¿Qué significa para la historia de Mario Hernández esta colaboración con Disney?

MARIO HERNÁNDEZ (M. H.): Es un hito en la historia de la marca. Representa la unión entre dos mundos que comparten los mismos valores: la magia de los sueños y el poder de creer que todo es posible. Para nosotros, trabajar con Disney es una forma de reafirmar que en Colombia se pueden hacer cosas grandes, con calidad, con pasión y con talento local.

Cada cápsula tiene una historia distinta. ¿Cómo fue el proceso de traducir esas emociones universales en diseño, materiales y color?

M. H.: Cada cápsula —Amor, Sueños, Magia y Aventura— parte de una emoción que todos hemos sentido alguna vez. Lo que hicimos fue traducir esas emociones al lenguaje del color, de las texturas, de los contrastes. Por ejemplo, Amor tiene tonos cálidos y suaves; Aventura se inspira en el espíritu explorador; Sueños busca la fantasía y la inocencia, y Magia juega con el brillo y la sorpresa. Detrás de cada pieza hay un trabajo artesanal que busca que cada persona sienta algo real cuando la tenga en sus manos.

¿De qué manera lograron mantener la esencia artesanal y el “hecho a mano en Colombia” que caracteriza a la marca?

M. H.: Eso fue fundamental desde el primer día. Disney respetó profundamente nuestra esencia. Cada producto fue diseñado y fabricado por manos colombianas, en nuestros talleres, con los mismos procesos que nos han acompañado siempre. Este proyecto es, ante todo, una celebración del talento colombiano.

¿Qué representa para Mario Hernández colaborar con una marca del tamaño de Disney?

M. H.: Es una oportunidad inmensa para abrir nuevas puertas y audiencias, pero, sobre todo, es una validación de que una marca colombiana puede estar a la altura de los grandes del mundo. En lo estratégico, nos permite conectar con generaciones más jóvenes y fortalecer nuestra presencia internacional.

Trabajar con personajes que han marcado generaciones enteras despierta emociones, recuerdos…

M. H.: En mí despertó grandes emociones. Cuando mi hijo Lorenzo, hoy director creativo de Mario Hernández, me contó que Disney quería colaborar con nosotros, se me vino la imagen de mi esposa, Olga Lucía, en uno de los primeros viajes que hicimos casados. Recuerdo el momento en que conoció a Mickey Mouse: fue una mujer completamente feliz. Mi hijo también creció con esos personajes, viéndolos en películas y en los parques, por eso más que una colaboración, esta es una propuesta que genera sensaciones, nostalgia, alegría y otras emociones. Pensé mucho en los niños, en mis nietos, en las familias que han crecido con esas historias.

¿Cómo dialoga hoy Mario Hernández con el público joven?

M. H.: Estamos aprendiendo a escuchar más. El público joven busca autenticidad, propósito y marcas que lo hagan sentir parte de algo más grande. Con esta colaboración hecha para adultos, quisimos hablarles en su propio lenguaje: el de los sueños, la creatividad y la magia. Queremos que vean en Mario Hernández una marca del presente, que evoluciona, que celebra la vida, que los invita a creer y a construir su propio camino.