En 2018, Marco Springmann, director de un proyecto sobre alimentación de la Universidad de Oxford llamado Future of food, dijo que “para 2050, habrá menos tierra fértil y mayor necesidad de cultivar alimentos". Hoy la población mundial supera los 7.6 millones de personas. Mientras que, de acuerdo con cálculos de Naciones Unidas, en 2030 el número crecerá en un billón más. Esa explosión demográfica supone un reto en varios frentes, entre ellos garantizar la seguridad alimentaria preservando el medio ambiente. La tecnología y la ciencia juegan un papel fundamental para lograr estos objetivos. Colombia cuenta con 40 millones de hectáreas cultivables, de las cuales son 6 millones se encuentran en uso. En medio de la pandemia, el sector que impulsó la economía en el primer semestre de 2020 fue el agro. Según el Ministerio de Agricultura, su aporte al Producto Interno Bruto (PIB) creció 6,8 por ciento. Hoy, apostarle a la tecnología es crucial. Gobiernos, empresas privadas, multinacionales, ONG y organismos internacionales han aceptado el reto de innovar en el campo colombiano. Uno de los ejemplos a seguir para el mundo es Israel, nación con la que Colombia firmó un Tratado de libre comercio (TLC) en agosto pasado. A través de la investigación de soluciones a corto plazo, la nación de Medio Oriente ha logrado cubrir la seguridad alimentaria para sus 8 millones de habitantes. Sistemas de riego por goteo, control biológico de pestes, protección de cosechas, hasta semillas más resistentes, entre otros ejemplos, son algunos avances que ha realizado ese país para mejorar la producción en sus cultivos. De manera más incipiente, Colombia ha visto el nacimiento de iniciativas para mejorar sus cultivos. Estas son algunas. FAO y la atención de desastres
©Cortesía FAO La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) es uno de los entes internacionales que más la tecnificación del campo en Colombia. Si bien son muchos los proyectos que maneja, hay dos herramientas en desarrollo que se pueden destacar: el Sistema de Evaluación de Daños y Pérdidas para el sector de la agricultura y el AgroKit para la gestión del riesgo agroclimático. Para la primera herramienta, la FAO utiliza tecnología de drones con los que inspecciona el estado de cultivos luego de un desastre natural. Su objetivo es “establecer la rapidez y efectividad con la que puede gestionarse la información en el territorio sobre cultivos afectados por inundaciones, a través del uso de esa tecnología”, explica la FAO. El primer piloto se realizó en el municipio de El Dorado (Meta), junto con la participación de la Asociación de Profesionales de Drones, la Gobernación de Meta y la Secretaría de Agricultura del municipio. Los drones aportan información para que las comunidades y la institucionalidad puedan enfrentar y gestionar mejor las emergencias. Estas herramientas permiten conocer, de manera exacta, la escala y dimensión de desastres como inundaciones e incendios en áreas rurales, entre otros. Así es posible trazar estrategias que respondan a las necesidades específicas de cada eventualidad. El uso de drones también facilita las actividades de verificación y monitoreo de regiones y puntos geográficos estratégicos. El Sistema de Evaluación de Daños y Pérdidas recopila la información de desastres naturales en el sector agropecuario, el cual se conectará con el Sistema de Información de Riesgos Agropecuarios (SIGRA), liderado por la Unidad de Planificación Rural Agropecuaria (UPRA) y las Mesas Agroclimáticas Regionales. Te puede interesar: Ser mujer rural: una carrera de obstáculos Con el “AgroKit”, las autoridades podrán usar mejor los instrumentos para la reducción de riesgos en el sector agropecuario, además “de conocer y se formarse en temas relacionados con la seguridad alimentaria y nutricional, resiliencia, gestión del riesgo agropecuario, cambio climático y producción agropecuaria”, dijo la organización. Estas dos herramientas, lideradas técnica y logísticamente por la FAO, fueron creadas para contrarrestar los efectos del fenómeno de la Niña en Colombia. El Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural (MADR) usará estas iniciativas para enfrentar desastres naturales en el país. Conectar el mundo rural
