A veces la vida te pone frente a preguntas que cambian tu rumbo.

La mía llegó el día en que estaba en una sala de cuidados intensivos. Mi esposo me miró a los ojos y me dijo:“¿Quién es la persona más importante en tu vida?”. Yo acababa de dar a luz a mi hija de manera prematura (25 semanas), y esa pregunta —tan simple y tan profunda— me recordó algo esencial: si yo no estaba bien, nada a mi alrededor podría estarlo. Me costó creerlo, pero cuando logré interiorizarlo, todo cambió.

Desde entonces comprendí que el propósito no se encuentra afuera, en los títulos o los logros, sino dentro, en el corazón de cada experiencia, incluso en las más dolorosas.

He vivido muchas vidas dentro de esta misma vida.

Fui la niña que vendía dulces para comprar sus cuadernos y sus “gustos”, la adolescente que huyó del miedo y la violencia junto con su madre y sus hermanos, y la joven que soñó con estudiar en la universidad sin tener cómo pagarla. Pero también fui la mujer que entendió que los milagros existen, porque cada vez que parecía que algo se cerraba, la vida me habría otra puerta. Mi historia está hecha de decisiones pequeñas, pero valientes. De seguir creyendo cuando parecía imposible.

Emprender en Colombia no ha sido fácil, pero tampoco imposible.

Es levantarse una y otra vez, aunque el contexto no siempre esté a favor. Es sostener una sonrisa cuando los números no cuadran, cuando la incertidumbre toca la puerta o cuando la balanza entre ser mamá, esposa, hija, profesional y empresaria parece imposible de mantener. Pero también es ver cómo tus ideas se transforman en vida, cómo lo que un día fue un sueño ahora se convierte en un espacio donde otros encuentran inspiración.

En mi caso, ese espacio se llama Propósito 360°-Deja Huella.

Nació durante la pandemia, entre la pausa y el silencio, cuando entendí que todos necesitamos una brújula interior para no perdernos en el ruido del mundo. Empecé a acompañar a personas y equipos en procesos de transformación y autoconocimiento, no desde la teoría, sino desde la experiencia.

Acompaño a personas, líderes y organizaciones a descubrir, transformar y trascender desde su propósito. Descubrí que el liderazgo comienza cuando aprendemos a liderarnos a nosotros mismos.

Hoy, muchas mujeres emprendedoras, líderes y profesionales me comparten la misma sensación: viven corriendo detrás de todo, menos de sí mismas. Y lo entiendo, porque yo también estuve allí.

Por eso, cuando creé la metodología C.I.E.L.O.: Conócete, Inspírate, Enfócate, Libérate y Oriéntate, lo hice pensando en nosotras, las que queremos hacerlo todo, pero a veces olvidamos que también merecemos detenernos, respirar y reconectarnos. Cada etapa de C.I.E.L.O. es una guía para reencontrarse con el propósito, ese que no se impone ni se enseña, sino que se acompaña y se vive.

Ser mujer y empresaria en este país es un acto de fe.

Es creer que podemos construir un futuro más humano mientras enfrentamos la realidad del día a día. Por eso valoro profundamente comunidades como Mompreneurs Colombia, porque nos recuerdan que no estamos solas, que detrás de cada proyecto hay historias de fuerza, de lágrimas, de familia y de amor. Nos unimos para inspirar, para demostrar que las mujeres no solo levantamos empresas, sino también sueños, comunidades y esperanzas.

Hoy, cuando miro hacia atrás, entiendo que cada decisión, cada caída y cada milagro me trajeron hasta aquí.

Acompañando a otros a descubrir su propio propósito, a transformar su historia y a trascender con sentido. Y aunque mi camino comenzó buscando respuestas, ahora sé que lo verdaderamente poderoso es hacer las preguntas correctas. Como aquella que cambió mi vida: ¿Quién es la persona más importante en tu vida?

Porque cuando aprendes a responderla con el corazón, descubres que el verdadero éxito no está en tener más, sino en ser más.

Más consciente, más humano, más tú.