El Dios que adora Soy un dios en mi pueblo y mi valleNo porque me adoren  Sino porque yo lo hagoPorque me inclino ante quien me regalaunas granadillas o una sonrisa de su heredadO porque voy donde sus habitantes reciosa mendigar una moneda o una camisa y me la danPorque vigilo el cielo con ojos de gavilány lo nombro en mis versos  Porque soy soloPorque dormí siete meses en una mecedoray cinco en las aceras de una ciudadPorque a la riqueza miro de perfilmas no con odio   Porque amo a quien me amaPorque sé cultivar naranjos y vegetalesaún en la canícula   Porque tengo un compadrea quien le bautice todos los hijos y el matrimonioPorque no soy bueno de una manera conocidaPorque amo los pájaros y la lluvia y su intemperieque me lava el alma  Porque nací en mayoPorque mi madre me abandonó cuando precisamentemás la necesitaba   Porque cuando estoy enfermovoy al hospital de caridad   Porque sobre todorespeto sólo al que lo hace conmigo   Al que trabajacada día un pan amargo y solitario y disputadocomo estos versos míos que le robo a la muerte Le puede interesar: ‘Si las nubes no anticipan en sus formas la historia de los hombres’, un poema de Raúl Gómez Jattin