©Cortesía MinTIC Uno de los grandes retos de la pandemia en Colombia ha sido la conectividad de los alumnos rurales. Pensando en los retos que supone estudiar en lugares remotos, el Ministerio de Tecnologías de la Información y Comunicaciones y la Gobernación de Casanare, firmaron el pasado 30 de octubre el “Pacto Digital por Casanare”. Se trata de una alianza cuyo objetivo es conectar el 70 por ciento de los hogares casanareños antes de agosto de 2022. "Con este Pacto Digital, el gobernador Sanabria, el alcalde Castro y yo nos comprometemos a trabajar en equipo para llevar más conectividad a los casanareños y mejores ofertas de capacitación y formación en herramientas tecnológicas", dijo Karen Abudinen, Ministra de las Tic. Cerca de 110 escuelas rurales del departamento estrenarán conexión a Internet en 2021. Más de 1.875 hogares, principalmente de estratos 1 y 2, también serán beneficiados. El municipio Aguazul, el corregimiento de Cupiagua y la vereda Turúa esperan ser los primeros lugares en obtener el servicio. Esta no es la primera vez que el Gobierno Nacional firma este tipo de iniciativas, las cuales ya habían sido realizadas en departamentos como Caldas. Nuevas semillas contra el calor
©Cortesía FAO Cubrir las necesidades alimenticias de la población es uno de los grandes retos que enfrenta la humanidad. En ese sentido, la preservación y el desarrollo de nuevas semillas es determinante. En Noruega, por ejemplo, funciona el mayor banco de semillas del mundo, el de Svalbard, que resguarda más de un millón de semillas y tiene capacidad para almacenar más de 4 millones. En nuestro país, la Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria (Agrosavia) trabaja en el desarrollo de nuevas semillas que se adapten a las necesidades del campo colombiano. El pasado 30 de octubre, la organización anunció el desarrollo de un frijol resistente al calor, enfocado en la región Caribe, para atacar la inseguridad alimentaria en esa zona del país. “Actualmente, no hay frijoles con las características para los mercados nacionales y adaptados a condiciones de altas temperaturas típicas de la región Caribe. Con este proyecto buscamos estas características a través de la variabilidad genética encontrada. Además, estas nuevas variedades pueden ser también biofortificadas”, explicó en un comunicado Rommel Igor León Pacheco, investigador máster de Agrosavia. Te puede interesar: Las mujeres que sientan en la misma mesa a excombatientes y víctimas del conflicto armado El Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT) participa de esta iniciativa, que busca beneficiar a departamentos como Magdalena, Atlántico, Bolívar y Guajira. Agrosavia explicó que el frijol común crece en temperaturas entre 15 y 27 grados Celsius. Un incremento de esta temperatura puede arruinar el cultivo. Agrosavia espera que, con el desarrollo de esta nueva semilla, la seguridad alimentaria en la región mejore y las cifras de desnutrición infantil en el Caribe disminuyan. “Este alimento también es una fuente considerable de calcio, hierro, fósforo, magnesio y zinc, y varias vitaminas”, comentó León Pacheco. El desarrollo de esta semilla se suma a otras iniciativas de Agrosavia y CIAT, como dos variedades de frijol biofortificados: Corpoica rojo 39 y Corpoica rojo 43. Otras iniciativas La empresa de energía Isagen y la Fundación Natura, en San Vicente de Chucurí (Santander), realizan un monitoreo de clima con el fin de beneficiar a cerca de cien campesinos cacaoteros de la zona. Las universidades también se suman a estos esfuerzos. La Universidad Autónoma de Bucaramanga (UNAB), con su semillero Agriot, adelanta una iniciativa enfocada en el desarrollo de tecnologías para los campesinos en el oriente colombiano. Programas como ‘EO4cultivar’, de la empresa británica Environmennt Systems, ayuda al constante monitoreo y administración de cultivos. Además, la creación de aplicaciones como Agraap, cuyo objetivo es financiar proyectos productivos usando un sistema de crowdfunding. Tecnología e innovación rural es uno de los temas que se tratará en la II GRAN CUMBRE COLOMBIA RURAL “Le llegó la hora al campo”. No se pierda el conversatorio SEMANA TALKS: ‘CIENCIA, TECNOLOGÍA E INNOVACIÓN PARA POTENCIAR EL DESARROLLO RURAL’ el día jueves 10 de noviembre de 9:30 a.m. 10.30 a.m. Más información en SemanaRural.com.com Te puede interesar: Conozca la agenda de la Segunda Gran Cumbre Colombia Rural