El reto era grande y el nombre del proyecto, al principio, ni siquiera existía. Lo que sí estaba claro era que su propósito era abrir puertas para que más mujeres y jóvenes se conectaran con el mundo tecnológico. “Nos enfocamos en las mujeres porque, desafortunadamente, solamente el 17 por ciento de ellas, aquí en Colombia, están metidas en el mundo de la tecnología. Y si son emprendedoras, no llegamos ni siquiera al 1 por ciento”, cuenta María Margarita Castro, CEO de Bluhorizon.
El proyecto nació en 2022 y se desarrolló durante dos años. “Lo que buscaba era entrenar a mujeres que estuvieran interesadas en entrar al mundo de la tecnología y desarrollar proyectos, así como entrenar a emprendedoras para que utilizaran herramientas que les ayudaran a potenciar sus negocios”, explica Castro.
Castró logró materializarlo de la mano de fundaciones y en asocio con Microsoft, Google y Amazon. “Tuvimos unos resultados muy lindos: 200 emprendedoras fortalecieron sus negocios y 25 mujeres fueron capacitadas en distintas áreas tecnológicas, sin que necesariamente tuvieran formación previa en el tema”.
La iniciativa no contempló únicamente a las mujeres. En su última etapa, incluyó a niños de colegios de bajos recursos, con la idea de sembrar desde temprano el interés por la tecnología. “Esto para que desde el colegio aprendan la tecnología y, cuando se gradúen, ya tengan un modo de vida”, señala la CEO. Uno de los pilotos se desarrolló en un colegio en Cali, en el que los estudiantes comenzaron a usar herramientas digitales y a pensar en proyectos propios.
Para Castro, su motivación más profunda está en la posibilidad de transformar vidas. “Lo que queremos es impactar, darles a personas que no podrían tener de otra forma estos recursos, y ayudarlas a tener una vida digna y mejores ingresos”.
La experiencia le dejó la convicción de que en Colombia hay un talento enorme que necesita ser visto. “A veces uno se sorprende por la cantidad de gente creativa que hay en este país. Niños con ideas impresionantes, con ganas de salir adelante y que muchas veces están en la sombra porque, si no hay este tipo de oportunidades y de proyectos, ellos no salen a la luz”.
El resultado, dice, fue un aprendizaje compartido entre mentores, participantes y comunidades. Aunque el proyecto terminó el año pasado, su impacto sigue vivo y Castro espera retomarlo en el 2026 con nuevos beneficiados.