Hospedarse en Salamina es básicamente dormir en un museo, explica Alejandro Naranjo, historiador de este municipio caldense. Declarado Monumento Nacional desde 1982, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2011 y uno de los 18 pueblos patrimonio del país, sus calles respiran historia.

Desde su nombre, un homenaje a la batalla naval más importante de la historia en otro de los intentos de los persas por invadir Grecia hacia el 480 a. C., se deja entrever un origen abnegado a la cultura y la historia. No por nada Salamina ha sido llamada la Atenas caldense o la ‘ciudad luz de Colombia’, pues ha sido cuna de ilustres pensadores y escritores como Dario Echeverry, Rodrigo Jimenéz y Emilio Robledo. “Además fue capital de los Cantones del Sur del Estado Soberano de Antioquia y era considerada una de las ciudades más importantes de la región”, cuenta Naranjo.

Rodeado de montañas cafeteras, este municipio ubicado al norte de Caldas es uno de los 18 Pueblos Patrimonio de Colombia. | Foto: Cortesía Germán Naranjo.

Toda esa carga histórica se concentra en el centro, conformado por 14 manzanas de casas con más de 160 años. “Salamina cuenta con uno de los centros históricos mejor conformados de todo el país, integrado por unos 814 inmuebles divididos en tres niveles de conservación”, detalla Astrid Agudelo, directora de la Casa de la Cultura del municipio.

Las casas patrimoniales están hechas en las tres técnicas que se usaban para la construcción: la tapia, el bahareque y el calicanto, el cemento de la época. “Esas fachadas con calicanto y tapias de tierra pisada de 60 o 70 centímetros de espesor hacen que una habitación parezca un búnker; tiene que haber un buen router de internet para que la señal pase entre las habitaciones, es como viajar al pasado”, agrega Naranjo.

Por su parte, Juan Pablo Ospina Rosas, alcalde del municipio, asegura que “su historia, la calidez de su gente, lo inigualable de sus paisajes hacen que esta tierra sea mágica y encantadora. Invitamos a todas las personas a que nos visiten para que sientan a Salamina y vivan una experiencia inolvidable”.

Los imperdibles de Salamina

Un turista no debería dejar de visitar el centro histórico, que es el que reúne los principales atractivos culturales y patrimoniales del municipio, opina Agudelo. “Allí podrán visitar la Basílica Menor, el cementerio de la Valvanera (considerado uno de los más bonitos del país), la Casa de la Cultura Rodrigo Jiménez Mejía o la Escuela Taller de Caldas”, precisa.

En ese mismo centro histórico también se pueden encontrar cuatro murales del artista Luis Fernando Toro en espacios públicos y otros sitios privados en los que se cuenta la historia del municipio. También hay otros atractivos novedosos como el Centro de Oración y Peregrinación de la Madre María Berenice, la fundadora de las Hermanas de la Anunciación, que próximamente será beatificada.

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Además, los visitantes podrán conocer todo el proceso de elaboración del café en el Parque Temático Café Entre Montañas. “Salamina es la cuna del paisaje cultural cafetero y los turistas se sorprenden cuando ven como es el trabajo de un agricultor cafetero en una ladera tan inclinada”, añade Naranjo.

Otro de los imperdibles, por supuesto, es disfrutar de su tradicional gastronomía: los huevos al vapor, una curiosa preparación que nació en un café en el centro del pueblo; la macana, una bebida a base de leche a la que se le agregan galletas de soda, mantequilla, canela y azúcar; respingachos de cerdos, que se rellenan con habichuela y zanahoria; o los tirados, dulces a base de panela son algunos de las recetas que no puede perderse.

El bosque de palmas de cera

A solo 45 minutos de Salamina se encuentra el corregimiento de San Félix, conocido como ‘la risueña Holanda caldense’, porque se dice que hay más vacas que personas, o la ‘Tunja caldense’, debido a que recibió una importante migración de boyacenses.

En el corregimiento de San Félix se encuentran los bosques de palma de cera más grandes del mundo. | Foto: Cortesía Germán Naranjo.

Además de contar con los bosques de palma de cera más grandes del mundo, San Félix se caracteriza por una curiosa arquitectura con casas en tabla parada, diseñadas para resistir las bajas temperaturas de la madrugada. Para Naranjo, a pesar de toda la exuberancia de estos paisajes montañosos y de la inacabable muestra arquitectónica, el mayor y principal atractivo del municipio es su gente: “Quien llega a Salamina se enamora de cómo lo reciben los locales”.

*Contenido elaborado con apoyo de la Alcaldía de Salamina.

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