Una nueva generación de vallecaucanos trabaja de la mano de la Alianza Empresarial de Yumbo —integrada por Smurfit Westrock y su Fundación, Argos, Fundación Celsia y Fundación Propal — para quedarse y reescribir la historia de un municipio que ha enfrentado brechas sociales con resiliencia y esperanza, pues allí, la productividad no siempre se traduce en oportunidades educativas y laborales.

Frente a ese desafío, Smurfit Westrock y su Fundación impulsan una ruta integral que acompaña a las personas desde la primera infancia hasta la vida laboral, con el propósito de que los jóvenes puedan anclar su proyecto de vida al territorio y no tengan que buscar oportunidades fuera del Valle del Cauca.

Catalina Barberena Hurtado, directora ejecutiva de la Fundación, lo resume así: “Yumbo tiene unas potencialidades enormes y al mismo tiempo unos retos estructurales. Lo que queremos es que las nuevas generaciones puedan tener un sistema educativo, unas habilidades socioemocionales, unas capacidades que les permitan decir: ‘Me quiero quedar’”.

Además, explica que la ayuda no solo se traduce en becas o talleres aislados, no, se traduce en una estrategia territorial completa “para que los estudiantes no sigan migrando, para que se puedan quedarse en el municipio y soñar aquí”.

La estrategia comienza en la base, o mejor, en el CDI Caracolí —que atiende a casi 600 niños en alianza con el ICBF—, un lugar en el que la Fundación lleva 15 años ofreciendo un modelo pedagógico y nutricional que fortalece el desarrollo integral desde los primeros años.

A la par, se han establecido alianzas con las fundaciones Terpel, Levapan y Universidad del Valle, así como con la Alcaldía Municipal e instituciones educativas de Yumbo para mejorar competencias en matemáticas, lectura y habilidades socioemocionales. Algunos de esos niños ya terminaron el colegio y hoy inician sus trayectorias laborales. “Buscamos fortalecer competencias para la vida, para que estos jóvenes salgan preparados y conecten con su proyecto de vida, sea cual sea su decisión”, explicó Barberena.

Juventud que se queda

A partir de esa base educativa, la Alianza continúa su trabajo con oportunidades de empleo para los jóvenes, y uno de los programas más visibles es Sueños Sobre Ruedas (apoyado también por Fundación Fanalca, Compromiso Valle, Cedecur y Crear Futuro) que surgió para responder a las necesidades del sector y a jóvenes que buscaban formarse en oficios prácticos y de corta duración. En ese sentido, se identificó el Técnico Laboral en Mecánica de Motos una puerta para construir proyectos de vida. “Las motos son una excusa para transformar vidas e historias”, dijo Barberena. Por eso el modelo combina formación técnica con acompañamiento psicosocial y prácticas en empresas del sector.

Yury Daniela Ramos es una de las beneficiarias del programa Sueños Sobre Ruedas. Hoy es asesora comercial en una empresa de repuestos. | Foto: Smurfit Westrock - API

En ese cruce de caminos está la historia de Yury Daniela Ramos, quien nació en Morales, Cauca, y vive en Yumbo desde hace 12 años. Fue la segunda mujer de una familia numerosa en seguir estudiando después del bachillerato y hoy trabaja como asesora comercial en una empresa de repuestos.

“Para mí el programa significó una transformación en mi vida personal. Ahora sé que puede ser complicado estudiar, y, sin embargo, lo veo más cerca”, contó. Su mayor logro no ha sido solo un contrato laboral, sino cambiar un paradigma cultural que confinaba a las mujeres al hogar, y en ese sentido, sueña con abrir su propio negocio y ser ejemplo para otras jóvenes que dudan de sus posibilidades.

Asimismo, Camila Martínez encontró en Sueños sobre Ruedas una oportunidad inesperada: llegó al curso porque quería aprender a cuidar su moto y la experiencia le abrió una ruta laboral y personal.

“La Camila de antes era una persona estancada. Después del programa me siento una persona con proyectos, que puede soñar en grande”, aseguró. Y es que el acompañamiento psicológico que recibió la ayudó a comprender emociones y a proyectarse con propósito. Hoy trabaja en una compañía industrial y agradece que varias empresas se unan para dar oportunidades a quienes no tienen acceso a la universidad.

Camila Martínez encontró en Sueños sobre Ruedas una oportunidad laboral. Actualmente trabaja en una empresa industrial. | Foto: Smurfit Westrock - API

De la formación al empleo

El siguiente paso es la empleabilidad. Estudios locales mostraron que, mientras las empresas buscaban perfiles que no encontraban, muchos jóvenes no accedían a trabajos formales, así que para cerrar esa brecha, la Fundación se articula con cámaras de comercio, agencias de empleo y compañías ancla, buscando que surjan procesos de formación en salud ocupacional, mecánica, seguridad industrial y cocina, con prácticas en plantas y talleres que abren la puerta a empleos dignos como Smurfit Westrock. Para Barberena, “el puente entre quien busca trabajo y quien ofrece empleo estaba fragmentado, y nuestra tarea era ayudar a repararlo”.

Pero el impacto de estos procesos va más allá del empleo y se refleja en el liderazgo, por ejemplo, Juan Camilo Vargas, estudiante de Administración de Empresas, decidió involucrarse en lo público tras la muerte de su padre, líder político asesinado en 2011.

Al principio, ese hecho lo alejó de la política, aunque luego lo impulsó a regresar con otra convicción: “Si los jóvenes se interesaran en estos temas, el territorio empezaría a cambiar muy rápido”, aseguró. Hoy es Consejero Municipal de Juventud, convencido de que la voz de su generación puede transformar la relación entre comunidad, empresas y Estado.

Un modelo colectivo de desarrollo

Smurfit Westrock y su Fundación, en articulación con actores públicos y privados clave del territorio refuerza así una visión compartida: unir esfuerzos del sector privado, las instituciones públicas y la comunidad para construir un desarrollo sostenible. Y no se trata de filantropía, se trata de sostenibilidad, porque invertir en educación, empleo y convivencia es también invertir en estabilidad empresarial y social, tal y como las historias lo demuestran: Yury repara miedos junto a motores, Camila convierte la mecánica en propósito de vida y Juan Camilo transforma la herida de la violencia en liderazgo. Tres vidas que hoy generan esperanza en un municipio donde, gracias a iniciativas como las de la Fundación Smurfit Westrock, hay razones para creer que el futuro se construye en casa.

*Contenido elaborado con apoyo de Smurfit Westrock