta el salario mínimo sin el auxilio de transporte, en la actualidad la suma que recibe la mayor parte de trabajadores formales en el país es de 1423.500 pesos a los cuales, si se le aplica el alza del 7 % propuesta por Mejía, quedaría en 1.523.145 pesos. Es decir, el aumento en plata blanca sería de 99.645 pesos.

Entre tanto, si el alza fuera de 11 %, aplicada solo en el salario, sin contar con el auxilio de transporte, implicaría subir 156.585 pesos, con lo cual, quedaría en 1.580.085 pesos.

Ya generó presión inflacionaria

La disyuntiva en torno al debate del salario mínimo está alrededor del efecto que genera en la inflación, lo que al fin de cuentas terminaría afectando al mismo trabajador; y la idea de evitar que los ciudadanos que laboran pierdan poder adquisitivo.

Según Mejía, “es importante tener en cuenta los efectos del ajuste reciente. El aumento del salario mínimo en 2025, que incluyendo el auxilio de transporte fue del 11 %, ya ha generado presiones inflacionarias. La inflación lleva cuatro meses consecutivos al alza, y esto ha limitado la reducción de la tasa de intervención del Banco de la República. Es un riesgo que se debe evitar repetir el próximo año”.

El riesgo de un aumento muy alto es la presión sobre la inflación | Foto: SEMANA

En cuanto a lo relacionado con el poder adquisitivo, Mejía sustenta que “un ajuste hasta del 7 % permitiría proteger el poder adquisitivo de los trabajadores, compensando la inflación esperada, pero sin introducir presiones adicionales que pongan en riesgo la estabilidad macroeconómica, la creación de empleo formal o el proceso de caída de la inflación”.

El experto concluye que la meta en la negociación del incremento en el salario mínimo, que iniciará en próximos días, debe ser “un aumento responsable que cuide tanto el ingreso de los ocupados formales como la senda de desinflación, y que tampoco genere incentivos adicionales a la generación de empleo informal”.